El ¡®Brexit¡¯ amenaza el fr¨¢gil equilibrio pol¨ªtico (y la econom¨ªa) de Irlanda del Norte
El impacto econ¨®mico de la salida de la UE y las tensiones en el Gobierno norirland¨¦s preocupan a los ciudadanos que a¨²n tratan de olvidar el sangriento conflicto
El Castillo de Invernalia est¨¢ en Irlanda del Norte. Tambi¨¦n la recortada costa de la Bah¨ªa de los Esclavos o el Bosque Encantado, con sus centenarias secuoyas, en el que soldados de la Guardia de la Noche se encuentran con los caminantes blancos. Estos son algunos de los escenarios de Juego de Tronos, la producci¨®n televisiva m¨¢s grande de todos los tiempos, que se rueda en la isla varios meses al a?o. Como muchas otras, Juego de Tronos lleg¨® a esta peque?a naci¨®n no s¨®lo por sus asombrosos paisajes, tambi¨¦n alimentada por los subsidios de la Uni¨®n Europea. El viernes, cuando se conoci¨® que Reino Unido abandonar¨¢ el club comunitario, muchos en Irlanda del Norte ¨Cque vot¨® mayoritariamente por la permanencia¡ªtemblaron. El Brexit pod¨ªa significar tambi¨¦n perder Juego de Tronos, que se ha convertido en una important¨ªsima atracci¨®n tur¨ªstica y en un buen impulsor para la econom¨ªa local. El esc¨¢ndalo fue tal, que la productora HBO, la responsable de la serie, tuvo que salir al paso para asegurar que el Brexit, al menos de momento, no da?ar¨ªa la serie.
Pero, ficci¨®n aparte, la desvinculaci¨®n de la UE tendr¨¢ graves consecuencias para Irlanda del Norte. Las m¨¢s inmediatas, para su econom¨ªa, todav¨ªa fr¨¢gil 18 a?os despu¨¦s del fin del conflicto armado, que entre 1968 y 1998 dej¨® 3.500 muertos (incluidos 1.800 civiles) La peque?a naci¨®n (1,8 millones de habitantes) es la segunda mayor receptora de fondos europeos del pa¨ªs: entre 2007 y 2013 percibi¨® 490 millones de euros y tiene otros 620 millones previstos hasta 2020. Goza, adem¨¢s, de otros varios cientos destinados a proyectos de paz, para tratar de alejar el esp¨ªritu de los Troubles. Subvenciones que, con toda probabilidad, se esfumar¨¢n. Y a ese impacto ¨Cenorme por ejemplo para el 90% de los agricultores cuyos ingresos proceden de la UE¡ªse suman tambi¨¦n potenciales problemas de comercio debidos a la ruptura de los acuerdos con la UE, y una posible p¨¦rdida de atractivo para futuros inversores.
Algo que, ali?ado con la colosal divisi¨®n pol¨ªtica que tambi¨¦n all¨ª ha desatado el refer¨¦ndum, forman un caldo de cultivo gravemente desestabilizador en una naci¨®n que todav¨ªa tiene frescos los recuerdos de la violencia de hace s¨®lo unos a?os, apunta Lee McGowan, profesor de Estudios Internacionales de la Queen¡¯s University de Belfast. Las primeras tensiones ya han aflorado en el Gobierno, que comparten el Partido Democr¨¢tico Unionista (DUP), que hizo campa?a por el Brexit, y el Sinn Fein, que apost¨® por la permanencia. El que fuera brazo pol¨ªtico del IRA, convertido ahora en partido antiausteridad, ha se?alado que, como Escocia, estudia c¨®mo bloquear la desvinculaci¨®n en el Parlamento de Westminster. Adem¨¢s, ha reclamado ya la celebraci¨®n de una consulta sobre la unificaci¨®n de las dos irlandas, una opci¨®n prevista en los acuerdos de paz del Viernes Santo. Algo que la Secretaria de Estado para Irlanda del Norte se ha apresurado a negar, alegando que no hay un clamor ciudadano que lo reclame. Mientras, la presidenta norirlandesa, la unionista Arlene Foster, ha respondido que el Brexit, en realidad, supone una gran oportunidad para esa naci¨®n.
A unos kil¨®metros del Parlamento de Belfast, en el lado protestante y a s¨®lo unos metros de Falls Road --la calle plagada de coloridos murales que recuerdan el conflicto--, Sean Hollys fuma un cigarrillo durante una pausa del taller mec¨¢nico en el que trabaja. El hombre, de 37 a?os y cabello casta?o y algo ralo, se encoge de hombros al pensar en las perspectivas del Brexit. ¡°Yo, a decir verdad no vot¨¦. Lo que tenga que ser ser¨¢¡¡±, afirma desganado. A su izquierda, en varias casas de ladrillo rojizo ondean la Union Jack y la bandera inglesa.
En el siguiente sem¨¢foro, ya en lado cat¨®lico, hay colgada una ense?a irlandesa, agitada por el viento y la lluvia. All¨ª, junto a una placa en honor a la resistencia nacionalista, vive Mary O¡¯Neill. A esta ama de casa de 56 a?os, que carga con un buen manojo de bolsas de la compra pese a la ventisca, s¨ª le preocupa el futuro. ¡°Yo vot¨¦ por la UE. Las perspectivas no son buenas si nos vamos. Es como una forma de volver a dividirnos. Adem¨¢s, dicen que van a construir una frontera con Irlanda¡±, dice alarmada. Tiene cuatro hijas ¨Cque le han dado ya, afirma orgullosa, seis nietos¡ª y dos de ellas viven en Monaghan, en el vecino pa¨ªs, a s¨®lo unos kil¨®metros de un borde que hoy es inexistente pero que hace a?os estaba militarizado y en el que los controles eran constantes, recuerda O¡¯Neill. Ahora, se visitan mutuamente cada fin de semana.
