Colombia, las lecciones del acuerdo de paz
La paz y la democracia son obras siempre inconclusas, imperfectas
Colombia decidi¨® que no val¨ªa la pena seguir aferrada a 50 a?os de guerra, conflicto y falta de civilidad. Por el contrario, concluy¨® que el tiempo del futuro hab¨ªa llegado ya, para toda su gente.
As¨ª y tras 5 a?os de intensas negociaciones se sell¨® en La Habana, Cuba, un paso trascendental para el abrazo de todos los colombianos, para poder construir juntos un futuro para todos, sin miedos, sin represalias, sin la sensaci¨®n permanente de inseguridad.
Hasta hace poco, hablar de paz en Colombia era un deseo ilusorio y escenario de probabilidad remota. Hoy, luego del anuncio de La Habana, estamos ante el advenimiento de lo que podr¨ªa considerarse uno de los momentos hist¨®ricos m¨¢s trascendentales en la vida del pa¨ªs, un paso concreto e irreversible hacia el logro de la paz, el tr¨¢nsito del ejercicio de la pol¨ªtica armada a la pr¨¢ctica pol¨ªtica basada en las herramientas de la democracia.
El proceso de paz colombiano ha dejado un legado hist¨®rico y lecciones para todo el continente y m¨¢s all¨¢ de este. Ha demostrado que el logro de la paz es la obra de hombres y mujeres imperfectos, bregando, en tiempos dif¨ªciles, por un resultado no siempre cierto.
Ha evidenciado el enorme esfuerzo que significa la negociaci¨®n y la obtenci¨®n de acuerdos entre posiciones que parecen irreconciliables; lo dif¨ªcil que es buscar la paz en medio de la duda, la cr¨ªtica y los ataques m¨¢s certeros. Pero ha demostrado tambi¨¦n que las convicciones de principios y la anteposici¨®n de intereses superiores pueden ser suficientes para sacar adelante un proceso de esta naturaleza.
Confianza mutua ganada a puro esfuerzo y mediaci¨®n, luz al final del t¨²nel y un cronograma claro de trabajo parecen nociones b¨¢sicas del ¨¦xito. Pero, este proceso deja grandes aportes al campo de la transformaci¨®n de conflictos. La implementaci¨®n de nuevos y osados componentes, aparentemente contradictorios como la negociaci¨®n sin la declaratoria de un cese oficial de hostilidades o la enunciaci¨®n de posturas absolutistas expresadas en la m¨¢xima ¡°nada est¨¢ acordado hasta que todo este acordado¡±, ser¨¢n materia de an¨¢lisis.
De igual manera, la f¨¦rrea determinaci¨®n de construir institucionalidad e impulsar iniciativas de memoria, verdad, justicia y reparaci¨®n en pleno conflicto armado como se?al inequ¨ªvoca de que las v¨ªctimas constituir¨ªan la columna vertebral de la construcci¨®n de paz en Colombia. El reconocimiento de la conculcaci¨®n de derechos y la orientaci¨®n clara del rumbo que deber¨ªa tomar este proceso, muestra de coraje y dignificaci¨®n a los m¨¢s vulnerados.
Desde que Colombia solicit¨® el apoyo de la OEA, hace m¨¢s de doce a?os, nuestra organizaci¨®n acudi¨® prontamente al llamado del pa¨ªs, desplegando una Misi¨®n de Apoyo al Proceso de Paz (MAPP-OEA). Conscientes del desaf¨ªo y de su compromiso hist¨®rico, la Misi¨®n se ha instalado en los territorios m¨¢s afectados por el conflicto armado, m¨¢s inaccesibles y donde el Estado tiene la presencia m¨¢s d¨¦bil. Desde all¨ª no ha cesado de acompa?ar a las comunidades, v¨ªctimas y desmovilizados, de monitorear las pol¨ªticas de paz, las condiciones de seguridad y la conflictividad, actividades que han significado un aporte sustancial para la creaci¨®n de condiciones para la paz y cuyo resultado se encuentra hoy a la vista.
La OEA reconoce no solo el enorme desaf¨ªo que ha significado estas negociaciones, sino las capacidades y la firme voluntad y el liderazgo de las m¨¢s altas autoridades nacionales, comenzando por el Presidente Juan Manuel Santos y los l¨ªderes de la guerrilla de las FARC-EP.
Una paz firme, duradera y en equidad requiere ineludiblemente la participaci¨®n de la sociedad, especialmente de las alcald¨ªas y gobernaciones, organizaciones comunales, autoridades tradicionales y pol¨ªticas, ind¨ªgenas y afrocolombianas, organizaciones sociales, de v¨ªctimas y desmovilizados.
Por otra parte, el inicio de la fase p¨²blica de conversaciones entre el Gobierno y el Ej¨¦rcito de Liberaci¨®n Nacional [ELN] constituye un imperativo ineludible en esta hora hist¨®rica y crucial. Colombia puede grabar en la pr¨¢ctica pol¨ªtica y en el arte universal de la b¨²squeda de soluciones a los grandes conflictos, la realidad de un m¨¦todo virtuoso de dialogar para acordar, acordar para cumplir y cumplir para transformar.
La paz y la democracia son obras siempre inconclusas, imperfectas. La paz debe ser abrazada y cuidada por todos, para no repetir la tragedia de la guerra, del odio y del enfrentamiento, para permitir la hermosa posibilidad del disfrute de la vida digna a todos los colombianos.
* Luis Almagro es Secretario Genera de la Organizacion de los Estados Americanos. Twitter:?@Almagro_OEA2015
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