La ley contra la blasfemia pone en la diana a las minor¨ªas de Pakist¨¢n
La acusaci¨®n m¨¢s habitual es la profanaci¨®n del Cor¨¢n
Este domingo se sucedieron tres hechos conectados en Pakist¨¢n que muestran varias caras del mismo problema. El nexo com¨²n es la ley contra la blasfemia. En el hecho m¨¢s grave, un grupo vinculado a Tehrik-e Taliban Pakistan (TTP) atent¨® en un parque en Lahore. Dado que era Domingo de Resurrecci¨®n, se supon¨ªa que habr¨ªa all¨ª un mayor n¨²mero de cristianos. Mientras tanto en Islamabad, una manifestaci¨®n violenta protestaba contra la ejecuci¨®n de Mumtaz Qadri, el guardaespaldas que asesin¨® en 2011 al gobernador Salman Tasser, que hab¨ªa defendido a una mujer cristiana condenada por blasfemia en lo que parec¨ªa una acusaci¨®n sin fundamento. Hacerlo p¨²blico le cost¨® la muerte al gobernador. Sorprendentemente, su guardaespaldas y asesino fue condenado a muerte y ejecutado este 29 de febrero, a pesar de las protestas de sus seguidores. Y, en tercer lugar, en el aeropuerto de Islamabad, Junaid Jamshed, otrora m¨²sico de pop convertido en teleevangelista, tuvo que esconderse de una turba enfurecida que le quer¨ªa linchar. Jamshed hab¨ªa sido acusado de blasfemar en diciembre de 2014 por el Sunni Tehrik, un grupo de ideolog¨ªa barelv¨ª, el mismo que considera al guardaespaldas su h¨¦roe.
Pakist¨¢n tiene la ley contra la blasfemia m¨¢s estricta del mundo isl¨¢mico. Las condenas en el C¨®digo Penal, que incluyen la pena de muerte, fueron a?adidas durante la d¨¦cada de 1980 por el gobierno del dictador Zia ul-Haq. Cualquier ciudadano puede presentar una acusaci¨®n ante la polic¨ªa. Dado que el origen de la acusaci¨®n no puede ser reproducido, ante el temor de repetir la blasfemia, esta ley ha sido origen de constantes abusos, tantos como sensibilidades religiosas haya. Pero esta norma tambi¨¦n se ha utilizado para ajustar todo tipo de disputas. Desde vecinos peleando por un terreno hasta mujeres que han rechazado proposiciones deshonestas. La acusaci¨®n m¨¢s habitual es la profanaci¨®n del Cor¨¢n. El mero rumor ha provocado desde ejecuciones extrajudiciales hasta actos vand¨¢licos contra toda una comunidad. La ley, adem¨¢s, se ceba con las minor¨ªas. En un pa¨ªs en el que los musulmanes superan el 95% de la poblaci¨®n, los acusados por blasfemia que languidecen en las c¨¢rceles pakistan¨ªes pertenecen mayoritariamente a minor¨ªas religiosas. M¨¢s de la mitad de los condenados son ahmad¨ªes, cristianos e hind¨²es.
El grupo responsable del atentado de Lahore, Jamaat-ul Ahrar (JuA), ya hab¨ªa atentado contra minor¨ªas, como una serie de ataques suicidas en iglesias cristianas en la misma Lahore el a?o pasado. Si bien JuA se escindi¨® del TTP en 2014, se uni¨® a Lashkar-e Islam despu¨¦s de que una operaci¨®n militar acabara con sus feudos en partes de las ¨¢reas tribales. Muchos, se refugiaron en ¨¢reas lim¨ªtrofes, especialmente en la provincia afgana de Nangarhar. Miembros del TTP fundaron all¨ª la rama del Daesh (acr¨®nimo ¨¢rabe del grupo conocido como ISIS) en la provincia del Juras¨¢n. Desde el ataque contra una escuela en Peshawar en diciembre de 2014, la opini¨®n p¨²blica, el Gobierno civil y el Ej¨¦rcito se pusieron de acuerdo en la necesidad de acabar con el terrorismo. El denominado Plan de Acci¨®n Nacional lanzado por el primer ministro, Nawaz Sharif, ha supuesto un avance en comparaci¨®n con a?os anteriores, pero demuestra no ser suficiente.
El lema promovido por el sistema del ¡°Islam en peligro¡± utilizado para justificar los m¨²ltiples grupos yihadistas ha calado de tal manera que el ambiente de crispaci¨®n colectiva no favorece un di¨¢logo racional sobre la pertinencia de la ley contra la blasfemia. Todo aquel que la ha criticado ha sufrido no solo la ira de los grupos radicales, sino tambi¨¦n la violencia estructural de una sociedad presa de un odio ac¨¦rrimo inculcado desde hace d¨¦cadas. El problema no se soluciona podando las ramas, que es lo que la operaci¨®n militar contra los talibanes ha hecho, sino que hay que atacar la ra¨ªz, y ¨¦sta, es ideol¨®gica.
Ana Ballesteros es doctora en Estudios Isl¨¢micos e investigadora de la Escola de Cultura de Pau y del Observatorio Pol¨ªtico Electoral del Mundo ?rabe y Musulm¨¢n (Opemam).?
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