Ni h¨¦roes, ni redentores, ni salva patrias
Brasil puede a¨²n ser capaz de ofrecer una soluci¨®n a la crisis si consigue juntar pedazos de sensatez y de ideas no viciadas por la pasi¨®n
Un peligro acecha a Brasil, sumergido en una crisis que cada hora se revela m¨¢s profunda y sin que aparezca en el horizonte una salida que pueda aglutinar a toda la sociedad sin dejarse arrastrar por la violencia verbal y hasta f¨ªsica.
El peligro es que se coloque la esperanza de superaci¨®n de la crisis en la llegada milagrosa, como un regalo de los dioses, de un h¨¦roe, un redentor o un salva patrias que de forma m¨¢gica devuelva al pa¨ªs lo que le rob¨® un mal Gobierno y una corrupci¨®n sin precedentes hist¨®ricos.
La preocupaci¨®n de muchos ciudadanos deseosos de que la crisis pueda ser superada sin mayores desgarros es que no aparece en el horizonte nadie capaz de realizar ese milagro.
?Y si esa ausencia de un hechicero de la pol¨ªtica fuera la mayor garant¨ªa para que la crisis se resuelva del modo m¨¢s democr¨¢tico y moderno?
Existen quienes no apuestan en la divisi¨®n, en las guerras, ni en el ¡°nosotros contra ellos¡±, y menos en pirot¨¦cnicas incendiarias o en maniobras gatopardescas de que todo cambie para seguir igual.
Son a¨²n millones los que prefieren la sensatez, el di¨¢logo, la b¨²squeda de soluciones realistas, no fantasiosas. Son ellos los que rechazan la pol¨ªtica de la revancha que acaba arrastrando a lo peor.
El nuevo vocablo ¡°sensatez¡±, opuesto al de insensatez, empieza a aparecer temeroso en boca de quienes prefieren pensar en una soluci¨®n viable de la crisis que supone limar aristas, juntar ideas distintas, dialogar hasta el cansancio.
De poco sirven, para la soluci¨®n de un drama lanzar piedras contra los personajes. As¨ª se engendraron siempre las guerras.
La soluci¨®n de las crisis s¨®lo aparece cuando los diferentes son capaces de sentarse ante la mesa para buscar juntos soluciones posibles, no milagrosas. No existen atajos para resolver una crisis pol¨ªtica o econ¨®mica. Las magias s¨®lo funcionan en los escenarios de la diversi¨®n.
Har¨ªan mal los ciudadanos de cualquier color en estar a la espera de la llegada de un redentor. La pol¨ªtica de las grandes democracias no funciona as¨ª. Eso es fruto de los populismos seudoreligiosos.
Brasil tiene hoy, parad¨®jicamente, la oportunidad de dar al mundo un ejemplo de c¨®mo se puede superar una crisis juntando los trozos de sensatez que a¨²n existen.
El ¡°todos son iguales¡±, es decir, ladrones y corruptos, lleva inevitablemente a la b¨²squeda del santo, del mago, del salvador capaz de sacar al pa¨ªs del pozo donde se halla hundido.
Brasil, puede a¨²n ser capaz de ofrecer una soluci¨®n a la crisis si consigue juntar esos pedazos de sensatez y de ideas no viciadas por la pasi¨®n, que coloquen de nuevo al pa¨ªs en los binarios de una democracia m¨¢s fuerte ya que cuenta a¨²n con instituciones que est¨¢n funcionando en libertad. Si lo consigue estar¨¢ dando al continente y al mundo, un ejemplo de madurez democr¨¢tica.
Anticipar, al rev¨¦s, por una parte u otra, que cualquier que sea la soluci¨®n de la crisis de gobierno, venga el que venga despu¨¦s, se le impedir¨¢ gobernar, es confesar no s¨®lo la incapacidad del sistema, sino el anuncio de un suicidio.
Si es grave, en efecto, la responsabilidad de quienes engendraron la crisis que atormenta a Brasil, peor lo es la de aquellos que como profetas y justicieros ya anuncian el ¡°no pasar¨¢n¡± que se traduce en un ¡°no les dejaremos gobernar en paz¡±.
La Historia nunca perdona a quienes apuestan por los extremos.
Hoy, en el mundo, existe mejor calidad de vida, menos injusticias sociales y menos pobreza donde se gobierna desde el centro, con el m¨¢ximo de consenso y con la mayor participaci¨®n de la ciudadan¨ªa en la gesti¨®n y el control de quienes ejercen el poder.
Sin necesidad de h¨¦roes, magos ni redentores que acaban contaminando y desvirtuando la democracia y recortando libertades.
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