El pol¨¦mico exmilitar que busca gobernar Tijuana
Juli¨¢n Leyzaola, el pacificador de dos de las ciudades m¨¢s violentas de M¨¦xico, busca ser alcalde de la ciudad fronteriza
Una gran camioneta de lujo color gris rompe el paisaje de miseria en Granjas de Buenos Aires, una colonia al sur de Tijuana que no tiene calles pavimentadas ni drenaje. La mayor¨ªa de sus habitantes son migrantes que llegaron del Estado de Sinaloa para hacer vida en esta ciudad fronteriza o que pretenden irse en unos meses al otro lado, a California. Un fam¨¦lico perro con una pata en carne viva husmea entre un grupo de vecinos para ver si halla algo qu¨¦ comer. Hombres y mujeres rodean el veh¨ªculo, que tiene la puerta del copiloto abierta. Ah¨ª est¨¢ sentado Juli¨¢n Leyzaola, el pol¨¦mico exmilitar que pacific¨® dos de las ciudades m¨¢s violentas de M¨¦xico y que hoy busca votos para convertirse en el alcalde de Tijuana.
El teniente coronel Leyzaola, de 56 a?os, es uno de esos personajes que ganaron notoriedad en los a?os m¨¢s oscuros de la guerra contra el narcotr¨¢fico. Hijo y nieto de militares, fue enviado en diciembre de 2006 por las autoridades castrenses a hacerse cargo de la polic¨ªa de Tijuana, una ciudad de Baja California que lleg¨® a registrar 62 asesinatos en una semana. Su estilo se hizo famoso en todo el pa¨ªs. Sal¨ªa a patrullar y provocaba p¨²blicamente a los narcotraficantes llam¨¢ndolos mugrosos y amenaz¨¢ndolos con volarles la cabeza.?
En abril, arranc¨® su campa?a en la gasolinera donde tuvo su primer enfrentamiento con los delincuentes, en enero de 2008. ?l mismo mat¨® a uno de los asaltantes, que estaba vestido de polic¨ªa y que hab¨ªa ayudado a robar un cami¨®n de valores. ¡°Prefiero andar en la calle echando bala que en la pol¨ªtica, es m¨¢s f¨¢cil¡±, dice Leyzaola con nostalgia por aquellos d¨ªas de adrenalina.?
Prefiero andar en la calle echando bala que en la pol¨ªtica, es m¨¢s f¨¢cil
Juli¨¢n Leyzaola, candidato a la alcald¨ªa de Tijuana
En la ma?ana brumosa de la visita a Granjas de Buenos Aires, Leyzaola no baj¨® de su veh¨ªculo. Su equipo de seguridad decidi¨® que el terreno era demasiado irregular para su silla de ruedas. El militar en retiro se top¨® con la desgracia en Ciudad Ju¨¢rez, otro infierno al que fue enviado a rescatar de las manos de los c¨¢rteles en marzo de 2011. Como hizo en Tijuana, logr¨® reducir los delitos gracias a sus controvertidos m¨¦todos. Pero esto tuvo su precio. En mayo de 2015 un sicario trat¨® de matarlo. ¡°Me dispar¨® cuatro veces. ?l buscaba la cabeza, pero el arma se trab¨® y trat¨¦ de arrebat¨¢rsela. Me apunt¨® de m¨¢s lejos, una bala me entr¨® en el cuello y otra m¨¢s abajo¡±, recuerda. El plomo golpe¨® entre la quinta y sexta v¨¦rtebra y dej¨® parapl¨¦jico al pacificador. En octubre, cargado de rabia consigo mismo por haberse descuidado, declar¨® que prefer¨ªa morir a quedar postrado. Pero con el tiempo se ha convencido que su carrera pol¨ªtica tiene futuro aunque no pueda seguir cazando criminales en las calles.?
Encuentro Social, un min¨²sculo partido pol¨ªtico fundado por miembros de iglesias cristianas, es quien decidi¨® apostar por la carrera pol¨ªtica de Leyzaola. La organizaci¨®n, que presume valores tradicionales, ha elegido a un militar en retiro con una reputaci¨®n de torturador. El nombre de Leyzaola aparece en cinco recomendaciones emitidas por violaciones de derechos humanos en Tijuana y doce en Ciudad Ju¨¢rez. Algunas de las v¨ªctimas de tortura son polic¨ªas que tuvo a su cargo. ¡°Los derechos humanos no funcionan ni son efectivos. Los delincuentes tienen m¨¢s derechos que las v¨ªctimas¡±, dice Leyzaola.?
Estos se?alamientos de torturador y de abuso de poder llevaron a las autoridades de Baja California a inhabilitar en agosto de 2013 a Leyzaola a ejercer cualquier cargo en el estado por ocho a?os. El exmilitar, sin embargo, revirti¨® la decisi¨®n en los tribunales en 2015 al comprobar que no hab¨ªa pruebas suficientes en su contra. Esto allan¨® el camino para que el pol¨¦mico expolic¨ªa irrumpiera en pol¨ªtica. Hoy grupos de j¨®venes se paran en las calles de la ciudad fronteriza a pegar calcoman¨ªas. Visten camisetas que tienen, sobre el pecho, una silueta negra del perfil de Leyzaola con gorra de jefe militar. Sobre la espalda lucen las dos estrellas del grado: teniente coronel.?
-¡°Lo pensamos como un tipo Che Guevara¡±, dice uno de los j¨®venes que entregan propaganda. Y con una sonrisa dice: ¡°?Es curioso, no?¡±.
Militares en pol¨ªtica
La presencia de militares en la pol¨ªtica mexicana es muy escasa. El general Manuel ?vila Camacho se convirti¨® en 1946 en el ¨²ltimo presidente de origen militar. Desde ese entonces, funciona lo que el acad¨¦mico Ra¨²l Ben¨ªtez define como el pacto c¨ªvico militar que hizo que los viejos generales revolucionarios entregaran el poder a los civiles a cambio de beneficios econ¨®micos y sociales. Los tres principales partidos, el PRI, PAN y PRD, han postulado a soldados o marinos al Congreso por la v¨ªa plurinominal. Casos como el de Leyzaola, sin embargo, son muy extra?os. ¡°No se manda solo. Es una norma no escrita que todos los militares en retiro invitados a la pol¨ªtica le corren la cortes¨ªa al secretario de la Defensa para su visto bueno¡±, dice Gerardo Rodr¨ªguez, profesor de Seguridad Nacional de la Univesidad de las Am¨¦ricas Puebla.
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