La misi¨®n imposible de informar en Corea del Norte
El r¨¦gimen invita a 100 periodistas a informar sobre el congreso del partido ¨²nico pero les mantienen alejados del evento en una f¨¢brica de seda
Cuidado, reporteros. Cualquier comentario osado en Corea del Norte sobre el l¨ªder supremo, general¨ªsimo y camarada Kim Jong-un puede costar muy caro. Mientras un numeroso grupo de periodistas extranjeros se encuentra en Pyongyang para cubrir -aunque a la distancia- el infrecuente congreso del partido del r¨¦gimen, el corresponsal de la BBC Rupert Wingfield-Hayes era deportado tres d¨ªas despu¨¦s de haber sido detenido. Su delito, seg¨²n las autoridades, haberse mostrado ¡°poco respetuoso¡± en su cobertura.
Wingfield-Hayes, habitualmente basado en Tokio, hab¨ªa llegado a Pyongyang el 29 de abril para cubrir la visita de una delegaci¨®n de premios Nobel. El viernes 6, cuando se dispon¨ªa a tomar un vuelo de regreso, fue detenido durante ocho horas y obligado a firmar una declaraci¨®n en la que admit¨ªa su culpa.
Finalmente fue expulsado este lunes, cuando junto a una productora y un c¨¢mara tom¨® un vuelo hacia Pek¨ªn. ¡°Hab¨ªan hablado muy mal del sistema y del liderazgo del pa¨ªs¡±, justific¨® en una rueda de prensa a la que fueron invitados un pu?ado de medios extranjeros el secretario general del Comit¨¦ Nacional norcoreano para la Paz, O Ryong Il.
El periodista de la BBC no volver¨¢ a ser admitido en Corea del Norte, seg¨²n O, que afirm¨® que Wingfield-Hayes hab¨ªa ¡°distorsionado los hechos y las realidades¡±.
Aparentemente, seg¨²n fuentes con conocimiento del caso, las autoridades norcoreanas se hab¨ªan sentido especialmente molestas con dos coberturas. En una de ellas, al informar sobre la visita de la delegaci¨®n de los Nobel a un hospital, el reportero hab¨ªa puesto en duda que el personal m¨¦dico fuera aut¨¦ntico. En la segunda, desde la Universidad Kim Il-Sung, hab¨ªa hecho una entradilla junto a una estatua de Kim Jong-Un en la que mencionaba que el l¨ªder es ¡°corpulento¡±.
Otros cuatro periodistas de la BBC permanecen en Pyongyang. Forman parte del contingente de prensa extranjera -cerca de 130 reporteros de medios de 12 pa¨ªses- que ha recibido visados para cubrir el congreso del Partido de los Trabajadores, el primero que se organiza en Corea del Norte desde 1980 y que tiene como fin consolidar el mandato de Kim Jong-un.
Pero aunque en teor¨ªa los periodistas han llegado para cubrir el congreso, las autoridades no les han permitido apenas acceso a la reuni¨®n. Vigilados siempre por un contingente de ¡°gu¨ªas¡±, uno por medio, sus movimientos se han visto estrechamente controlados.
Durante la jornada inaugural tuvieran que resignarse a ver solo desde una distancia de 200 metros el edificio donde se celebra el conclave de 3.470 delegados, el Palacio de la Cultura 25 de Abril. Un amago de visita el domingo se vio frustrado tras una hora de espera antes de que la prensa se viera devuelta al hotel sin ning¨²n tipo de explicaci¨®n. Este lunes finalmente las autoridades permitieron el acceso durante apenas 10 minutos a un pu?ado de reporteros, en su mayor¨ªa de agencias.
Durante la ma?ana, el contingente de prensa hab¨ªa sido trasladado a visitar una factor¨ªa modelo, la ¡°F¨¢brica de Seda Kim Yong-suk¡±, que toma su nombre de la abuela del l¨ªder actual.
¡°El gran l¨ªder, Kim Il-Sung -fundador del r¨¦gimen norcoreano- visit¨® esta f¨¢brica cuando ten¨ªa 5 a?os. Entonces estaba gestionada por los japoneses y el l¨ªder se qued¨® muy impresionado de las malas condiciones en que viv¨ªan las trabajadoras¡±, cuenta una gu¨ªa de la f¨¢brica-museo, que dedica cinco salas completas a recordar las visitas giradas por los dos primeros Kim -Kim Il-sung y Kim Jong-Il- de la dinast¨ªa gobernante.
Las sillas respectivas donde ambos se sentaron permanecen conservadas en urnas. La gu¨ªa se?ala con emoci¨®n las directrices autografiadas que los l¨ªderes impartieron a los trabajadores. Por toda la factor¨ªa aparecen colgados carteles con lemas del Gran L¨ªder y el Querido L¨ªder. En la l¨ªnea de producci¨®n, unos anticuados altavoces transmiten a todo volumen canciones propagand¨ªsticas -en ese momento suena ¡°Gloria a Nuestro Partido¡±- a los 1.600 trabajadores, 1.300 de ellos, mujeres.
¡°Nuestro salario b¨¢sico es de 20.000 won (unos 18 euros) al mes, pero si producimos mucho podemos llegar a mucho m¨¢s, hasta 300.000 won (unos 280 euros)¡±, explica Bak Yong-hay, una obrera que lleva 20 a?os trabajando en la f¨¢brica. ¡°Pero nuestro gobierno nos subvenciona la vivienda, la electricidad, la alimentaci¨®n. Por eso no vivimos preocupadas del salario. Y saber que tenemos las necesidades cubiertas nos hace trabajar con m¨¢s ganas para aumentar la producci¨®n y beneficiar as¨ª al pueblo¡±, declara.
La f¨¢brica cuenta con una guarder¨ªa, instalaciones deportivas, zona de picnic y una biblioteca donde, asegura, los trabajadores que lo deseen pueden utilizar en sus horas libres y mediante un sistema de cita previa varias decenas de ordenadores conectados a la intranet norcoreana.
¡°Quiero aprender sobre las t¨¦cnicas que hay en el extranjero para producir la seda, para poder trabajar yo misma mejor¡±, asegura Choe Hye-sun. ¡°Pero tambi¨¦n se pueden ver otras cosas. El peri¨®dico, por ejemplo, el Rodong Sinmun (el diario oficial). Me gusta la m¨²sica, y tambi¨¦n de vez en cuando escucho canciones¡±.
Durante los d¨ªas del Congreso, los periodistas extranjeros han sido llevados tambi¨¦n a visitar, entre otras cosas, una maternidad infantil, un bloque de viviendas de nueva construcci¨®n en el exclusivo barrio Mirae, destinado a cient¨ªficos y acad¨¦micos, y una f¨¢brica de cables. Para las pr¨®ximas coberturas se baraja una visita a un pabell¨®n de taekwondo. ?Y el desfile para celebrar la clausura del congreso, cu¨¢ndo? ¡°Ah. No sabemos. Las ¨®rdenes pueden cambiar en un minuto¡±, comenta uno de los gu¨ªas, el se?or Baek.
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