El aeropuerto Atat¨¹rk sobrevive entre cascotes a su peor golpe
La mayor terminal de Estambul, la tercera m¨¢s transitada de Europa, empieza a recobrar la normalidad
Cuando se inaugur¨® en el a?o 2000, la terminal internacional del aeropuerto Atat¨¹rk de Estambul ya se hab¨ªa quedado peque?a. Las interminables colas ante los mostradores de facturaci¨®n o los puestos de control de identidad, la ca¨®tica zona de llegadas en la que los taxistas se disputan con descaro los clientes, le dieron pronto un aire de animado Gran Bazar. Tras la matanza desencadenada en la noche del martes por tres terroristas suicidas, la algarab¨ªa se ha tornado en estupor.
La prensa turca intenta mantener viva la memoria de las 44 v¨ªctimas, entre ellas 19 extranjeros, cuyas vidas quedaron segadas. A¨²n puede que el balance se incremente: entre los m¨¢s de 230 heridos, algunos se encuentran en estado cr¨ªtico. La rese?a de breves notas necrol¨®gicas incluye a varios taxistas; personal de las compa?¨ªas a¨¦reas ¡ªhab¨ªa un matrimonio que compart¨ªa tambi¨¦n el trabajo¡ª; de una empleada de la concesionaria de la terminal que iba a casarse 10 d¨ªas despu¨¦s, de un gu¨ªa que hab¨ªa acudido a recoger a un grupo de turistas despu¨¦s de haber dejado en casa a su mujer, embarazada, y a su hijo...
¡°Disculpe, soy ciudadana turca, pero me han enviado al sector de otras nacionalidades porque all¨ª est¨¢ todo colapsado¡±, se justificaba G¨¹lseren, de 22 a?os, que acababa de regresar de un viaje a Alemania con su madre. Los viajeros que sal¨ªan al exterior del aeropuerto en la madrugada del jueves? ¡ªdespu¨¦s de soportar m¨¢s de dos horas de espera antes de que se les estampara el sello de entrada en el pasaporte¡ª se topaban con una terminal desolada y a media luz. Cascotes y cristales rotos apenas ocultos por paneles, impactos de bala en los muros, restos de las explosiones y tiroteos. Un escenario que atravesaban con aparente normalidad los reci¨¦n llegados en medio de la presencia policial habitual, sin soldados con fusiles de asalto terciados ni perros detectores de bombas a la vista.
Al contrario de lo ocurrido tras el atentado registrado en Bruselas el pasado marzo, la actividad en el principal aer¨®dromo de Estambul apenas se ha resentido tras el atentado. En primer lugar, porque los efectos del ataque se dejaron sentir principalmente en la zona exterior de llegadas, una vez superado el ¨²ltimo control aduanero. Y porque el hub a¨¦reo de Atat¨¹rk es ante todo el centro de operaciones de la compa?¨ªa Turkish Airlines para unir a viajeros de medio mundo mediante una simple conexi¨®n dentro de la propia terminal.
Con los d¨ªas contados
Por sus instalaciones pasaron m¨¢s de 60 millones de pasajeros el a?o pasado, dos terceras partes en vuelos internacionales, lo que le sit¨²a como tercer aer¨®dromo m¨¢s transitado de Europa, solo por detr¨¢s de Londres Heathrow y Par¨ªs Charles De Gaulle. Aunque sabe que sus d¨ªas est¨¢n contados a partir del a?o que viene ¡ªcuando empezar¨¢ a operar al noroeste de la ciudad el nuevo aeropuerto de Estambul ¡ªque aspira a ser uno de los mayores del planeta¡ª, la terminal de Atat¨¹rk se afana por volver a la normalidad en medio de las obras.
Pero los turistas tardar¨¢n en regresar. Hace ya tiempo que por sus dependencias aeroportuarias transitan tambi¨¦n pasajeros como Fathi Bayoud, un m¨¦dico pediatra tunecino que llevaba viajando desde enero a Estambul para intentar traer de vuelta a casa a uno de sus hijos. El joven hab¨ªa salido del pa¨ªs magreb¨ª para alistarse presuntamente en las filas del ISIS en Irak o Siria, pero su progenitor le convenci¨® por tel¨¦fono para que regresara a T¨²nez. Antes fue detenido por las autoridades turcas en la frontera. La vida del doctor Bayoud, que se encontraba en la terminal internacional de Atat¨¹rk en la noche del atentado, tambi¨¦n qued¨® segada, supuestamente por miembros del mismo grupo que hab¨ªa captado a su hijo para el yihadismo.
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