Quedarnos en la UE para reformarla
Los partidarios de marcharse no presentan ninguna visi¨®n pol¨ªtica, ninguna ambici¨®n
Europa continental se enfrenta a muchas presiones: una Rusia agresiva e imprevisible, que no se atiene a las reglas internacionales; la inmigraci¨®n y el correspondiente ascenso de unos partidos populistas y nacionalistas cuyos pronunciamientos xen¨®fobos resultan repugnantemente familiares; la deriva de Polonia y Hungr¨ªa, cada vez m¨¢s lejos del consenso liberal; los problemas sin resolver del euro y la brecha entre norte y sur; una obsesi¨®n malsana del aparato de Bruselas por la adhesi¨®n literal a los principios fundacionales (es indudable que hay que modificar la libre circulaci¨®n de trabajadores a trav¨¦s de las fronteras). En Francia y Alemania ¡ªel eje fundamental¡ª, ya empiezan a cobrar cada vez m¨¢s vida los sue?os de dejar la Uni¨®n. Mi miedo es que, de ganar el Brexit, eso desencadene una separaci¨®n general y, con el tiempo, Europa vuelva a encontrarse con sus viejos y aterradores fantasmas. Si eso sucediera, mil a?os de historia nos ense?an que el Reino Unido acabar¨ªa profundamente involucrado. La Guerra de los Treinta A?os, las guerras napole¨®nicas, los sangrientos conflictos del siglo XX: los europeos no debemos olvidar jam¨¢s los cad¨¢veres que se amontonan a nuestras espaldas. Hemos sido, y podemos volver a ser, un pueblo pendenciero y belicoso.
Desde el punto de vista local, las ideas pol¨ªticas de quienes encabezan la campa?a del Brexit parecen estrechas, mezquinas y confusamente emocionales. Se habla poco del medio ambiente, la protecci¨®n de los trabajadores o los derechos humanos, que son preocupaciones important¨ªsimas de la UE. Los partidarios de marcharse no presentan ninguna visi¨®n pol¨ªtica, ninguna gran ambici¨®n m¨¢s all¨¢ de tener un mercado libre y de irse, sin m¨¢s. Como si esa fuera una palabra m¨¢gica que va a transformarnos.
A veces puede parecer que los pol¨ªticos del continente est¨¢n sumidos en una abstracci¨®n arrogante. Bruselas y Estrasburgo necesitan las s¨®lidas tradiciones intelectuales del empirismo brit¨¢nico, de la labor pol¨ªtica basada en los hechos. Las Ilustraciones inglesa, escocesa y francesa son mejores todas juntas. Tenemos que quedarnos en la Uni¨®n para reformarla.
Traducci¨®n de Mar¨ªa Luisa Rodr¨ªguez Tapia.
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