Los ultraconservadores alemanes dicen que el islam vulnera las leyes
El partido Alternativa para Alemania se acerca al modelo del Frente Nacional franc¨¦s
S¨ª a la familia tradicional; no a la UE
Los simpatizantes de Alternativa para Alemania (AfD) suelen alabar los valores tradicionales de la antigua CDU, a la que Angela Merkel habr¨ªa desplazado demasiado al centro. Pero algunas propuestas de este partido van mucho m¨¢s all¨¢ de lo que jam¨¢s habr¨ªan aceptado respetados democristianos como Helmut Kohl. Defienden por ejemplo o una Alemania fuera del euro o una uni¨®n monetaria solo del norte de Europa, sin Francia. El partido sostiene que la UE ha fracasado como alianza pol¨ªtica y aboga por la vuelta a la Comunidad Econ¨®mica Europea.
AfD tambi¨¦n defiende una vuelta a los valores tradicionales en los que el modelo de familia es solo el formado por madre, padre e hijos. El partido critica las pol¨ªticas de g¨¦nero, las cuotas para mujeres y lo que considera "feminismo mal entendido". Tambi¨¦n arremete contra las pol¨ªticas medioambientales contra el cambio clim¨¢tico, que considera "propaganda", y quiere volver a la energ¨ªa nuclear e impulsar el fracking o facturaci¨®n hidr¨¢ulica.
Alternativa para Alemania (AfD), el partido que naci¨® en 2013 como respuesta eur¨®foba a los rescates en la zona euro, confirma su giro a la derecha. El congreso celebrado el fin de semana en Stuttgart sirvi¨® para presentar un programa en el que ataca al islam como una religi¨®n ¡°que no pertenece a Alemania¡±, ¡°no respeta nuestro orden legal e incluso pretende combatirlo¡± y cuya modernizaci¨®n considera ¡°ni realista ni deseable¡±. Los l¨ªderes de AfD se acercan as¨ª a formaciones ultraderechistas europeas como el franc¨¦s Frente Nacional (FN) o el holand¨¦s Partido por la Libertad.
El congreso clausurado el domingo marca el camino con el que AfD aspira a convertirse en una fuerza decisiva. Ya est¨¢ presente en el Parlamento Europeo y en ocho de los 16 Estados federados; y las elecciones regionales de marzo confirmaron su capacidad para revolucionar el panorama pol¨ªtico alem¨¢n. Pero la gran prueba llegar¨¢ el a?o que viene, cuando en las elecciones federales se compruebe si la excepcionalidad alemana ¡ªes pr¨¢cticamente el ¨²nico pa¨ªs en la Europa central sin una fuerza ultraconservadora en su Parlamento nacional¡ª llega a su fin. Seg¨²n las encuestas actuales, que le colocan como tercer partido con un 13% de los votos, no hay ninguna duda de que lograr¨¢ el objetivo.
¡°Por supuesto que la crisis de refugiados nos ha ayudado. Hace un a?o ten¨ªamos un apoyo del 3% y ahora superamos el 10%. La gente tiene la impresi¨®n de que el resto de partidos sigue la misma pol¨ªtica de bienvenida a los solicitantes de asilo; y que solo nosotros la rechazamos. Pero tambi¨¦n influye la sensaci¨®n de que a las ¨¦lites no les importa lo que opine el pueblo¡±, asegura a este peri¨®dico Alexander Gauland, vicepresidente del partido y una de las voces m¨¢s destacadas de su sector m¨¢s conservador. En contra de la que hasta ahora era la doctrina oficial del partido, Gauland y otros dirigentes defienden una colaboraci¨®n estrecha en el Parlamento Europeo con fuerzas euroesc¨¦pticas y antiinmigraci¨®n como el FN.
AfD es una mezcolanza ideol¨®gica en la que conviven conservadores tradicionales con ultraderechistas; ultraliberales con furibundos opositores al tratado de libre comercio entre la UE y EE UU; putinistas defensores de la salida de Alemania de la OTAN con exvotantes de la CDU decepcionados con la pol¨ªtica centrista de la canciller Angela Merkel. Y son esta diversidad ideol¨®gica y la sensaci¨®n de guerra constante en la c¨²pula los problemas que amenazan la consolidaci¨®n del partido.
La fragilidad del liderazgo en AfD se ejemplifica en Frauke Petry. La copresidenta del partido y su cara m¨¢s conocida desbanc¨® al antiguo l¨ªder y fundador en un congreso celebrado hace un a?o. Petry gan¨® entonces la batalla al sector liberal-moderado; pero los m¨¢s radicales piensan ahora en prescindir de ella y buscar otro cabeza de cartel para 2017.
Mientras tanto, el congreso de Stuttgart arroja un documento muy cr¨ªtico con el islam, pero que moder¨® versiones anteriores m¨¢s agresivas. Declara que la religi¨®n de cuatro millones de alemanes no es parte del pa¨ªs y pide la prohibici¨®n de minaretes y burkas. Los aplausos a un delegado que arremet¨ªa contra la fe de Mahoma contrastaban con los silbidos a otro que ped¨ªa di¨¢logo y tolerancia. El acto estuvo marcado por las protestas violentas de manifestantes de izquierdas y por la denuncia contra una web de izquierdas por publicar nombres, apellidos y n¨²meros de tel¨¦fono de los 2.000 delegados asistentes.
AfD utiliza un doble lenguaje en el que algunos dirigentes se encargan de lanzar las proclamas m¨¢s ultras, y los l¨ªderes rebajan m¨¢s tarde el mensaje. Gero Neugebauer, de la Universidad Libre de Berl¨ªn, cree que tiene que ver con el pasado del pa¨ªs. ¡°En Alemania es m¨¢s dif¨ªcil que en otros lugares lanzar provocaciones xen¨®fobas, porque siempre aparece el recuerdo del nacionalsocialismo. Por eso, incluso un partido como AfD mantiene un lenguaje m¨¢s moderado que otros de su entorno¡±, concluye el polit¨®logo.
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