El Tribunal para Yugoslavia libera a la periodista acusada de revelar el sumario de Srebrenica
Los escritos supuestamente demuestran la implicaci¨®n de Serbia en la muerte de 8.000 bosnios en 1995
Florence Hartmann, portavoz entre 2000 y 2006 de Carla del Ponte, exfiscal del Tribunal Penal Internacional para la antigua Yugoslavia (TPIY), ha sido liberada despu¨¦s de pasar seis d¨ªas en la misma c¨¢rcel destinada por Naciones Unidas ¡ªen La Haya¡ª a los procesados de la guerra de los Balcanes. Encerrada por desacato, la antigua corresponsal del diario Le Monde en Yugoslavia ha visto pasear por el patio a Ratko Mladic, presunto brazo ejecutor del asesinato de 8.000 varones musulmanes bosnios en l995, conocido como el genocidio de Srebrenica. ?C¨®mo es posible que una periodista sin antecedentes penales, nombrada ciudadana honor¨ªfica de Sarajevo y condecorada por la protecci¨®n y promoci¨®n de los derechos humanos, haya acabado en un lugar as¨ª?
La explicaci¨®n est¨¢ en uno de sus libros. Titulado Paz y castigo (Flammarion, 2007), all¨ª afirma que varios documentos, cuyo contenido no desvel¨®, demuestran supuestamente la implicaci¨®n del Gobierno de Serbia en Srebrenica. Los escritos pertenecen al sumario del fallecido expresidente serbio Milosevic y fueron remitidos por Belgrado. Una vez exhibidos en ese proceso, los jueces los retiraron de la circulaci¨®n por considerarlos confidenciales. Hartmann fue arrestada el pasado jueves en medio de un gran tumulto a las puertas mismas del Tribunal.
¡°Teniendo en cuenta el comportamiento ejemplar de la se?ora Hartmann durante su detenci¨®n, y al haber cumplido m¨¢s de los dos tercios de la pena, debe ser puesta en libertad con efecto inmediato¡±, reza la orden dictada este martes por el presidente del TPIY, Theodor Meron. Un final expedito para un conflicto que se remonta a 2009. Ese a?o, fue condenada a pagar una multa de 7.000 euros por revelaci¨®n de secretos en su obra.
Si bien ella asegura que deposit¨® la suma en un banco franc¨¦s, la operaci¨®n no constaba todav¨ªa en 2011 entre los documentos del Tribunal. Por tal motivo, se resolvi¨® que deb¨ªa pasar siete d¨ªas entre rejas. En esas mismas fechas, Francia rechaz¨® una solicitud de extradici¨®n cursada por los jueces. Par¨ªs dijo que peticiones as¨ª solo le obligaban en el caso de ¡°presuntos criminales de los Balcanes¡±.?
Durante el juicio en su contra, la antigua portavoz adujo que los documentos en litigio eran ya de dominio p¨²blico cuando su libro lleg¨® a las librer¨ªas. Pero el principal problema, en su opini¨®n, era que esos datos no se adjuntaron luego a la demanda por genocidio presentada en 2006 por Bosnia contra Serbia ante otro foro: el Tribunal Internacional de Justicia de la ONU. Aunque un a?o despu¨¦s esta instancia judicial calific¨® lo ocurrido en Srebrenica de genocidio, ci?¨® la responsabilidad serbia, ¡°a no haberlo impedido¡±, no a su ejecuci¨®n. Hartmann adujo que las v¨ªctimas ten¨ªan derecho a saber lo ocurrido con unas notas tan importantes. En su sentencia por desacato, el TPIY no tuvo en cuenta la interpretaci¨®n que ella daba a la naturaleza de la informaci¨®n secreta.
La condena fue ¡°por interferir en la administraci¨®n de justicia al vulnerar, en su calidad de empleada de la fiscal¨ªa, la confidencialidad de unos escritos sobre los solo pueden decidir los jueces¡±¡¤ Aunque el fallo estim¨® ¡°que parte de los datos s¨ª eran p¨²blicos, la pena deb¨ªa ser ejemplarizante para evitar episodios similares¡±.
Que se sepa, Hartmann no hab¨ªa regresado a Holanda desde entonces, pero el pasado jueves la situaci¨®n dio un vuelco. La condena de 40 a?os de c¨¢rcel dictada contra el exl¨ªder pol¨ªtico serbobosnio, Radovan Karadzic, precisamente por Srebrenica, atrajo a la periodista, de 53 a?os. Cuando fue abordada por los agentes, estaba acompa?ada por familiares de las v¨ªctimas y activistas pro derechos humanos, y la detenci¨®n provoc¨® gran alboroto. Todos quer¨ªan evitarlo, y un centenar de estos ¨²ltimos firm¨® luego una carta de apoyo diciendo que Hartmann ¡°solo lucha por la verdad, como el propio TPIY¡±. Su abogado, Gu¨¦na?l Mettraux denunci¨® que su clienta estaba sometida al protocolo anti suicidio que permite a los guardianes entrar a menudo en la celda, pero la demanda fue desestimada.
Estaba sola porque no puede compartir la zona de los penados masculinos, subrayaron portavoces penitenciarios. Al final, han sido seis d¨ªas de encierro en una penitenciar¨ªa ocupada por los presuntos criminales serbios, croatas, bosnios y kosovares de una guerra que todav¨ªa marca su dif¨ªcil reconciliaci¨®n.
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