¡°Veo al tipo bajando con el rifle y mata, mata¡±
Omar Mateen entr¨® al club de Orlando con un arma de asalto, una pistola y muchas municiones
Jos¨¦ Col¨®n, un puertorrique?o de mediana edad que lleva 17 a?os en Orlando, presenci¨® la sin raz¨®n perpetrada por Omar Siddique Mateen. ?l vive frente a la discoteca Pulse y conoce a algunos trabajadores del local. Las autoridades identificaron este domingo a las ocho primeras v¨ªctimas, todas de origen latino.
A las dos de la madrugada del domingo, escuch¨® tres detonaciones y vio al atacante caminar portando un rifle. Tambi¨¦n llevaba una pistola y mucha munici¨®n. "Veo al tipo bajando con el rifle y mata, mata; mata autom¨¢ticamente al del valet parking [...], le entra a tiros a un cristal que hay ah¨ª, entr¨® y empez¨® a matar a gente, despu¨¦s se vira, llega la polic¨ªa y tiene un tiroteo entre la polic¨ªa y ¨¦l, y entonces ah¨ª se mete para dentro¡±, relataba este domingo por la tarde Col¨®n junto a las cintas policiales que blindaban los alrededores del club nocturno.
Una vez dentro de la discoteca, el tirador abri¨® fuego y retuvo a rehenes. ¡°Me tir¨¦ al suelo y no dejaba de escuchar gritos, no solo fue un r¨¢faga de disparos, hubo varias y la gente que estaba de pie ca¨ªa al suelo herida¡±, relat¨® un superviviente a la cadena ABC.
Entre las tres y las cuatro de la madrugada, Col¨®n ya no escucho nada m¨¢s. La polic¨ªa entabl¨® una comunicaci¨®n con Mateen y poco despu¨¦s decidi¨® acceder a la discoteca con fuerzas especiales. A las cinco de la ma?ana, tres horas despu¨¦s del inicio del asalto, Mateen ca¨ªa abatido y el horror finalizaba.
Durante el asalto, Col¨®n vio c¨®mo empezaban a salir v¨ªctimas, llegaban ambulancias y el caos y la desesperaci¨®n se apoderaban de la tranquila avenida Orange, de cinco carriles y a escasos minutos del centro de esta ciudad de Florida. ¡°La gente me dec¨ªa ll¨¦vame al hospital¡±, explicaba.
El vecino conoc¨ªa al due?o del Pulse y a algunas chicas que murieron. ¡°?Qu¨¦ crimen cometieron ellos?¡±, se preguntaba. Hab¨ªa asistido alguna vez al local, popular entre la comunidad gay y que celebraba el s¨¢bado una noche latina. ¡°Todo el mundo iba a su aire, sin ninguna pelea¡±, rememora. Inicialmente, era un restaurante italiano y hace 10 a?os se convirti¨® en discoteca.
Barrio residencial
El zumbido constante de los helic¨®pteros despert¨® a Rob Matty. Eran las 6 de la ma?ana del domingo. En ese momento desconoc¨ªa que apenas una hora antes hab¨ªa terminado el ataque a la discoteca Pulse, ubicada a dos calles de su casa. La calma de este barrio de apacibles casas bajas ajardinadas, rodeadas de palmeras y con ejemplares del peri¨®dico del domingo en sus puertas, qued¨® alterada para siempre.
Matty, un hombre blanco de 50 a?os, paseaba al mediod¨ªa a su perro acompa?ado por su mujer. Apostado detr¨¢s de una de las decenas de cintas amarillas que blindan su barrio de familias de clase media, observaba at¨®nito el espect¨¢culo enfrente de ¨¦l: decenas de coches de polic¨ªa desplegados en toda la avenida Orange, agentes de polic¨ªa en todas partes, el ruido incesante de helic¨®pteros que sobrevolaban la zona.
M¨¢s im¨¢genes de los alrededores de la discoteca de #Orlando atacada pic.twitter.com/f6YZW5NIuQ
— Joan Faus (@joanfaus) June 12, 2016
El Pulse es de los pocos locales nocturnos de esta zona de la ciudad. El resto son edificios bajos, gasolineras y establecimientos de comida r¨¢pida.
¡°Es realmente triste¡±, dice Matty. ¡°Nunca me lo podr¨ªa haber imaginado, crees que realmente est¨¢s en una zona segura, pero cuando una cosa as¨ª ocurre a manzanas de tu casa hace que toda la realidad sobre Estados Unidos y el mundo se haga palpable¡±, agrega. El vecino percibe la matanza como un ejemplo negativo de c¨®mo ¡°unos pocos logran alzar la voz en lugar de hacerlo la mayor¨ªa¡±.
A Matty no le preocupan los motivos del tirador. ¡°Me parte el coraz¨®n que venga un idiota y dispare a gente inocente¡±, dice. Pero cree que endurecer el acceso a las armas no habr¨ªa cambiado nada: ¡°los criminales matan a la gente, no las armas¡±, esgrime. Sostiene, en un argumento habitual de los partidarios del acceso a las armas, que si alguien hubiera estado armado en la discoteca quiz¨¢ se habr¨ªa evitado la masacre.
El vecino se muestra prudente sobre los posibles lazos yihadistas del tirador. Pero pide que, si existieran, se endurezca la lucha contra el Estado Isl¨¢mico y se restrinjan las fronteras del pa¨ªs, como promulga Donald Trump, candidato republicano a las elecciones presidenciales de noviembre.
A pocos metros, vive Matt, blanco de 37 a?os. Entre semana toma cada ma?ana, frente a la discoteca, el autob¨²s para ir a trabajar. ¡°Cuesta creer que el peor tiroteo de la historia ocurriera aqu¨ª¡±, dice.
Minimiza los posibles motivos islamistas u hom¨®fobos del tirador. Cree que atac¨® el Pulse porque sab¨ªa que estaba repleto de gente y resalta la importancia de la libertad religiosa. ¡°La gente puede estar loca pero siempre tiene un motivo. La gente violenta lleva sus creencias hasta un extremo¡±, sostiene.
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