Las convulsiones de Am¨¦rica Latina: tres mitos
La regi¨®n no ha girado a la derecha ni ha dicho adi¨®s al populismo. Y la lucha anticorrupci¨®n tiene mucho de voluntarismo
El mundo no est¨¢ interpretando correctamente los cambios que est¨¢n ocurriendo en Am¨¦rica Latina. En particular, se han popularizado tres ideas que, si bien tienen alg¨²n asidero en la realidad, no reflejan adecuadamente lo que est¨¢ sucediendo en esa regi¨®n.
1) Am¨¦rica Latina repudi¨® a la izquierda y gir¨® a la derecha. No es as¨ª. Los votantes latinoamericanos no han experimentado una profunda mutaci¨®n ideol¨®gica, sino una profunda desilusi¨®n econ¨®mica. Los Gobiernos de izquierda que rigieron los destinos de Am¨¦rica Latina desde comienzos del siglo XXI contaron con el dinero generado por los altos precios internacionales de las materias primas que exportan para estimular masivamente el consumo. Esto, obviamente, los hizo muy populares. Al caer el precio de las exportaciones y, por tanto, la capacidad del Estado para seguir financiando el consumo, colaps¨® el apoyo popular a esos mandatarios. La familia Kirchner dej¨® el poder en Argentina y su candidato perdi¨® las elecciones. En Brasil, Dilma Rousseff est¨¢ fuera y Lula da Silva, desprestigiado. En Venezuela, el sucesor de Hugo Ch¨¢vez, Nicol¨¢s Maduro, preside una in¨¦dita cat¨¢strofe econ¨®mica y pol¨ªtica. En Per¨², Pedro Pablo Kuczynski, un empresario, ser¨¢ el pr¨®ximo presidente. En Bolivia, Evo Morales fue derrotado en su intento de cambiar la Constituci¨®n para poder optar a un nuevo periodo presidencial.
Pero estas ¨¦lites pol¨ªticas de ¡°izquierda¡±, ahora desplazadas, no estar¨¢n fuera de juego para siempre. Las correcciones a la pol¨ªtica econ¨®mica que se ver¨¢n obligados a hacer los nuevos Gobiernos latinoamericanos ser¨¢n impopulares y crear¨¢n oportunidades para los pol¨ªticos que sepan capitalizar la nostalgia por los buenos tiempos de Ch¨¢vez, Kirchner y Lula.
2) Se acab¨® el populismo. No. La propensi¨®n de los pol¨ªticos a decir lo que los votantes quieren o¨ªr nunca se acaba. Esta es una pr¨¢ctica de la izquierda y de la derecha, de laicos y religiosos, de verdes e industrialistas. Ning¨²n pol¨ªtico se puede dar el lujo de desde?arla y por eso el populismo existe en todas partes, de Estados Unidos a Sud¨¢frica. El populismo se vuelve un problema cuando los pol¨ªticos pierden todo reparo en proponer lo que saben que no podr¨¢n cumplir, en promover seductoras pol¨ªticas que en la pr¨¢ctica son t¨®xicas o en lanzar iniciativas que dividen a la sociedad. Y por supuesto, un problema a¨²n mayor que la deshonestidad de unos cuantos pol¨ªticos populistas es la ingenuidad de los millones de seguidores que se creen sus atractivas mentiras.
La abundancia econ¨®mica que vivi¨® Am¨¦rica Latina a comienzos de este siglo permiti¨® que el populismo ¡°de siempre¡± se transformara en ¡°super populismo¡±, alcanzando as¨ª los niveles sin precedentes que vimos en la Venezuela de Ch¨¢vez y en la Argentina de los Kirchner. Ese populismo desbocado es lo que se acab¨®. No porque la gente ya no crea en las malas pero atractivas ideas promovidas por los populistas, sino porque ya no hay dinero para financiarlas. As¨ª, volver¨¢ el populismo ¡°normal¡±.
3) Am¨¦rica Latina por fin est¨¢ luchando contra la corrupci¨®n. En parte s¨ª. Pero¡ No hay duda que la defenestraci¨®n pol¨ªtica de la presidenta de Brasil tiene mucho que ver con el gigantesco esc¨¢ndalo de corrupci¨®n que ha ocurrido durante su mandato y el de su predecesor, Lula da Silva. El presidente de Guatemala tambi¨¦n fue destituido y est¨¢ en la c¨¢rcel acusado de corrupci¨®n. En M¨¦xico, el Gobierno de Enrique Pe?a Nieto est¨¢ muy debilitado por los esc¨¢ndalos que implican a varios de sus principales l¨ªderes. Michelle Bachelet en Chile tambi¨¦n se ha visto afectada por un esc¨¢ndalo que ha alcanzado a su hijo y a su nuera. En Argentina, la expresidenta Cristina Fern¨¢ndez y personas de su entorno m¨¢s cercano enfrentan graves acusaciones.
Las marchas multitudinarias de protesta contra la corrupci¨®n se han hecho comunes en muchos pa¨ªses de Latinoam¨¦rica. El repudio popular a la corrupci¨®n tambi¨¦n ha servido de apoyo a nuevos protagonistas que est¨¢n marcando una diferencia en esta lucha: jueces, fiscales y magistrados valientes que se est¨¢n enfrentando con ¨¦xito a los corruptos, incluso a los que por su poder pol¨ªtico o econ¨®mico parec¨ªan intocables.
Esta nueva intolerancia a la corrupci¨®n es tan bienvenida como los ¨¦xitos de los jueces ¡°caza-corruptos¡±. Pero hay que tener cuidado. La lucha contra la corrupci¨®n no debe depender de la buena voluntad o la valent¨ªa de individuos, sino de la existencia de instituciones y reglas que desincentiven la corrupci¨®n, eliminen la impunidad y aumenten la transparencia en los actos de gobierno. Poner los presupuestos p¨²blicos en Internet y permitir que todos sepan c¨®mo se gastan los dineros p¨²blicos, reducir el n¨²mero de decisiones discrecionales que pueden tomar los funcionarios p¨²blicos o desarrollar un marco legal eficiente y confiable son ejemplos de maneras m¨¢s serias de luchar contra la corrupci¨®n que apostar a la aparici¨®n de un presidente honesto o un juez valiente.
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