Enemigo declarado de los Castro
El grafitero cubano El Sexto habla sobre la batalla contra la dictadura castrista, que le ha llevado a la c¨¢rcel y premiado en el extranjero
Cuando este grafitero y disidente cubano se cans¨® de la polic¨ªa lo persiguiera a cada rato, de que lo llevaran preso, de que le confiscaran los cuadros y le arrebataran los aerosoles y pinturas, inici¨® lo que denomina ¡°la obra del cuerpo¡±. Danilo Maldonado, El Sexto, (Camag¨¹ey, 1983) se tatu¨® los rostros de dos disidentes fallecidos a su juicio de modo sospechoso. Se tatu¨® en el pecho a Laura Poll¨¢n, fundadora de las Damas de Blanco, y en la espalda a Oswaldo Pay¨¢, autor del proyecto Varela para la democratizaci¨®n de la isla. Acababa de cumplir 30 a?os, pero ya a los nueve apuntaba maneras. Explica, durante una entrevista en Oslo (Noruega), que a esa edad supo que vivir en una dictadura implicaba l¨ªmites porque su madre le organiz¨® un esc¨¢ndalo al descubrir que acababa de dibujar ¡°al comandante [Fidel Castro] con una cabeza de mono¡±. ¡°?No vuelvas a pintar eso! ?Est¨¢s loco, muchacho?¡±, le espet¨® ella.
El Sexto estuvo en la capital noruega esta semana para recibir un premio a la disidencia creativa que Oslo Freedom Forum ¡ªuna cumbre de activistas de derechos humanos organizada por el venezolano de origen noruego Thor Halvorssen¡ª le concedi¨® el a?o pasado y que no pudo recoger porque estaba encarcelado. Esa vez tambi¨¦n tuvo que ver con el arte, los Castro y unos animales. Preparaba una performance titulada Rebeli¨®n en la granja que inclu¨ªa dos cerdos a los que hab¨ªa cebado. Fidel, escribi¨® en el lomo a uno; Ra¨²l, a otro. ¡°Sab¨ªa que ir¨ªa a la c¨¢rcel por eso, lo que no sab¨ªa es que no podr¨ªa ni soltar a los puercos¡±, explic¨® en su discurso al recibir el galard¨®n el martes. Lo acusaron de desacato.
Estuvo diez meses preso sin juicio. Amnist¨ªa Internacional le declar¨® preso de conciencia. Tambi¨¦n estaba en una celda durante la hist¨®rica visita del presidente de EE UU, Barack Obama, y cuando los Rolling Stones tocaron Satisfaction en el Malec¨®n. Cuando se le pregunta por el deshielo diplom¨¢tico, responde de corrido: ¡°No s¨¦ qu¨¦ tal deshielo. La violencia policial y la falta de libertad de expresi¨®n siguen igual. Esos presidentes llegaron por la fuerza, matando a gente. No tienen que estar ah¨ª, el pueblo no los eligi¨®. No importa que digan que ma?ana van a ser buenos, tienen que irse¡±.
El Sexto se apod¨® as¨ª en otro acto de disidencia creativa. Con Cuba volcada en ¡°los cinco h¨¦roes cubanos¡± ¡ªencarcelados en EE UU por espionaje y canjeados con el acercamiento¡ª, Maldonado se bautiz¨® como El Sexto para ¡°dar voz a los ni?os, a los mayores, a los silenciados¡±.
El artista admite que el levantamiento de las restricciones a viajar le ha permitido disfrutar de una beca para artistas de Justicia y Pax en Holanda, estudiar v¨ªdeo e ingl¨¦s en Miami y le permite dar entrevistas a medios internacionales. Explica que algunos compatriotas le ven ¡°por la antena¡±, la televisi¨®n por sat¨¦lite, que incluye programas pol¨ªticos y es ilegal. ¡°La gente te ve por la calle y te dice: ¡®Oye, te vi¡±, relata con una gran sonrisa. ¡°Es raro, porque a veces tengo que salir del pa¨ªs para que mi gente me vea dentro¡ Por eso es importante que salga¡±. Recalca que, de todos modos, viajar no est¨¢ al alcance de la mayor¨ªa, que cobra 20 d¨®lares. ¡°Los que se van es porque venden su casa y se van¡±. Para no regresar.
Tres veces ha estado en la c¨¢rcel. La primera en el servicio militar. Dice que all¨¢ se radicaliz¨®. A partir de la segunda considera a los Castro ¡°enemigos declarados¡±, empieza a hacer caricaturas y se aventura a la calle a hacer grafitis. Tiene intenci¨®n de seguir dando la batalla mientras los presidentes de Cuba no sean elegidos por el pueblo, no haya m¨¢s partido que el comunista y no pueda hacer arte sin que le confisquen los materiales o lo lleven preso. ¡°Vivo en mi casa, ?por qu¨¦ tengo que irme? ?Que se vayan ellos! Ese es el objetivo. Me encanta mi pa¨ªs, lo que no me gusta es el Gobierno¡±. El Sexto quiere hacer otra revoluci¨®n.
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