El declive del ic¨®nico ¡®diner¡¯ americano
Nueva York ve desaparecer sus m¨ªticos restaurantes tradicionales por el precio de los alquileres y los problemas de relevo generacional
Han salido en multitud de pel¨ªculas: son esos sitios donde los fugitivos se refugian a las tres de la ma?ana ante una taza humeante, que salen en los cuadros de Edward Hopper y donde Danny Zuko, el protagonista de Grease, se pon¨ªa hasta arriba de hamburguesas. La tradicional cafeter¨ªa americana, el diner, ese local donde te sirven huevos y tostadas 24 horas al d¨ªa y los camareros pasean con las jarras de caf¨¦, est¨¢ pasando serios apuros en Nueva York.
En la avenida 11 de Manhattan ya no queda rastro del Market Diner, una de las paradas obligatorias de Frank Sinatra o a?os m¨¢s tarde posada habitual del alcalde Rudolph Giuliani durante su campa?a.Hoy, donde se alzaba aquella estructura met¨¢lica de los sesenta, un solar aguarda la construcci¨®n de viviendas.
El exorbitado precio de los alquileres, el relevo generacional y los cambios de h¨¢bitos de los estadounidenses han llevado al cierre a muchos de estos ic¨®nicos establecimientos independientes. La prensa local ha ido llorando la p¨¦rdida de lugares sagrados de la cultura popular: el Empire Diner, que unas estrellas culinarias locales reabrieron en 2014, volvi¨® a cerrar hace unos meses, mientras que el caf¨¦ Edison lo hizo el a?o pasado. El cese de la actividad del Big Nick¡¯s puso de luto al barrio Upperwest en 2013 y el local sigue abandonado. Seg¨²n datos del Departamento de Salud, recogidos por el semanario econ¨®mico Crain¡¯s, hay un total de 398 locales que se consideran diners, cuando hace 25 a?os se calcula que hab¨ªa un millar.
Los 'diner' forman parte de la historia americana, vivieron su primera edad dorada en los 20 y la segunda en los 50
Pete Dellaportas, de 28 a?os, tiene la firme voluntad de seguir con el negocio de sus padres, Bel Air, una cafeter¨ªa de Queens que data de 1940 en la que sirven alrededor de un millar de comidas diarias, entre las que se consumen en el local y el servicio a domicilio. Tiene muy claras las dificultades a las que se enfrenta: ¡°Aqu¨ª cada vez hay m¨¢s competencia y el precio del alquiler sube cada a?o. Para que un negocio como este funcione necesitas mantener los precios bajos y servir a mucha gente¡±, se?ala.
El diner fue uno de los primeros lugares de EE?UU donde se pudo tomar comida casera y r¨¢pida a un precio razonable. Originariamente, eran locales que se asemejaban a un vag¨®n de tren; ahora la mayor¨ªa se halla en los bajos de edificios.
¡°Su primera edad de oro fue en los a?os veinte, cuando la mujer empez¨® a incorporarse al trabajo, se construyeron las grandes carreteras y brotaron los locales al lado de las v¨ªas¡±, explica el profesor Richard J. S. Gutman, autor de American Diner Then and Now (El diner americano, entonces y ahora).
La segunda etapa dorada lleg¨® en la d¨¦cada de los cincuenta, en plena prosperidad econ¨®mica, cuando el estadounidense de clase media empez¨® a salir a comer y cenar como actividad de ocio, ¡°pero tambi¨¦n en los complicados a?os treinta fue un buen negocio¡±, recalca Gutman, ya que ofrec¨ªan ¡°comida asequible en tiempos de crisis¡±.
¡°Nueva York ama los diner y no creo que desaparezcan, pero est¨¢n en declive. Los costes de cualquier tipo de restaurante en esta ciudad est¨¢n por las nubes y hay regulaciones muy dif¨ªciles¡±, apunta Andrew Rigie, director ejecutivo del NYC Hospitality Alliance. Sitios como el Comfort o el Cosmic aguantan el tir¨®n. El Union Square Cafe por ejemplo, sobrevive gracias a la inversi¨®n del due?o de la cadena de hamburguesas Shake Shack, precisamente uno de los enemigos del diner.
Hoy el estadounidense se ha aficionado a las comidas ¨¦tnicas y la dieta saludable, y aunque las cartas de este tipo de restaurantes ofrecen esas posibilidades, el tipo de p¨²blico que las demanda no suele buscarlas en un diner. Seg¨²n Gutman, ¡°el diner no va a desaparecer, pero est¨¢ claro que va a seguir cambiando y adapt¨¢ndose¡±. Sobrevivi¨® a los McDonald¡¯s; ahora tiene que sobrevivirse a s¨ª mismo.
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