El obispo de Toluca: ¡°Dios cre¨® a Ad¨¢n y a Eva, no dos Adanes, no dos Evas, ?verdad que no?¡±

M¨¦xico avanza hacia el reconocimiento del matrimonio homosexual, a tal punto que el presidente Enrique Pe?a Nieto propuso en mayo que se incluya como un derecho en la Constituci¨®n. Pero su clero mantiene los pies fijos en su sitio, con declaraciones que soliviantan a los defensores de la causa. Por ejemplo, las del obispo de Toluca en una homil¨ªa en mayo: "No estoy a favor de que se denigren el marimonio", dijo Francisco Chavolla. "Y menos que se pervierta a los ni?os".

Activistas gay acaban de denunciarlo ante el Consejo Nacional para Prevenir la Discriminaci¨®n y le han mandado una carta de protesta al Papa a trav¨¦s de la nunciatura (misi¨®n diplom¨¢tica) del Vaticano en M¨¦xico. Desde su famosa frase sobre los homosexuales? ¨C"?Qui¨¦n soy yo para juzgarlos?"¨C Francisco es visto como un pont¨ªfice flexible en su visi¨®n social, y los activistas mexicanos lo han remitido a sus propias palabras en su queja sobre Chavolla.

Las palabras del obispo tuvieron un eco especial en v¨ªsperas de que el Congreso de su demarcaci¨®n territorial, el Estado de M¨¦xico, discutiera la legalizaci¨®n de los enlaces del mismo sexo. Chavolla, de 70 a?os, encabez¨® una marcha y dedic¨® su homil¨ªa a perorar contra el matrimonio gay. "Dios cre¨® a Ad¨¢n y a Eva, no dos Adanes, no dos Evas, ?verdad que no?", pregunt¨® ret¨®ricamente antes de ofrecer lo que llam¨® "un ejemplo" de su car¨¢cter "antinatural", el que sigue:

"Inviten a unos hombres y mujeres a una isla lejana, sola. P¨®nganles comida, medicina, p¨®nganles todo y d¨¦jenlos que pasen all¨¢ algunos a?os, y en otra isla lleven a puros hombres y d¨¦jenlos que pasen algunos a?os. Pasados unos 30 o 40 a?os regresen. Donde estaban puros hombres, lo ¨²nico que queda son viejitos consumados [sic] o algunos esqueletos, y donde pusieron hombres y mujeres van a haber un mont¨®n de chilpayates [ni?os]. ?Qu¨¦ dice la naturaleza?. ?D¨®nde est¨¢ la vida? Hijos, no es la religi¨®n, la naturaleza habla", ilustr¨® el prelado.

Dos d¨ªas despu¨¦s el Congreso local anunci¨® que aplazaba la deliberaci¨®n sobre el matrimonio gay. La apuesta de Pe?a Nieto por impulsar su legitimidad no cuaj¨® en el Parlamento del territorio donde forj¨® su carrera pol¨ªtica como gobernador, el Estado de M¨¦xico, que rodea a la capital, la Ciudad de M¨¦xico, es el m¨¢s poblado del pa¨ªs (15 millones de habitantes) y siempre ha estado gobernado por el Partido Revolucionario Institucional (PRI), el mismo del presidente.?

Cat¨®lico y licenciado en Derecho en la Universidad Panamericana, ligada al Opus Dei, Pe?a Nieto ha sorprendido enarbolando la causa de los derechos homosexuales, si bien forma parte de un partido laico. El gesto conecta con una sensibilidad creciente en M¨¦xico y oxigena su imagen, lastrada por el estancamiento de su agenda de reformas y por la violencia incesante, con el caso de los 43 estudiantes desaparecidos en Iguala como corona de espinas.

El coste pol¨ªtico de su envite progresista se lo est¨¢n cobrando los sectores tradicionalistas. Dentro del PRI se considera que pudo influir en los malos resultados del partido en las elecciones estatales del 5 de junio, con grupos de ultraderecha haciendo proselitismo a favor del voto conservador y con la Iglesia malencarada. Tras los comicios, el semanario Desde la fe, pilotado por el poderoso arzobispo de la Ciudad de M¨¦xico Norberto Rivera, public¨® un editorial fustigando a Pe?a Nieto y poniendo en relaci¨®n directa la cuesti¨®n gay con la p¨¦rdida de votos del PRI: "Ante el descalabro electoral", dec¨ªa el texto, "cabr¨ªa preguntarnos: ?Qui¨¦n mal aconsej¨® al presidente para tener ¡°contentos¡± a un grupo minoritario y a oscuros lobbys internacionales que vienen destruyendo los valores sociales y familiares?".

La iniciativa de Pe?a Nieto debe pasar por la aprobaci¨®n del Congreso e implica la reforma del art¨ªculo 4 de la Constituci¨®n. En caso de que el derecho al matrimonio homosexual, avalado en 2015 por la Suprema Corte, quede acreditado en la Carta Magna, empezar¨ªa el farragoso proceso de que fuese reconocido en el c¨®digo civil de cada Estado. Hasta la fecha lo permiten s¨®lo ocho de los 32 que forman la Rep¨²blica, entre ellos la capital, Ciudad de M¨¦xico, a la vanguardia de una tendencia que va con el viento a favor pero que todav¨ªa se ve refrenada por rachas de aire confesional y por el paso timorato de los partidos pol¨ªticos, mezcla de conservadurismo y c¨¢culo electoral prudencial.