El mejor de los acuerdos posibles
Desde la emoci¨®n de vivir un momento como este, tanto tiempo esperado; y desde la raz¨®n que comprende el desaf¨ªo que queda por delante, mi alegr¨ªa es inmensa
Desde la emoci¨®n de vivir un momento como este, tanto tiempo esperado; y desde la raz¨®n que comprende el desaf¨ªo que queda por delante, mi alegr¨ªa es inmensa. Siempre ha sido m¨¢s f¨¢cil hacer la guerra que construir la paz.
La guerra es m¨¢s dolorosa por sus v¨ªctimas y sus horrores, m¨¢s costosa en recursos humanos y materiales, pero m¨¢s simple. Al final, se trata de destruir al otro, a lo que d¨¦ lugar. Quien tiene m¨¢s capacidad de hacerlo, puede terminar ganando.
Hacer la paz, crear una cultura de paz, ampliar la democracia para que quepan todos los que est¨¦n dispuestos a renunciar a la violencia, recuperar a los desplazados, reconocer y compensar a las v¨ªctimas y trabajar, gobernar, para todos, con un desarrollo incluyente, es una tarea m¨¢s compleja, m¨¢s dif¨ªcil, pero mucho m¨¢s satisfactoria.
Eso es lo que toca ahora, en esta nueva etapa de la historia de Colombia. Y hay que hacerlo con todos los poderes del Estado, con sus instituciones y con todos los ciudadanos que quieren la paz, la libertad y el bienestar de Colombia.
?La paz es de los colombianos y para los colombianos! ?La paz es de todos y para todos! La paz que quiere toda Am¨¦rica Latina. La paz que alegra al mundo, atenazado por guerras y conflictos en Oriente Medio, en ?frica... ?Por fin una buena noticia! ?Por fin se acaba el conflicto m¨¢s antiguo de Am¨¦rica Latina!
Desde Belisario Betancur hasta Juan Manuel Santos, todos los presidentes, sin excepci¨®n, lo han intentado con determinaci¨®n, con buena fe, interpretando el deseo de la inmensa mayor¨ªa de los colombianos. A todos hay que agradecer sus esfuerzos, su contribuci¨®n.
Ahora est¨¢ en las manos de los protagonistas de verdad: ?los ciudadanos de este gran pa¨ªs que es Colombia!
No hay, no puede haber, acuerdos ¡°perfectos¡± porque no ser¨ªan acuerdos. Los hay posibles e imposibles. Y este es posible, el mejor de los posibles, aunque cada uno tenga derecho a pensar en que lo hubiera hecho mejor.
Por eso, esta es la hora de la unidad por la paz, por el fin del horror. Para resarcir a las v¨ªctimas, a los desplazados, para volver a convivir, para reconciliar a todos los hombres y mujeres de buena fe.
He sido testigo comprometido de todos los esfuerzos para acabar el conflicto, dispuesto siempre a servir, en lo que pudiera, a los presidentes que me lo pidieron. Lo hice como presidente del Gobierno de Espa?a y como ciudadano, durante 35 a?os. Y, ahora, llego a sentirme como un colombiano m¨¢s, desde ese regalo de nacionalidad compartida del que disfruto.
He participado de las dudas y angustias de todo el proceso. He comprendido la desconfianza de tantos colombianos, tan grande como su deseo de paz.
Quiero agradecer a todos los presidentes de Colombia que me hayan tratado como amigo y me hayan permitido aportar un esfuerzo modesto por la paz. Pero, sobre todo, siento gratitud por los colombianos que me trataron siempre con cari?o y respeto. Era lo mismo que sent¨ªa y siento por ese pueblo magn¨ªfico y pr¨®ximo.
???Felicidades Colombia!!!
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