El miedo cala poco a poco en la sociedad turca
Los expertos alertan un cambio psicol¨®gico entre la ciudadan¨ªa tras un a?o de atentados
La noche del 13 de marzo, casi uno de cada cuatro espectadores de Turqu¨ªa se sent¨® frente al televisor a seguir las aventuras y desventuras de Atakan, Yattara y Seda Tetik, algunos de los participantes en Survivor, la versi¨®n turca del programa que en Espa?a se llam¨® La isla de los famosos. Como un domingo m¨¢s. La cuesti¨®n es que no era un domingo cualquiera; unas horas antes, dos militantes kurdos se hab¨ªan suicidado en pleno centro de Ankara al volante de un coche bomba: murieron 37 personas que paseaban entre los caf¨¦s, los cines y los centros comerciales. Survivor super¨® los 9 millones de televidentes. Como cada domingo.
¡°Parecer¨ªa que a la gente no le importa lo que ocurre a sus semejantes. Pero no es as¨ª. Es s¨ªntoma de un miedo profundo. A la gente le da tanto miedo pensar que les pod¨ªa haber pasado a ellos, que deciden ignorar los hechos. Es un mecanismo de protecci¨®n muy humano¡±, explica Sel?uk Candansayar, profesor de Psiquiatr¨ªa en la Universidad Gazi de Ankara.
Desde junio del a?o pasado, Turqu¨ªa ha vivido una cadena de atentados del Estado Isl¨¢mico (ISIS por sus siglas en ingl¨¦s) y de los grupos armados kurdos PKK y TAK, que han dejado un reguero de unos 250 muertos y un millar de heridos. Eso sin contar las acciones armadas en la regi¨®n kurda, donde se ha recrudecido el conflicto entre los nacionalistas kurdos y el Estado, provocando m¨¢s de 1.500 muertos y medio mill¨®n de desplazados.
En apariencia, la vida contin¨²a como si nada hubiera ocurrido pero, seg¨²n los expertos, algo est¨¢ cambiando en el seno de la sociedad turca y en el ¨¢mbito individual, aunque sea de manera larvada. Hay menos afluencia a los habitualmente abarrotados lugares de ocio y cada vez se oyen m¨¢s frases del tipo: ¡°Prefiero ir en autob¨²s. Le he prometido a mi pareja que no tomar¨ªa el metro¡±.
¡°La sociedad turca lleva enfrent¨¢ndose al terrorismo durante d¨¦cadas. Pero en los setenta era una violencia segmentada, circunscrita a grupos de izquierda y de derecha. Y posteriormente, con el PKK, era una cuesti¨®n m¨¢s regional y el grupo centraba sus ataques en objetivos militares¡±, explica la soci¨®loga Nil¨¹fer Narli: ¡°El Daesh [acr¨®nimo en ¨¢rabe del ISIS] es diferente, ataca objetivos civiles de todo tipo. Y el enemigo es invisible¡±. Los vecinos del edificio donde se fabricaron los explosivos utilizados en el ataque al aeropuerto Atat¨¹rk de Estambul, por ejemplo, se mostraron conmocionados cuando se descubri¨® qui¨¦nes hab¨ªan sido los misteriosos inquilinos de uno de los apartamentos. ¡°Durante d¨ªas, viv¨ªa sobre una bomba¡±, dijo una anciana del bloque.
En un estudio, a¨²n no publicado, que est¨¢ elaborando la soci¨®loga Narli sobre los efectos de la nueva ola terrorista en la sociedad turca se insta a diferentes personas a repasar los ¨²ltimos 25 a?os de Turqu¨ªa y mencionar aquellos sucesos de los que tienen un peor recuerdo o que tuvieron un impacto m¨¢s negativo sobre sus vidas. ¡°Un gran n¨²mero de participantes menciona atentados de Daesh, ataques del PKK, bombas y ataques suicidas. Lo cual quiere decir que, si bien la vida contin¨²a, estos hechos les han afectado profundamente. Todos dicen sentirse m¨¢s tensos, temerosos, pesimistas¡¡±, apunta la soci¨®loga.
En este tipo de situaciones, asegura el profesor Candansayar, la poblaci¨®n tiende a mirar al Estado en busca de seguridad: m¨¢s polic¨ªa, m¨¢s militares, m¨¢s controles en las calles. ¡°La gente est¨¢ dispuesta a aceptar un mayor grado de autoritarismo y mano dura. Pero al mismo tiempo, cuando los atentados se repiten pese a la mayor seguridad, el sentimiento de desprotecci¨®n se vuelve a¨²n mayor. Entonces se extiende la frustraci¨®n y el fatalismo. La gente cree que nada se puede hacer, se cierra en s¨ª misma y deja de hacer planes de futuro. El miedo paraliza e impide pensar¡±, opina el psiquiatra: ¡°Estas situaciones tambi¨¦n benefician el pensamiento m¨¢gico, la esperanza en un milagro: sea el advenimiento de un l¨ªder fuerte o un hecho natural que cambie las cosas¡±.
Los ataques han llegado adem¨¢s en una situaci¨®n de polarizaci¨®n pol¨ªtica y social no vista desde hace 40 a?os en Turqu¨ªa y cada uno eval¨²a lo ocurrido desde su enrocada postura pol¨ªtica: la oposici¨®n ve la mano del Ejecutivo islamista en los atentados del ISIS y los conservadores la de los opositores en los del PKK.
En los programas de los canales progubernamentales es habitual tambi¨¦n que se lancen acusaciones sobre las conexiones del ISIS con servicios de inteligencia extranjeros y entre los usuarios turcos de las redes sociales ha circulado profusamente una advertencia de la Secretar¨ªa de Estado de EEUU para quienes viajasen a Turqu¨ªa, un d¨ªa antes del atentado en Estambul, que se ha utilizado ¨Cpese a que estos avisos se hacen peri¨®dicamente- para aventurar que los socios occidentales conoc¨ªan los planes del ISIS y no lo comunicaron a Turqu¨ªa. La teor¨ªa del complot ofrece una narrativa poderosa y una explicaci¨®n simple a cuestiones complejas. Pero al mismo tiempo alimenta la paranoia colectiva.
Son estas algunas de las razones por las que en Turqu¨ªa no se han visto manifestaciones unitarias de condena como s¨ª ocurri¨® en Par¨ªs. ¡°No hay signos de que se vayan a producir acciones a nivel colectivo, porque la gente tiene miedo de organizar este tipo de actos¡±, cree Narli. Lo que s¨ª se ha incrementado en los ¨²ltimos a?os, a?ade Candansayar, es el grado de irritabilidad y violencia interpersonal, a causa de la tensi¨®n pol¨ªtica: ¡°Los conflictos m¨¢s b¨¢sicos, en la calle o en la familia, tienden ahora a resolverse con violencia. Respecto al terrorismo no hay datos todav¨ªa que permitan cuantificar c¨®mo est¨¢ afectando la nueva ola de violencia, pero podemos predecir que tendr¨¢n consecuencias negativas¡±.
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