El cementerio de los migrantes sin nombre

Sobre los t¨²mulos que acogen los restos de refugiados e inmigrantes en el hermoso cementerio de Mytilene no faltan a menudo flores frescas, ni peluches o mu?ecos de trapo en las diminutas tumbas de los ni?os. Sobre la tierra reposan unas placas de m¨¢rmol que en la mayor¨ªa de los casos s¨®lo consagran su anonimato y un n¨²mero de serie, el correspondiente a sus muestras de ADN, seg¨²n el escrupuloso registro efectuado por el equipo forense del hospital local. Son tan asiduas estas muertes, que los vecinos de la ciudad, los que les llevan flores y juguetes, conviven con el drama de la inmigraci¨®n desde hace muchos a?os, como atestiguan las l¨¢pidas m¨¢s antiguas: ¡°Afgano, desconocido, 2008¡±, ¡°Desconocida y beb¨¦ var¨®n, 2010¡±. Pero la eclosi¨®n de la crisis de los refugiados, en agosto, y sobre todo un par de naufragios masivos en oto?o pasado acabaron de llenar definitivamente el camposanto.

¡°En 2013, en un mismo d¨ªa, enterramos a 13 personas, todos sirios. Desde entonces el n¨²mero de ahogados, adem¨¢s de los que mueren por otras causas en tierra, no ha hecho m¨¢s que aumentar¡±, cuenta Xristos Mavrajilis, encargado desde 2010 del cementerio. ¡°De todos los que hay aqu¨ª, algo m¨¢s de un centenar, s¨®lo se ha repatriado un cuerpo, a Irak, pero el resto no ser¨¢n exhumados jam¨¢s porque nadie va a reclamar sus restos, de ah¨ª tambi¨¦n la falta de espacio¡±. Los t¨²mulos, dispuestos oblicuamente con respecto a las tumbas cristianas, miran a la Meca ¡ªy un poco m¨¢s ac¨¢, tambi¨¦n al mar en que se ahogaron¡ª, aunque a su lado tambi¨¦n descansan los restos de unos cuantos migrantes cristianos. ¡°La muerte nos iguala a todos porque es lo m¨¢s sagrado; el que no respeta la muerte, no respeta nada¡±, concluye Mavrajilis.

En todo el Mediterr¨¢neo perdieron la vida en 2015 m¨¢s de 3.000 migrantes, y s¨®lo en el Egeo, desde enero pasado, se han ahogado m¨¢s de 450. Pero en Lesbos el mes m¨¢s negro fue el de octubre. Dos naufragios seguidos, con decenas de v¨ªctimas, provocaron una situaci¨®n de emergencia: Lleno ya a rebosar el cementerio que cuida Mavrajilis ¡ªdependiente de la Iglesia, y cuya ampliaci¨®n se habr¨ªa demorado meses¡ª, las autoridades se encontraron de repente, entre el 15 y el 28 de ese mes, con 85 cad¨¢veres insepultos que, gracias a un contenedor frigor¨ªfico donado por una forense brit¨¢nica, pudieron conservarse con decoro y sin riesgo para la salud p¨²blica. La soluci¨®n fue tan expr¨¦s como imperiosa la necesidad: una finca agr¨ªcola de propiedad comunal y seis hect¨¢reas de extensi¨®n, en Kato Tritos, un pueblo a 25 kil¨®metros de Mytilene, se convirti¨® en apenas unos d¨ªas en camposanto para estos muertos sin nombre, aunque tambi¨¦n los hay identificados. Todos los enterrados en Kato Tritos son musulmanes.

¡°El Ayuntamiento se hizo cargo de acondicionar la finca, arrancando viejos olivos yermos, y de dotarla de una m¨ªnima infraestructura¡±, explica el concejal Yorgos Katsan¨®s, que asiste a todos los entierros ¡°por imperativo moral¡±. El recinto, una tierra de nadie entre lo legal y lo sagrado, dispone s¨®lo de una pileta con un par de grifos para las abluciones y un cobertizo para guardar las palas, ¡°porque esto [la crisis migratoria] nos ha cogido ya muy debilitados por la crisis y no hemos podido hacer m¨¢s¡±, a?ade Katsan¨®s, convencido de que, pese a la entrada en vigor del acuerdo UE-Turqu¨ªa que te¨®ricamente deber¨¢ frenar el flujo de pateras, tendr¨¢ que seguir asistiendo a m¨¢s sepelios. ¡°La ¨²nica forma de acabar con todo este dolor insoportable es atacando la ra¨ªz del problema, las mafias de traficantes en Turqu¨ªa¡±.

Tan improvisado es el cementerio de Kato Tritos que no tiene siquiera im¨¢n, aunque oficia como tal, porque conoce bien los ritos, Mustaf¨¢ Dawa, nacido en Grecia hace 32 a?os de padres egipcios y vecino de Mytilene. ¡°No tengo ning¨²n permiso legal para enterrarlos ni me he formado oficialmente como im¨¢n, pero soy musulm¨¢n y el ¨²nico aqu¨ª capaz de hacerlo¡±, cuenta Dawa. No recibe ning¨²n sueldo por el servicio, s¨®lo donaciones ¡°de voluntarios o gente an¨®nima de buen coraz¨®n¡±, y eso pese a que ha habido periodos ¡°en los que celebraba un entierro a diario¡±.

Este mi¨¦rcoles el improvisado camposanto de Kato Tritos acogi¨® sus ¨²ltimos hu¨¦spedes hasta la fecha, dos sirios muertos el domingo, en las primeras horas del pacto migratorio, nada m¨¢s llegar a la isla tras pasar m¨¢s de cinco horas en el mar en una lancha atestada. En una infame vuelta de tuerca al drama, sus viudas y los cuatro hijos de uno de ellos ¡ªde entre uno y seis a?os de edad¡ª, internados todos ellos en el centro de detenci¨®n de Moria por ser ¡°migrantes irregulares¡±, como indica el pacto UE-Turqu¨ªa, precisaron de un permiso extraordinario para acudir al entierro de sus esposos y de su padre, respectivamente. ¡°He ido a Moria y he firmado un papel haci¨¦ndome responsable de las mujeres y los ni?os, asegurando que los devolver¨ªa al centro tras el sepelio¡±, cuenta al borde las l¨¢grimas el concejal Katsan¨®s. ¡°D¨®nde va a ir a esta mujer con cuatro ni?os peque?os, d¨®nde¡­". Demasiado dolor y ni una sola respuesta.