El precio de la muerte
El opio atrae como el oro a los campesinos pobres de la sierra de Guerrero, uno de los lugares m¨¢s convulsos de M¨¦xico
En la monta?a, no hay telefon¨ªa m¨®vil, la mayor¨ªa de los caminos son de tierra y el hospital m¨¢s cercano dista de 8 a 12 horas en coche. En ese entorno fam¨¦lico, el opio atrae como el oro. Pero el miedo y la propia orograf¨ªa impiden que se exploten grandes extensiones. Los cultivos, siempre en terrenos comunales, no suelen superar la hect¨¢rea; la mayor¨ªa de las veces se quedan en mucho menos y con un nivel de explotaci¨®n bastante bajo. Aunque se logran tres y hasta cuatro cosechas al a?o, la producci¨®n registra fuertes oscilaciones. Tambi¨¦n la calidad. Cuanto m¨¢s seca la temporada, mejor. Lo m¨¢ximo que se alcanza son 15 kilos de goma por hect¨¢rea. La venta fluct¨²a entre los 5.000 y 17.000 pesos el kilo. Pero hay que descontar los gastos.
Las plantas necesitan riego, fertilizantes y herbicidas. Las plagas son continuas. El pulg¨®n, la catarina, el nixticuil y hasta las ardillas sienten una predilecci¨®n especial por la amapola. La recogida adem¨¢s requiere de peones. Unos 20 trabajadores por campo. 150 pesos la jornada cada uno. Y no es un trabajo f¨¢cil.
El l¨¢tex se extrae mediante tres incisiones, una cada dos d¨ªas, en la cut¨ªcula. El sangrado se recolecta en peque?os recipientes y se vuelca en otros mayores. S¨®lo terminado este fatigoso proceso, llega la ganancia. Los amapoleros hablan de 50.000 a 100.000 pesos limpios por cosecha. Una fortuna en comparaci¨®n con cualquier otro cultivo. Esa es la base del negocio. Y tambi¨¦n su riesgo. Ocho kilos de goma bastan para obtener uno de hero¨ªna. Es decir, lo que en la sierra cuesta unos 80.000 pesos en Chicago o Nueva York se traduce, como m¨ªnimo y sin adulteraciones, en 1.260.000 pesos. Quince veces m¨¢s.
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