Del ¡°sexo seguro¡± a la virginidad
El Papa Francisco defiende la educaci¨®n sexual y critica el efecto de la tecnolog¨ªa en las parejas
Estos algunos de los extractos de la exhortaci¨®n apost¨®lica Amoris Laetitia, de 261 p¨¢ginas en su versi¨®n en espa?ol, hecha p¨²blica hoy por el Papa Francisco:
1. Cr¨ªtica a la expresi¨®n ¡°sexo seguro¡±
La exhortaci¨®n, al hilo del Concilio Vaticano II, se muestra a favor de ¡°una positiva y prudente educaci¨®n sexual¡± para ni?os y adolescentes ¡°conforme avanza su edad¡± y ¡°teniendo en cuenta el progreso de la psicolog¨ªa, la pedagog¨ªa y la did¨¢ctica¡±, pero se pregunta si las ¡°instituciones educativas [de la Iglesia] han asumido este desaf¨ªo¡±. Despu¨¦s de abogar por una informaci¨®n sexual que desarrolle un ¡°sentido cr¨ªtico¡± frente a ¡°la invasi¨®n de propuestas¡± y de ¡°pornograf¨ªa descontrolada¡±, el Papa defiende el ¡°sano pudor¡± y critica que, ¡°con frecuencia¡±, la educaci¨®n sexual se concentre en una invitaci¨®n a mantener un ¡°sexo seguro¡±. ¡°Esta expresi¨®n¡±, sostiene la exhortaci¨®n apost¨®lica, ¡°transmite una actitud negativa hacia la finalidad procreativa natural de la sexualidad, como si un posible hijo fuera un enemigo del cual hay que protegerse. As¨ª se promueve la agresividad narcisista en lugar de la acogida. Es irresponsable toda invitaci¨®n a los adolescentes a que jueguen con sus cuerpos y deseos, como si tuvieran la madurez, los valores, el compromiso mutuo y los objetivos propios del matrimonio. De ese modo se los aliente alegremente a utilizar a otra persona como objeto de b¨²squedas compensatorias de carencias o grandes l¨ªmites¡±.
2. Derechos de la mujer y feminismo
"En esta breve mirada a la realidad, deseo resaltar que, aunque hubo notables mejoras en el reconocimiento de los derechos de la mujer y en su participaci¨®n en el espacio p¨²blico, todav¨ªa hay mucho que avanzar en algunos pa¨ªses. No se terminan de erradicar costumbres inaceptables. Destaco la vergonzosa violencia que a veces se ejerce sobre las mujeres, el maltrato familiar y distintas formas de esclavitud que no constituyen una muestra de fuerza masculina sino una cobarde degradaci¨®n. La violencia verbal, f¨ªsica y sexual que se ejerce contra las mujeres en algunos matrimonios contradice la naturaleza misma de la uni¨®n conyugal. Pienso en la grave mutilaci¨®n genital de la mujer en algunas culturas, pero tambi¨¦n en la desigualdad del acceso a puestos de trabajo dignos y a los lugares donde se toman las decisiones. La historia lleva las huellas de los excesos de las culturas patriarcales, donde la mujer era considerada de segunda clase, pero recordemos tambi¨¦n el alquiler de vientres o la instrumentalizaci¨®n y mercantilizaci¨®n del cuerpo femenino en la actual cultura medi¨¢tica. Hay quienes consideran que muchos problemas actuales han ocurrido a partir de la emancipaci¨®n de la mujer. Pero este argumento no es v¨¢lido, es una falsedad, no es verdad. Es una forma de machismo. La id¨¦ntica dignidad entre el var¨®n y la mujer nos mueve a alegrarnos de que se superen viejas formas de discriminaci¨®n, y de que en el seno de las familias se desarrolle un ejercicio de reciprocidad. Si surgen formas de feminismo que no podamos considerar adecuadas, igualmente admiramos una obra del Esp¨ªritu en el reconocimiento m¨¢s claro de la dignidad de la mujer y de sus derechos¡±.
3. Crisis del matrimonio
¡°Las crisis matrimoniales frecuentemente se afrontan de un modo superficial y sin la valent¨ªa de la paciencia, del di¨¢logo sincero, del perd¨®n rec¨ªproco, de la reconciliaci¨®n y tambi¨¦n del sacrificio. Los fracasos dan origen a nuevas relaciones, nuevas parejas, nuevas uniones y nuevos matrimonios, creando situaciones familiares complejas y problem¨¢ticas para la opci¨®n cristiana".
4. El divorcio
¡°El divorcio es un mal, y es muy preocupante el crecimiento del n¨²mero de divorcios. Por eso, sin duda, nuestra tarea pastoral m¨¢s importante con respecto a las familias, es fortalecer el amor y ayudar a sanar las heridas, de manera que podamos prevenir el avance de este drama de nuestra ¨¦poca¡±.
