Inglaterra, pa¨ªs ¡®hooligan¡¯
Los pol¨ªticos a favor del Brexit mintieron descaradamente a Reino Unido sobre el coste econ¨®mico de seguir dentro de la UE
?C¨®mo es posible, se pregunta medio mundo, que los ingleses hayan hecho semejante burrada, poniendo en riesgo el bienestar tanto de su pa¨ªs como el del continente europeo? Los hooligans que siguen a la selecci¨®n inglesa de f¨²tbol ofrecen una buena pista de cu¨¢les han sido los procesos mentales de aquella mayor¨ªa que vot¨® a favor del Brexit.
Los conozco. Como periodista los he observado de cerca en cuatro continentes. Su actividad m¨¢s reciente durante la Eurocopa en Francia ha seguido los patrones habituales. Se congregan en el centro de una ciudad y se emborrachan, el deporte nacional ingl¨¦s por encima del f¨²tbol. Se quitan sus camisetas blancas con la cruz roja de San Jorge, gritan obscenidades sobre las selecciones rivales y se ponen a cantar ¡°Britannia rules the waves¡±, Britania domina las olas, una alusi¨®n al glorioso pasado imperial de los s¨²bditos de su majestad. No cantan bien, como los irlandeses, pero s¨ª en tono agresivo y desafiante. A ver, ?alguien va a cuestionar que nos comportemos como nos d¨¦ la santa gana en este pa¨ªs de mierda? ?alguien duda que somos la gente elegida, la raza dominante del mundo?
Algunos, con la bandera en una mano, van a un rinc¨®n o a una fuente en el centro de una plaza y orinan. Los nativos, infaliblemente gente m¨¢s civilizada, se ofenden o se asustan. A las mujeres les dicen de todo. Llega la polic¨ªa, los hooligans responden con m¨¢s c¨¢nticos, esta vez m¨¢s virulentos y a un volumen m¨¢s alto. ?ltimamente, en Francia han a?adido a su repertorio consignas antieuropeas. Al poco rato empiezan a romper vasos y a tirar sillas. Hay choques, algunos hooligans acaban chorreando sangre y despu¨¦s, cuando les entrevista la televisi¨®n inglesa, acusan a los polic¨ªas locales de ser unos salvajes.
No. No vamos a acusar a todos los inglesas que votaron en el refer¨¦ndum por la salida de Inglaterra del Reino Unido de pertenecer a esta tribu. Ni a una minor¨ªa de ellos. Pero en la actitud que demuestran cuando invaden tierras ajenas se detecta el germen de la mentalidad que inspir¨® la decisi¨®n de la mayor¨ªa de los habitantes de Albi¨®n a votar por el Brexit. Los hooligans ofrecen una caricatura grotesca de c¨®mo m¨¢s de la mitad de sus compatriotas, por lo dem¨¢s gente seguramente perfectamente respetable que quiere a sus mascotas y disfruta tomando el t¨¦, se relacionan con el resto del mundo (en el caso concreto del refer¨¦ndum, con desd¨¦n, con desconfianza, con ignorancia y con una absurda nostalgia imperial m¨¢s una lamentable falta de respeto y cero sentido de responsabilidad). La solidaridad y la amistad entre los pueblos que exhiben entre s¨ª la gran mayor¨ªa de los dem¨¢s aficionados europeos hoy en Francia son conceptos a los que son ajenos.
Los pol¨ªticos que hicieron campa?a a favor del Brexit no dudaron en apelar a las tendencias xen¨®fobas que, gracias a un antiguo proceso de ¨®smosis cultural, laten en las mentes y los corazones de los ingleses desde la infancia. Mintieron descaradamente a Reino Unido sobre el coste econ¨®mico de seguir dentro de la UE, pero fue mucho m¨¢s efectiva y decisiva su insistencia en que la inmigraci¨®n (c¨®digo para ¡°los malditos extranjeros¡±) representaba una amenaza para su pa¨ªs. Y la inmigraci¨®n, segu¨ªa el argumento, es fruto del movimiento libre de trabajadores que exige la UE, una organizaci¨®n que por el mero hecho de existir representa, a su vez, un peligro existencial para la soberan¨ªa brit¨¢nica.
Boris Johnson, posible futuro primer ministro y l¨ªder de la campa?a por el Brexit, lleg¨® al extremo de asociar a la UE con la Alemania nazi. No es de extra?ar que, seg¨²n una historia publicada en el Daily Mail el pasado lunes, el ¨²ltimo acto antes de morir a los 91 a?os de un veterano de la Segunda Guerra Mundial fuese firmar un voto postal a favor de la salida. Sus familiares explicaron despu¨¦s que ¡°luch¨® por su pa¨ªs hasta el final¡±.
El populismo barato de Johnson, de Nigel Farage (el l¨ªder muchas veces borracho del partido derechista UKIP) y compa?¨ªa fue para este anciano, y muchos m¨¢s de los que votaron por el Brexit, lo que la cerveza es para los hooligans. Les idiotiz¨®, les envalenton¨® y les sac¨® lo peor de s¨ª.
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