Tras el Brexit, Irlanda del Norte tendr¨¢ la ¨²nica frontera terrestre con un pa¨ªs comunitario. Un borde de 500 kil¨®metros que, en un punto u otro, cruzan miles de personas cada d¨ªa para ir a trabajar, hacer gestiones o visitar a sus familiares. En tren, de Belfast a Dubl¨ªn apenas hay un par de horas. La ruta hace parada en Newry, el ¨²ltimo pueblo norirland¨¦s, y sigue hasta Dundalk, ya en la vecina del sur. Entre ambas no hay un solo control. Ni una se?al. Nada. A bordo del veh¨ªculo, Paul Kelly, un consultor de nuevas tecnolog¨ªas de 32 a?os que vive en Dubl¨ªn, cuenta que viaja al menos tres veces a la semana a la capital norirlandesa para ver a clientes. A su lado, Sarah Philips, de 19 a?os, explica que es de Derry pero que estudia en Dubl¨ªn. S¨®lo Kelly recuerda la ¨¦poca de los puestos, los militares y las alambradas. ¡°No querr¨ªa volver a vivir nada de eso¡±, dice entristecido.
¡°El impacto psicol¨®gico de una frontera para un pa¨ªs que a¨²n se est¨¢ recuperando de una fuerte divisi¨®n es importante. Y los problemas econ¨®micos y las tensiones pol¨ªticas causan tensiones reales. No es que vaya a volver la violencia a las calles, pero todav¨ªa hay peque?os grupos disidentes que podr¨ªan aprovechar esta situaci¨®n para reclutar nuevos miembros. No hay que descartar nada¡±, afirma el profesor McGowan.
La divisi¨®n est¨¢ ah¨ª. Es real. Un vistazo al mapa surgido tras el refer¨¦ndum, se?ala el experto, lo demuestra: 11 de sus 18 distritos votaron por la permanencia (que gan¨® en la regi¨®n por un 58%); y en los siete en los que venci¨® el Brexit hay una mayor¨ªa de poblaci¨®n protestante, de la que una buena parte se identifica a s¨ª misma como ¡°s¨®lo brit¨¢nica¡±, seg¨²n las encuestas. En la victoria del Brexit han jugado, adem¨¢s, un importante papel los evang¨¦licos. El reverendo Ian Paisley, fundador del DUP y una de las voces unionistas m¨¢s feroces, aseguraba que el Libro de la Revelaci¨®n profetizaba que el euro ser¨ªa una se?al del final de los tiempos, con lo que en muchas iglesias evang¨¦licas se ha pedido claramente el voto por el Leave.
El Brexit, advierte el l¨ªder del partido Socialdem¨®crata y Laborista (SDLP, nacionalista), Colum Eastwood, cambia por completo las cosas en Irlanda del Norte. El diputado afirma que aunque algunos en Londres maticen que la construcci¨®n de una frontera entre las dos irlandas no es deseable para nadie, es ¡°irreal¡± pensar que todo va seguir¨¢ como hasta ahora. Sobre todo, apunta, cuando uno de los principales argumentos de la campa?a por la salida de la UE ha sido, precisamente, el control fronterizo.
De momento, las administraciones irlandesas est¨¢n colapsadas por las peticiones de pasaportes llegados de Irlanda del Norte ante la perspectiva de muchos ciudadanos de perder los beneficios de ser ciudadano comunitario. Cualquiera nacido en la isla tiene derecho a la nacionalidad irlandesa, tambi¨¦n cualquiera que tenga uno de sus progenitores o abuelos irlandeses. De hecho, hasta el nieto de Paisley ¨Ccuya agrupaci¨®n fue la ¨²nica en su momento en oponerse a los Acuerdos del Viernes santo¡ªha pedido el pasaporte irland¨¦s.
Tambi¨¦n para la vecina Irlanda, el futuro tras el Brexit se presenta inquietante. De momento, el Gobierno de Enda Kenny, aunque ha asegurado que su econom¨ªa resistir¨¢ la presi¨®n, ha formado un grupo de trabajo para analizar las consecuencias de la salida de su vecino norte?o y elaborar un posible plan de contingencia. Mientras, la mayor¨ªa de los expertos ven con cautela el futuro. Y es que el 34% de las exportaciones norirlandesas va al lado sur de la isla y el primer mercado para Irlanda es Reino Unido.
Tambi¨¦n los inversores, apunta Brendan McDonagh Jefe de inversiones estrat¨¦gicas y mercados europeos de la IDA, la agencia de inversiones del Gobierno Irland¨¦s, est¨¢n muy atentos al dise?o del nuevo acuerdo entre ambos pa¨ªses y han empezado a hacer consultas. McDonagh, sin embargo, afirma que Irlanda ¨Ccuya econom¨ªa fue la que creci¨® m¨¢s r¨¢pido el a?o pasado¡ªseguir¨¢ siendo un lugar muy deseable para los inversores.
De momento, la mayor¨ªa de los vecinos de las islas observan el futuro con cautela. A muchos les asustan los problemas econ¨®micos. Pero sobre todo, nadie quiere ver a otro tipo de guerreros y armas que no sean las espadas y arcos medievales de los actores y figurantes de Juego de Tronos.
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