Cumple 80 a?os el monumento m¨¢s argentino
El obelisco es el s¨ªmbolo de una ciudad que se abri¨® a un progreso todav¨ªa en ciernes
Por momentos fue del River, tambi¨¦n del Boca y siempre de la Selecci¨®n Nacional. Celebr¨® el regreso de la Democracia y lament¨® las dictaduras. Protagoniz¨® protestas de todo tipo, fue desafiado por un equilibrista, lo han descabezado y hasta lo disfrazaron de cond¨®n. Todo, en 80 a?os. El obelisco de Buenos Aires cumple a?os y si bien muchos porte?os lo ignoran, y los gobiernos le han instalado otros monumentos que eclipsaron su popularidad, sigue siendo el s¨ªmbolo de una ciudad que se fue levantando en forma antojadiza y sin planificaci¨®n.
S¨ªmbolo f¨¢lico de una sociedad demasiado psicoanalizada, gui?o a la hermandad mas¨®nica, saludo egipcio al sol o, simplemente, un exagerado homenaje a la Plaza San Pedro. Nadie sabe a ciencia cierta el porqu¨¦ filos¨®fico del Obelisco pero, como ocurre por estos lares, lo que no se sabe, se interpreta libremente. O se inventa.
El Obelisco de Buenos Aires fue ideado en 1936, cuando promediaba la llamada d¨¦cada infame, y a 6 a?os de que fuera derrocado el gobierno popular de Hip¨®lito Yrigoyen. La excusa del presidente Agust¨ªn P. Justo fue la celebraci¨®n de los 400 a?os de la fundaci¨®n de la ciudad de Buenos Aires. La construcci¨®n dur¨® apenas 31 d¨ªas y fueron empleados apenas 150 operarios.
El Obelisco fue dise?ado y construido por el arquitecto Alberto Prebisch y la obra estuvo a cargo de la empresa alemana Geope-Siemens Bauunion-Gr¨¹n & Bilfinger. El lugar en el que est¨¢ emplazado es hoy el coraz¨®n mismo del centro de Buenos Aires, el cruce de las avenidas Corrientes y 9 de Julio, la cual los porte?os consideran la avenida m¨¢s ancha del mundo, sin mucho asidero estad¨ªstico. En ese lugar estaba la iglesia San Nicol¨¢s de Bari y al momento de la construcci¨®n las arterias que lo circundan no ten¨ªan la importancia actual; su demolici¨®n le impidi¨® al Obelisco gozar de aceptaci¨®n social en sus inicios. Entonces, las bromas no tardaron en llegar.
En di¨¢logo con EL PA?S, el historiador Daniel Balmaceda, analiz¨®: ¡°En t¨¦rminos pol¨ªticos, la construcci¨®n del Obelisco respond¨ªa a esa concepci¨®n de progreso y futuro que planteaba el gobierno de Justo. Era una ¨¦poca en la que se necesitaba resolver problemas de tr¨¢nsito y velocidad de los veh¨ªculos. Fue cuando se crearon las avenidas Costanera Norte y 9 de julio, y se ensancharon Belgrano y C¨®rdoba. Adem¨¢s se paviment¨® el camino hacia la zona norte y comenz¨® el proyecto de la Avenida General Paz¡±.
¡°Los obreros entregaron el monumento 9 d¨ªas antes. Cuando finalmente se conoci¨® la obra en su conjunto no se acallaron las cr¨ªticas. Al comienzo, a los porte?os les cost¨® habituarse al obelisco, sin embargo, en octubre de 1936, cuando se abri¨® la 9 de Julio, empez¨® a tener otra mirada. Para fin de a?o ya todos se sent¨ªan a gusto con el monumento¡±, agreg¨® Balmaceda.
A pesar de las cr¨ªticas, el monumento finalmente se inaugur¨®, aunque el Concejo Deliberante de ese entonces (hoy Legislatura porte?a) dispuso demolerlo. Para ello lograron juntar 23 votos a favor y 3 en contra, sin embargo, la ordenanza la vet¨® el intendente, Arturo Goyeneche. Y si bien sacaron todas las placas, entre ellas las que ten¨ªa el nombre de Prebisch, el angosto monumento resisti¨®.
El Obelisco pesa 170 toneladas, mide 67,5 metros y tiene 206 escalones con siete descansos hasta llegar a la c¨²spide, con cuatro ventanas. Su costo fue de 200.000 pesos moneda nacional y cada uno de sus lados rinde homenaje a un hecho hist¨®rico: las dos fundaciones de Buenos Aires (Pedro de Mendoza, 1536, y Juan de Garay, 1580), el primer izamiento de la bandera, en la iglesia de San Nicol¨¢s y la Constituci¨®n de 1880, que estableci¨® la Capital Federal en lo que hoy se conoce como la Ciudad Aut¨®noma de Buenos Aires. Pero tambi¨¦n sirvi¨® para disfrazarlo de ¨¢rbol de navidad, cond¨®n rosa ¨Cen ocasi¨®n de una campa?a de prevenci¨®n de VIH-, y hace unos meses fue intervenido por un artista que simul¨® cortar su punta para exhibirla en el museo Malba, aunque el monumento nunca fue cercenado. En octubre de 1952, tres equilibristas alemanes extendieron un cable de su punta a uno edificio contiguo y completaron el recorrido en la altura.
¡°No hay una interpretaci¨®n oficial del monumento¡±, determina el historiador, ¡°Se comenta que podr¨ªa formar un tri¨¢ngulo mas¨®nico junto con la casa de Gobierno y el Congreso. En todo caso, a esa interpretaci¨®n le falta el tercer poder que es el palacio judicial. Prebisch en realidad lo que hizo fue aportar su propio estilo a la Ciudad. Nuestro obelisco tiene caracter¨ªsticas m¨¢s parecidas al de Washington que aquellos que presentan jerogl¨ªficos y que pueden relacionarse con Egipto¡±. ¡°Creo que es la creaci¨®n de un arquitecto que consideraba que la est¨¦tica ten¨ªa que ver con ese nacionalismo y, como todo artista, deja la obra en manos del resto. Por supuesto que todos somos libres de interpretarlo como queramos¡±, finaliz¨® Balmaceda. En otras palabras, lo que Prebisch hizo fue entregarles a los porte?os un monumento para que practiquen su mejor deporte: inventarse una historia.
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