Regalar dinero: ?idea inevitable?
Los suizos decidir¨¢n hoy en un refer¨¦ndum si el Estado les va a dar alrededor de 2.500 euros cada mes
Hoy los suizos decidir¨¢n en un refer¨¦ndum si el Estado le va a dar a sus ciudadanos alrededor de 2.500 euros cada mes. ?A cambio de qu¨¦? De nada. Esta consulta es muy importante. No porque la propuesta vaya a ganar (seg¨²n las encuestas, no tendr¨¢ los votos necesarios), sino porque puede ser la precursora de una tendencia mundial. De hecho, en varios pa¨ªses ya se est¨¢ probando la idea de garantizar un ingreso m¨ªnimo y sin condiciones a los ciudadanos. En Finlandia, el Gobierno seleccion¨® al azar a 10.000 adultos a quienes durante dos a?os pagar¨¢ 550 euros mensuales. El objetivo es medir el impacto que tendr¨¢ ese ingreso en la propensi¨®n a trabajar y otras decisiones de vida que toman los beneficiarios. Si esta prueba tiene ¨¦xito, la intenci¨®n del Gobierno finland¨¦s (?que es de derecha!) es extender este esquema a nivel nacional. Experimentos parecidos se est¨¢n llevando a cabo en Canad¨¢, Holanda, Kenia y otros pa¨ªses.
Los defectos y problemas con esta idea son obvios. Tener un ingreso garantizado puede desestimular el trabajo. Darle una compensaci¨®n material a una persona sin que, a cambio, haya producido algo de valor es una propuesta cuestionable tanto desde el punto de vista econ¨®mico como social y ¨¦tico. Los riesgos de corrupci¨®n y clientelismo pol¨ªtico que tienen iniciativas de este tipo son altos. Finalmente, esta no es una idea barata. Este tipo de subsidios pueden transformarse en una pesada carga para el Estado y crear gigantescos y cr¨®nicos d¨¦ficits en el presupuesto p¨²blico.
Y sin embargo... Puede ser una idea inevitable.
No hay dudas de que la globalizaci¨®n y las nuevas tecnolog¨ªas han creado inmensas oportunidades para la humanidad. De la disminuci¨®n de la pobreza a nivel mundial a los avances en medicina o el empoderamiento de grupos sociales hist¨®ricamente marginados, el progreso es obvio. Pero es igual de obvio que la globalizaci¨®n y las tecnolog¨ªas que reemplazan a trabajadores por m¨¢quinas tambi¨¦n tienen efectos nocivos. La destrucci¨®n de puestos de trabajo, la compresi¨®n de salarios y en algunos pa¨ªses ¡ªsobre todo en Estados Unidos y Europa¡ª el aumento de la desigualdad, tienen diversas causas. Pero sabemos que tanto la globalizaci¨®n como la automatizaci¨®n contribuyen a crear condiciones que nutren mucho el populismo y el t¨®xico extremismo pol¨ªtico que estamos viendo en tantos pa¨ªses.
Para muchos, la respuesta es que, si bien las nuevas tecnolog¨ªas destruyen industrias, tambi¨¦n crean otras que producen tantos o m¨¢s empleos que los que desaparecen. Y eso ha estado sucediendo. No obstante, a medida que se acelera el cambio tecnol¨®gico y se popularizan robots que, a bajo costo, pueden hacer muchas de las tareas que hoy desempe?a un trabajador, crece la preocupaci¨®n de que las nuevas industrias y los nuevos puestos de trabajo no aparecer¨¢n ni en la cantidad ni al ritmo necesarios para compensar las p¨¦rdidas de empleo y la reducci¨®n salarial. Ante esta situaci¨®n, las respuestas que da el mundo son tres.
1. M¨¢s educaci¨®n y entrenamiento para los desplazados. Esto es prioritario. Pero la realidad es que, si bien hay ¨¦xitos ocasionales en este campo, el resultado de los esfuerzos de formaci¨®n ha sido decepcionante. En la mayor¨ªa de los pa¨ªses ¡ªaun en los m¨¢s avanzados¡ª los presupuestos dedicados a ayudar a los trabajadores desplazados han sido poco generosos, las t¨¦cnicas educativas que se usan son poco eficaces y las burocracias encargadas de estos programas suelen ser ineficientes. Cambiar esto es urgente.
2. M¨¢s proteccionismo. Donald Trump, por ejemplo, es solo uno de los pol¨ªticos que hoy proliferan en el mundo y que prometen proteger el empleo reduciendo tanto el n¨²mero de inmigrantes que compiten con trabajadores locales como el volumen de productos importados, que, por ser m¨¢s baratos, desplazan la producci¨®n nacional. No es dif¨ªcil imaginar a uno de estos demagogos prometiendo que, de ganar las elecciones, prohibir¨¢ el uso de robots y otras tecnolog¨ªas ¡°mataempleos¡±. Que estas propuestas no son una soluci¨®n y que, en muchos casos, ni siquiera se pueden aplicar no parecen ser obst¨¢culos para que millones de personas se entusiasmen con las promesas de los populistas. Temo que algunos pa¨ªses acabar¨¢n adoptando estas malas ideas.
3. M¨¢s ingresos m¨ªnimos garantizados. As¨ª es. Regalar dinero a cambio de nada. Puede ser una idea descabellada. Pero un mundo donde nueve robots de bajo costo pueden hacer el trabajo de 140 obreros (?en China!) es un mundo donde hay que estar abierto a examinar todas las opciones. Aun aquellas que puedan parecer ¡ªo ser¡ª descabelladas. Unos niveles altos y permanentes de paro son inaceptables e insostenibles. Por ello hay que probarlo todo, entendiendo siempre que gobernar raras veces implica escoger entre una pol¨ªtica maravillosa y otra espantosa. Lo m¨¢s usual es que quienes gobiernan se vean obligados a escoger entre lo malo y lo terrible.
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