?Qui¨¦n gobierna en Brasil?
La acusaci¨®n de que en Brasil reina una¡± dictadura de la justicia¡¯¡¯ podr¨ªa deberse al vac¨ªo dejado por una clase pol¨ªtica rechazada por la sociedad
La cr¨®nica brasile?a est¨¢ dominada por el ruido que produce el protagonismo de las acciones judiciales. Todo ello condimentado por un terror inusitado de pol¨ªticos y gobernantes que se sienten amenazados por las grabaciones y acusaciones comprometedoras que aparecen a cada instante, a veces, por mano de quienes fueron amigos y c¨®mplices durante media vida.
¡°Nos van a devoar a todos¡¯¡¯, afirma asusta el exsenador S¨¦rgio Machado en una de sus conversaciones con Ren¨¢n Calheiros, presidente del Senado, tambi¨¦n ¨¦l investigado por la justicia.
El centro de la pol¨ªtica se ha trasladado, en efecto, al Supremo Tribunal Federal y al juzgado de primera instancia del ya famoso mundialmente, juez S¨¦rgio Moro, art¨ªfice de la operaci¨®n Lava Jato.
Ante ellos, los responsables de los otros dos poderes constitucionales: ministros, diputados, senadores y gobernadores aparecen como monaguillos asustados frente a la liturgia de los interrogatorios policiales, prisiones temporales y acusaciones de los que para aminorar su pena est¨¢n revelando los pecados de sus pr¨®jimos.
?Estaremos ante una ¡±dictadura de la justicia¡¯¡¯, como llega a afirmar el ponderado y experto pol¨ªtico, el acad¨¦mico dela Lengua, el expresidente de la Rep¨²blica, Jos¨¦ Sarney en una de esas grabaciones?
Es lo que empieza a temerse tambi¨¦n en el extranjero donde se sigue con aprensi¨®n el terremeto pol¨ªtico que agita aBrasil.
La pregunta que se impone, sin embargo, es cual es la causa de ese protagonismo en curso del poder judicial que est¨¢ poniendo en el banquillo a media clase pol¨ªtica y empresarial bajo el aplauso de la opini¨®n p¨²blica.
Machado llega a decir en una de sus grabaciones que si existen ¡°cinco pol¨ªticos" no involucrados en esc¨¢ndalos de corrupci¨®n ya es mucho.
?Se deber¨¢ esa anomal¨ªa a una prevaricaci¨®n de los jueces y magistrados, que se han adue?ado del poder, o no se tratar¨¢ m¨¢s bien de que han acabado llenando un vac¨ªo dejado por una clase pol¨ªtica que no s¨®lo aparece empantanada en la corrupci¨®n sino tambi¨¦n incapaz de ofrecer un proyecto de Brasil que entusiasme a la sociedad?
En una de las conversaciones destapadas entre el exministro Romero Juc¨¢, brazo derecho del Presidente interino, Michel Temer, y el exsenador, S¨¦rgio Machado, Juc¨¢ llega a ironizar que lo que pretenden los jueces es acabar con la actual clase pol¨ªtica para dar paso a un gobierno ¡°de los puros¡±. La palabra estuvo bien escogida, porque todos sabemos que la pureza absoluta, la inocencia, no existe ni en pol¨ªtica ni en ning¨²n lugar.
Recuerdo que el fallecido escritor siciliano, Leonardo Sciascia, el mayor analista de la mafia, a mi provocaci¨®n, en una entrevista en Roma, para que definiera la inocencia, dejando sobre la mesa la taza de caf¨¦ que ten¨ªa en la mano y mir¨¢ndome a los ojos me respondi¨®: ¡±Algo que no existe ni en los ni?os¡¯¡¯.
La inocencia, no, pero la honradez, s¨ª. Y es esa honradez, ese vivir la pol¨ªtica no para enriquecerse sino para hacer que la vida de la gente sea m¨¢s llevadera, menos cruel y desigual, es lo que exige una sociedad que desea pasar a limpio a una clase pol¨ªtica que se ha aburguesado, corrompido y dormido en sus privilegios e ilegalidades, olvid¨¢ndose de que fueron elegidos para hacer crecer y so?ar a este pa¨ªs, no para conducirlo a un peligroso rechazo general de la pol¨ªtica y hasta a un desprecio de la misma.
As¨ª las cosas, era inevitable que fueran los jueces quienes acabaran convirti¨¦ndose en los nuevos h¨¦roes del pa¨ªs, los nuevos personajes b¨ªblicos de Sans¨®n contra los filisteos o de David desafiando al gigante Goliat.
Brasil es hoy un objeto de complejo experimento pol¨ªtico vivido por la opini¨®n p¨²blica, como un film de Tarantino, en feliz espresi¨®n de Nelson Motta.
Quiz¨¢s lleven raz¨®n quienes defienden unas nuevas elecciones capaces de sacar de la pol¨ªtica las manzanas podridas para empezar a dar paso, sino a los puros, s¨ª a personas decentes y competentes que piensen un poco menos en sus c¨ªnicos cambalaches e intereses personales, para abrir nuevos surcos de gobierno republicano, comprometidas con la parte m¨¢s sana de esta rica y hoy desconcertada, escandalizada y airada sociedad brasile?a.
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