5. El peligro de las nuevas tecnolog¨ªas
¡°Sabemos que a veces estos recursos alejan en lugar de acercar, como cuando en la hora de la comida cada uno est¨¢ concentrado en su tel¨¦fono m¨®vil, o como cuando uno de los c¨®nyuges se queda dormido esperando al otro, que pasa horas entretenido con alg¨²n dispositivo electr¨®nico. En la familia, tambi¨¦n esto debe ser motivo de di¨¢logo y de acuerdos, que permitan dar prioridad al encuentro de sus miembros sin caer en prohibiciones irracionales. De cualquier modo, no se pueden ignorar los riesgos de las nuevas formas de comunicaci¨®n para los ni?os y adolescentes, que a veces los convierten en ab¨²licos, desconectados del mundo real. Este autismo tecnol¨®gico los expone m¨¢s f¨¢cilmente a los manejos de quienes buscan entrar en su intimidad con intereses ego¨ªstas¡±.
6. Uniones homosexuales
"La Iglesia hace suyo el comportamiento del Se?or Jes¨²s que en un amor ilimitado se ofrece a todas las personas sin excepci¨®n. Con los Padres sinodales, he tomado en consideraci¨®n la situaci¨®n de las familias que viven la experiencia de tener en su seno a personas con tendencias homosexuales, una experiencia nada f¨¢cil ni para los padres ni para sus hijos. Por eso, deseamos ante todo reiterar que toda persona, independientemente de su tendencia sexual, ha de ser respetada en su dignidad y acogida con respeto, procurando evitar todo signo de discriminaci¨®n injusta y particularmente cualquier forma de agresi¨®n y violencia (¡) Los proyectos de equiparaci¨®n de las uniones entre personas homosexuales con el matrimonio, no existe ning¨²n fundamento para asimilar o establecer analog¨ªas, ni siquiera remotas, entre las uniones homosexuales y el designio de Dios sobre el matrimonio y la familia [¡] Es inaceptable que las iglesias locales sufran presiones en esta materia y que los organismos internacionales condicionen la ayuda financiera a los pa¨ªses pobres a la introducci¨®n de leyes que instituyan el matrimonio entre personas del mismo sexo".
7. Virginidad
¡°La virginidad es una forma de amar. Como signo, nos recuerda la premura del Reino, la urgencia de entregarse al servicio evangelizador sin reservas, y es un reflejo de la plenitud del cielo donde ni los hombres se casar¨¢n ni las mujeres tomar¨¢n esposo. San Pablo la recomendaba porque esperaba un pronto regreso de Jesucristo, y quer¨ªa que todos se concentraran solo en la evangelizaci¨®n: El momento es apremiante. Sin embargo, dejaba claro que era una opini¨®n personal o un deseo suyo y no un pedido de Cristo. (¡) En este sentido, san Juan Pablo II dijo que los textos b¨ªblicos no dan fundamento ni para sostener la inferioridad del matrimonio, ni la superioridad de la virginidad o del celibato en raz¨®n de la abstenci¨®n sexual. M¨¢s que hablar de la superioridad de la virginidad en todo sentido, parece adecuado mostrar que los distintos estados de vida se complementan, de tal manera que uno puede ser m¨¢s perfecto en alg¨²n sentido y otro puede serlo desde otro punto de vista. Alejandro de Hales, por ejemplo, expresaba que, en un sentido, el matrimonio puede considerarse superior a los dem¨¢s sacramentos, porque simboliza algo tan grande como la uni¨®n de Cristo con la Iglesia o la uni¨®n de la naturaleza divina con la humana".
8. Aborto y eutanasia
"Si la familia es el santuario de la vida, el lugar donde la vida es engendrada y cuidada, constituye una contradicci¨®n lacerante que se convierta en el lugar donde la vida es negada y destrozada. Es tan grande el valor de una vida humana, y es tan inalienable el derecho a la vida del ni?o inocente que crece en el seno de su madre, que de ning¨²n modo se puede plantear como un derecho sobre el propio cuerpo la posibilidad de tomar decisiones con respecto a esa vida, que es un fin en s¨ª misma y que nunca puede ser un objeto de dominio de otro ser humano. La familia protege la vida en todas sus etapas y tambi¨¦n en su ocaso. Por eso, a quienes trabajan en las estructuras sanitarias se les recuerda la obligaci¨®n moral de la objeci¨®n de conciencia. Del mismo modo, la Iglesia no solo siente la urgencia de afirmar el derecho a la muerte natural, evitando el ensa?amiento terap¨¦utico y la eutanasia, sino tambi¨¦n rechaza con firmeza la pena de muerte".
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