El colapso de los cementerios en Pedernales
En el epicentro del terremoto que azot¨® Ecuador ya no hay tumbas disponibles y las familias abren huecos donde se puede
Luis Velez fue contratado hace unos meses para levantar un mausoleo en el cementerio municipal de Pedernales y tap¨® con ladrillos los nichos porque nadie iba a ocuparlos inmediatamente. Pero la tarde de este lunes un par de hombres romp¨ªa esos sellos para enterrar a la mujer y a la hija del obrero, que durante el terremoto trataron de huir del centro de la ciudad en una moto y fueron aplastadas por un derrumbe. Los ata¨²des con flores pegadas con cinta adhesiva y con mensajes escritos¡ª"hija te amo, hasta siempre"¡ª, entraron en esos nichos construidos por el hombre que ahora gritaba con voz ronca que no lo dejaran solo. ¡°La vida es as¨ª¡±, murmuraban los que conoc¨ªan la historia y se acercaron a dar el ¨²ltimo adi¨®s a las v¨ªctimas del terremoto del pasado s¨¢bado. Luis contaba a sus conocidos que la familia que lo contrat¨® le prest¨® esos espacios para que saliera del apuro de dar urgente sepultura a su familia. ¡°Qui¨¦n iba a pensar que constru¨ª su propia tumba¡±, se repet¨ªa para si mismo. ¡°Aqu¨ª estar¨¢n hasta que me ponga bien econ¨®micamente y les encuentro un lugar definitivo¡±, dec¨ªa a los otros.
La jornada de este lunes en el cementerio de la ciudad fue agitada. Pese a que ya no hab¨ªa tumbas disponibles se abrieron huecos all¨ª donde se pudo. La gente alegaba que ten¨ªa un familiar enterrado en tal sitio y quer¨ªa que su nuevo muerto estuviera junto ¨¦l. Por esta vez solo hablaron con el panteonero y empezaron a cavar. Ya habr¨¢ tiempo de legalizar todo en el municipio. Los trazos de las nuevas tumbas contribuyeron al desorden que ya reina en el camposanto pues resulta imposible diferenciar entre senderos y tumbas, y se camine por donde se puede.
Los entierros fueron simult¨¢neos, lo que convino al vicario de Pedernales, Jos¨¦ Posligua, que recorr¨ªa el camposanto con una estola morada sobre su camisa de color amarillo. ¡°Esto es para que me reconozcan, es como el chaleco del polic¨ªa¡±, dec¨ªa el padre y saltaba de entierro en entierro pidiendo que se le conceda el descanso eterno a la alma bendita de la persona que yac¨ªa en las ata¨²des.
Para ahorrarse el costo de la muerte, algunas personas decidieron hacer el velatorio en el mismo cementerio
La demanda que gener¨® la muerte de las hasta la noche del lunes 152 personas super¨® las previsiones de los negocios f¨²nebres. Las ata¨²des cotizaron a la alza y hasta las que ten¨ªan desperfectos, pero estaban en Pedernales fueron vendidas en m¨¢s de 650 d¨®lares. Eso es lo que le toc¨® pagar a las hijas de Wilfrido Amado Laaz, de 84 a?os, que perdi¨® la vida cuando su casa fue aplastada por el edificio contiguo. ¡°Se sac¨® a cr¨¦dito porque nosotros no tenemos dinero¡±, cont¨® Nieve Laaz mientras supervisaba al obrero que enluc¨ªa con cemento el interior de la tumba reci¨¦n cavada. ¡°Entre la mano de obra y los materiales son otros 600 d¨®lares¡±.
Para ahorrarse el costo de la muerte, algunas personas decidieron hacer el velatorio en el mismo cementerio y se llevaron a su familiar directo all¨ª. Ese es el caso de la familia Qui?onez que instal¨® la capilla ardiente entre las tumbas de anta?o y le dieron el ¨²ltimo adi¨®s mientras se cavaba una tumba en un rinc¨®n pegado a las verjas del cementerio. Los muertos que no alcanzaron en el camposanto de Pedernales fueron llevados a uno privado que queda fuera la ciudad. Y los muertos cuyos familiares viven en otras ciudades tambi¨¦n salieron de Pedernales. La v¨ªas que conecta la zona cero del terremoto con otras ciudades fue un continuo transitar de cotejos f¨²nebres que pas¨® casi desapercibido porque todav¨ªa se busca a m¨¢s personas atrapadas entre los edificios ca¨ªdos.
En el estadio, donde se coordinan las operaciones de rescate, la mesa que tuvo m¨¢s popularidad durante esta jornada fue la que mont¨® la Direcci¨®n de Personas Desaparecidas de la Polic¨ªa. Un total de 24 personas llenaron las fichas de b¨²squeda, muchos eran familiares de turistas que llegaron a pasar el fin de semana en la playa, y ni siquiera ten¨ªan idea del hotel en el que se alojaron lo que dificulta la b¨²squeda. Estas personas recorren el pueblo buscando pistas, tratando de seguir el rastro que dejaron sus celulares, pero es imposible. Adem¨¢s ahora ya hay restricciones de circulaci¨®n, hay vallas met¨¢licas que impiden el paso al centro de la ciudad. All¨ª siguen las retroexcavadores y los rescatistas que luchan para ganar tiempo y encontrar alg¨²n superviviente, pero hasta ahora solo contribuyen a llenar los camposantos.?
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.