Las fuerzas libias entran en Sirte y arrebatan el puerto a los yihadistas
En los combates, librados esta madrugada, han muerto al menos 11 soldados
Una batalla importante se ha ganado en Libia, pero no la guerra. Las milicias leales al Gobierno de Unidad de Libia, respaldado por la ONU y la UE, tomaron ayer viernes el puerto de la ciudad de Sirte, ciudad donde naci¨® Muamar el Gadafi, y donde se hab¨ªan asentado desde hace un a?o las tropas del Estado Isl¨¢mico (ISIS). No obstante, es de esperar que los yihadistas se hayan diseminados por zonas des¨¦rticas del pa¨ªs y que en las pr¨®ximas semanas lleven a cabo ataques.
Despu¨¦s de tres semanas de asedio, las milicias de Misrata lograron conquistar un n¨²cleo importante de Sirte, seg¨²n informaron las agencias Efe y France Press, mientras los combates prosegu¨ªan en otras partes de la ciudad. La toma del feudo yihadista fue sorprendentemente f¨¢cil. Las fuentes hospitalarias de Misrata cifran en una centena los muertos ocasionados por el enfrentamiento con los yihadistas durante el ¨²ltimo mes.
Los expertos barajan dos teor¨ªas para explicar la facilidad con la que se conquist¨® el puerto de Sirte: o bien que el n¨²mero de yihadistas asentados en Libia no era tan grande como se estim¨® en principio (3.000 terroristas seg¨²n la ONU y 6.000 seg¨²n el Pent¨¢gono) o bien que los miembros del ISIS abandonaron Sirte hace unos d¨ªas y huyeron hacia el desierto libio.
En cualquier caso, la forma de actuar del Estado Isl¨¢mico en Irak y Siria permite augurar que aunque pierdan el control de esta ciudad clave del litoral mediterr¨¢neo libio, no perder¨¢n la capacidad de matar a trav¨¦s de atentados suicidas y ataques sorpresivos.
El gran problema al que se enfrenta Libia es que el Gobierno de Unidad que apoyan la ONU y la Uni¨®n Europea solo mantiene la unidad en el nombre. Porque el pa¨ªs sigue escindido. Por un lado est¨¢ el Gobierno de Tr¨ªpoli, apoyado por la ONU, pero con un margen de acci¨®n tan reducido que los miembros del Consejo Presidencial viven desde el 30 de marzo recluidos en una base naval de Tr¨ªpoli.
En la otra punta del pa¨ªs, en la ciudad de Tobruk, en la frontera con Egipto, quien ejerce el poder verdadero es el general Jalifa Hafter, de 72 a?os, al mando de lo que ¨¦l proclam¨® en 2014 como Ej¨¦rcito Nacional Libio. Antiguo colaborador de la CIA, ahora se ha convertido en la gran china en el zapato de Occidente, ya que no reconoce la autoridad del Gobierno de Unidad y se niega a entrevistarse con el enviado especial de la ONU, Martin Kobler. Adem¨¢s de Tr¨ªpoli y Tobruk, en Libia tambi¨¦n hay milicias islamistas que no reconocen la autoridad del Gobierno de Unidad y que consideran al general Jalifa Hafter un criminal de guerra.
Durante el ¨²ltimo a?o los yihadistas han aprovechado ese caos para extender sus dominios en Libia. Y los traficantes de personas que cruzan a inmigrantes a Europa tambi¨¦n se han aprovechado. Resta por ver ahora si el Gobierno de Unidad consigue hacerse definitivamente con las riendas de Sirte. Y habr¨¢ que esperar, igualmente, la reacci¨®n de Jalifa Hafter, que ha advertido que no reconocer¨¢ a ning¨²n Gobierno mientras no se disuelvan las milicias.
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