La fe del alcalde Khan
Su misi¨®n m¨¢s dificil, y m¨¢s crucial, ser¨¢ convencer a muchos de los que comparten su fe religiosa a hacer las paces con los valores seculares occidentales que ¨¦l ha hecho suyos
¡°Para derrotar al terrorismo el mundo isl¨¢mico debe asimilar los principios seculares y humanistas en los que se basa la modernidad.¡± Salman Rushdie
No es ni erudito ni carism¨¢tico, como su antecesor, que habla lat¨ªn, ha escrito libros de sabrosa lectura sobre Churchill y la antigua Roma, cita a Borges en sus entrevistas, da discursos m¨¢s divertidos que cuaquier otro pol¨ªtico brit¨¢nico, quiz¨¢ que cualquier otro pol¨ªtico vivo. El alcalde de Londres ya no se llama Boris Johnson; se llama Sadiq Khan y ya con ese nombre, ese nombre musulm¨¢n, ser¨¢ una fuerza inspiradora para su pa¨ªs y para Europa. Mucho m¨¢s que el rubio y rutilante Johnson.
La elecci¨®n por c¨®moda mayor¨ªa del laborista Khan a la alcald¨ªa de la capital brit¨¢nica tiene que ser una de las mejores noticias que nos ha dado el viejo continente en mucho tiempo. Incluso algunas figuras del derrotado partido conservador han reconocido, tras el anuncio de la victoria de Khan el viernes por la noche, que aqu¨ª hay algo digno de celebrar. El 12% de los 8,6 millones de habitantes de Londres son musulmanes; el 56,8 % de los votantes eligieron a un musulm¨¢n como su m¨¢ximo representante.
En una ¨¦poca en la que el islam se ha convertido en un foco de alta tensi¨®n en Europa, la ciudad m¨¢s grande del continente se merece un aplauso. Como el que recibi¨® Khan el s¨¢bado en su investidura, ocasi¨®n que no desperdici¨® para enviar un potente mensaje de convivencia multicultural. Tras elegir como lugar para la ceremonia una antigua catedral anglicana al lado del r¨ªo T¨¢mesis, declar¨®: ¡°Estamos aqu¨ª porque quiero comenzar mi mandato como pienso seguir¡estoy resuelto a representar a todas las comunidades sin excepci¨®n, a todas las partes de la ciudad sin excepci¨®n, para todos los londinenses.¡±
No hay motivo para dudar de ¨¦l. En un par de d¨ªas ya ha contribuido enormemente a difundir el mensaje por Europa de que el islam no tiene por qu¨¦ ser sin¨®nimo de peligro. Reza en una mezquita cerca de su casa en el sur de la ciudad pero no es ning¨²n fan¨¢tico. No luce barba y su esposa no viste velo. Como diputado parlamentario, puesto del que dimiti¨® el s¨¢bado, ha votado a favor del matrimonio gay. La semana pasada denunci¨® como ¡°atroces y repugnantes¡± unas declaraciones de un conocida figura laborista sobre Hitler y los jud¨ªos. En la pol¨ªtica es de la izquierda moderada, declaradamente a favor de que Reino Unido permanezca dentro de la Uni¨®n Europea y de dar apoyo a la empresa privada londinense. Pragm¨¢tico y de mente abierta, pertenece al ala de su partido opuesta al onanismo radical de su actual l¨ªder Jeremy Corbyn.
La cuesti¨®n ya no es si va a ganarse a la mayor¨ªa de los habitantes del Babel londinense. Pese a no ser un personaje elocuente o cautivador, los tiene en el bolsillo. Su misi¨®n m¨¢s dificil, y m¨¢s crucial, ser¨¢ convencer a muchos de los que comparten su fe religiosa a hacer las paces con los valores seculares occidentales que ¨¦l ha hecho suyos.
Khan tiene que haber le¨ªdo un art¨ªculo sobre los resultados de una encuesta publicados en el Sunday Times de Londres el mes pasado sobre las opiniones de los musulmanes brit¨¢nicos. Firmado por Trevor Phillips, ex presidente de la Comisi¨®n de Igualdad y Derechos Humanos, el art¨ªculo afirma que ¡°un abismo¡± separa a los musulmanes y no musulmanes en sus actitudes hacia cuestiones ¡°tan fundamentales como el matrimonio, las relaciones entre hombres y mujeres, la educaci¨®n, la libertad de expresi¨®n e incluso la validez de la violencia en defensa de la religi¨®n¡±.
La encuesta, la m¨¢s extensa que se ha hecho hasta la fecha sobre lo que piensan los musulmanes en Reino Unido, revel¨®, seg¨²n Phillips, ¡°la no reconocida creaci¨®n de una naci¨®n dentro de la naci¨®n con su propia geograf¨ªa y sus propios valores¡±.
La encuesta indic¨®, entre otras cosas, que el 39% de los musulmanes cree que la mujer siempre debe obedecer a su marido; el 31% que es aceptable que un hombre tenga m¨¢s de una esposa; el 52% que la homosexualidad deber¨ªa ser ilegal. Otro dato que cita Phillips: menos de uno de cada diez de los musulmanes brit¨¢nicos de or¨ªgen paquistan¨ª o de Bangladesh est¨¢n en una relaci¨®n de pareja inter¨¦tnica en comparaci¨®n con cuatro de cada diez entre los que son de or¨ªgen africano-caribe?o.
Phillips, que es negro y cuyos padres nacieron en el Caribe, se lamenta en el art¨ªculo de ¡°las vidas paralelas¡± que separan a musulmanes y no musulmanes. ¡°Durante siglos,¡± escribe, ¡°hemos logrado absorber gente con antecedentes cuturales muy diferentes...Pero la integraci¨®n de los musulmanes seguramente ser¨¢ la tarea m¨¢s dura a la que jam¨¢s nos hemos enfrentado.¡±
Sadiq Khan ofrece un ejemplo de alguien que ha superado la prueba. Se ha sumado a la l¨®gica, como dicen sus compatriotas, de que si vives en Roma, haz como los romanos. Sin renunciar a sus or¨ªgenes o a su religi¨®n, ha asimilado plenamente los valores de la democracia occidental. Su desaf¨ªo hist¨®rico ser¨¢ convencer al alto porcentaje de sus correligionarios que se resisten a ello. Pero el mero hecho de estar donde est¨¢ ya le dota de fuertes argumentos. Su condici¨®n de alcalde contiene un mensaje impl¨ªcito a aquellos musulmanes en Reino Unido, y en otros pa¨ªses europeos, que viven bajo un autoimpuesto apartheid cultural: salgan de su zona de confort; no tengan miedo; no hace tanto fr¨ªo afuera.
El mensaje podr¨ªa ser especialmente sugerente para aquellos j¨®venes musulmanes que se sienten marginados en la sociedad occidental y que, en algunos casos, optan por el terrorismo yihadista para afirmar su fr¨¢gil autoestima. Solo tienen que ver el ejemplo de Khan, cuyos padres fueron inmigrantes paquistan¨ªes, que se cri¨® en un barrio pobre, en una casa peque?a, en una familia de ocho hermanos. ¡°En aquellos tiempos nunca so?¨¦ que alguien como yo podr¨ªa salir elegido alcalde de Londres,¡± declar¨® Khan minutos despu¨¦s de conocerse que hab¨ªa ganado las elecciones.
Que Khan haya logrado lo no so?ado ofrece la esperanza de que el reto pendiente de la integraci¨®n musulmana en Europa, y la ganancia en paz social que eso conllevar¨ªa, se haga un d¨ªa realidad. Tengamos fe.
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