Un la¨²d contra el olvido
La mitad de los refugiados sirios en Turqu¨ªa son menores de edad y apenas tienen recuerdos de la Siria anterior a la guerra, por lo que varias iniciativas intentan mantener viva la identidad siria a trav¨¦s de la cultura
A juzgar por su aspecto risue?o y su mirada limpia, nadie podr¨ªa imaginar por lo que ha pasado Osama Badawe: los bombardeos, las muertes, la guerra, el exilio. ¡°Tocar me da paz¡±, afirma convencido el joven sirio, de 23 a?os, mientras sus dedos se deslizan r¨¢pidos por el corto m¨¢stil de su la¨²d y el plectro que sujeta con su mano derecha rasga las cuerdas. En su boca se dibuja una sonrisa. ¡°En Alepo, sin agua, ni luz, ni electricidad, ni internet, no hab¨ªa mucho que hacer. Por la noche tampoco se pod¨ªa salir a la calle porque todo estaba oscuro. As¨ª que nos junt¨¢bamos a hacer m¨²sica. Toc¨¢bamos para escapar de las bombas. La m¨²sica te hace sentir en un lugar seguro¡±.
Hace diez meses huy¨® de Siria y se refugi¨® en Turqu¨ªa. Su hermano, que hab¨ªa salido antes del pa¨ªs, se encuentra en Alemania. Sus padres a¨²n residen en Alepo, no pueden escapar, ya que, a ra¨ªz del acuerdo firmado por Bruselas y Ankara, los turcos mantienen cerrada su frontera con Siria. Otra familia dividida por la guerra y las pol¨ªticas migratorias.
?l, de momento, ha hallado su lugar en Estambul ¡ªdonde intenta hacer carrera de su habilidad con el la¨²d¡ª y en la m¨²sica ha encontrado su refugio. ¡°Cuando te sientes extra?o en un nuevo pa¨ªs, la m¨²sica, el arte, la cultura, todo lo que tiene que ver con los sentimientos, te permite volver a conectar con los recuerdos de tu hogar¡±, explica. Cosa que, al contrario, ha notado que falta entre muchos de los sirios m¨¢s j¨®venes con los que ha entrado en contacto.
Seg¨²n datos de Acnur, un 50% de los sirios que viven en Turqu¨ªa son menores de edad y uno de cada cinco tiene menos de 4 a?os. Es m¨¢s, 200.000 ni?os han nacido en familias de refugiados sirios en suelo turco durante los ¨²ltimos cinco a?os. Lo que significa que una gran parte de la comunidad siria en este pa¨ªs euroasi¨¢tico no tiene recuerdos de su pa¨ªs antes de la guerra. ¡°Todo lo que saben es por las conversaciones que escuchan a sus mayores¡±, lamenta Badawe.
¡°Uno de los mayores problemas a los que nos enfrentamos los sirios en la di¨¢spora es que se est¨¢ borrando nuestra identidad. En Turqu¨ªa nos convertimos en turcos, en Europa nos presionan por adoptar costumbres cristianas y los saud¨ªes nos quieren hacer salafistas¡±, se queja la activista Rania Kisar, de la ONG siria SHINE: ¡°Nosotros tenemos nuestra propia cultura. ?Somos gente mediterr¨¢nea! Nos gusta ir a la monta?a y a la playa, nos gusta la m¨²sica y disfrutamos la vida¡±.
De ah¨ª que algunas familias sirias, explica la investigadora Senay ?zden, no quieran enviar a los ni?os a la escuela reglada en turco: ¡°Temen que si aprenden turco y se integran en la sociedad turca, cuando termine la guerra no querr¨¢n volver a su pa¨ªs¡±. Un temor que Badawe desecha: ¡°Estamos en Turqu¨ªa, y por tanto tenemos que aprender turco, es necesario para ganarnos la vida. Pero eso no significa que debamos olvidar nuestras ra¨ªces¡±.
Hay varias iniciativas puestas en marcha para evitarlo, como son los varios medios de informaci¨®n puestos en marcha por y para sirios, cursos de formaci¨®n y asociaciones de mujeres sirias o la librer¨ªa-caf¨¦ Pages en Estambul, con una gran cat¨¢logo de t¨ªtulos en ¨¢rabe y que sirve de punto de reuni¨®n para actividades culturales dirigidas a la comunidad siria.
Ah¨ª fue donde recal¨® Badawe cuando a¨²n no ten¨ªa claro qu¨¦ hacer con su vida, nada m¨¢s iniciar su exilio. ¡°Aqu¨ª intento buscar el talento entre los m¨¢s j¨®venes. No solo entre ni?os sirios, doy clases de m¨²sica tambi¨¦n a alumnos de Irak y Yemen. Muchos vienen de familias pobres que apenas pueden pagar los estudios de sus hijos. As¨ª que el joven Osama ha decidido no cobrarles: ¡°Solo les pongo una condici¨®n: que ellos tambi¨¦n ense?en gratis al menos a una persona m¨¢s¡±. De este modo, aunque emigren a otros rincones del mundo, dice, mantendr¨¢n viva la llama de la cultura de aquellos pa¨ªses que han tenido que abandonar.
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