El ataque de Dallas irrumpe en el estancado debate en el Congreso sobre las armas
Los legisladores deben decidir esta semana si aprueban iniciativas para restringir las ventas
El tiroteo a polic¨ªas en Dallas condiciona el estancando debate en el Congreso, en Washington, sobre el control de las armas. El ataque, menos de un mes despu¨¦s de la matanza de Orlando, tuvo lugar en un momento en que los miembros de la C¨¢mara de Representantes parec¨ªan incapaces de sortear sus diferencias sobre la regulaci¨®n de las armas de fuego. Los congresistas tienen margen para aprobar las medidas que est¨¢n barajando hasta el pr¨®ximo viernes, cuando inician sus vacaciones de verano.
La muerte, el pasado jueves, de cinco polic¨ªas en Dallas dar¨¢ un nuevo impulso al debate en el Congreso, pero la inc¨®gnita es si servir¨¢ para fraguar un consenso entre dem¨®cratas y republicanos, que consideran demasiado d¨¦biles o ambiciosas sus respectivas propuestas.
Hay pocas esperanzas si se tiene en cuenta que los legisladores no han logrado impulsar en los ¨²ltimos a?os ninguna restricci¨®n a las armas pese a la sucesi¨®n de matanzas. Toda ley debe ser aprobada por la C¨¢mara y el Senado. El Partido Republicano, m¨¢s reticente a cualquier restricci¨®n del uso de las armas, ostenta la mayor¨ªa.
El precedente de Orlando tambi¨¦n invita al pesimismo. Superada la conmoci¨®n por la muerte el 12 de julio de 49 personas en una discoteca gay, la presi¨®n para aprobar una ley que restrinja las ventas se relaj¨® y el clima en el Congreso volvi¨® al terreno habitual: pugnas partidistas, divisiones internas, alergia al compromiso e influencia de grupos externos y de las elecciones presidenciales de noviembre que impiden la aprobaci¨®n de cualquier reforma de calado en materia de armas pese a la indignaci¨®n compartida por los tiroteos.
El presidente de la C¨¢mara, el republicano Paul Ryan, pidi¨® el viernes en el hemiciclo una reflexi¨®n colectiva tras el ataque de Dallas. ¡°Todo miembro de esta instituci¨®n, todo republicano y dem¨®crata quiere ver menos violencia armada¡±, dijo. ¡°Muchas veces estamos apasionadamente en desacuerdo sobre c¨®mo lograrlo. Pero teniendo este debate no perdamos de vista los valores que nos unen¡±.
Dem¨®cratas y republicanos coinciden en querer limitar la venta de armas a personas que han estado en la lista de sospechosos de terrorismo, como el tirador de Orlando. Pero los primeros proponen medidas m¨¢s restrictivas, y los segundos son m¨¢s cautos y est¨¢n divididos entre ellos.
La falta de un consenso bipartidista hizo que el Senado rechazara, a los pocos d¨ªas de Orlando, varias propuestas de ley para dificultar la venta de armas.
Rebeli¨®n interna republicana
El debate se traslad¨® entonces a la C¨¢mara de Representantes para tratar de aprobar alguna iniciativa similar. Ryan apoy¨® una propuesta para limitar las ventas a sospechosos de terrorismo y anunci¨® que la someter¨ªa a votaci¨®n la pasada semana. Pero la rebeli¨®n de un sector del Partido Republicano le forz¨® a posponer el voto de esa propuesta, pese a que cuenta con el benepl¨¢cito de la poderosa Asociaci¨®n Nacional del Rifle (NRA, por sus siglas inglesas).
El hecho de que Ryan no haya podido convencer a toda su bancada refleja la reticencia conservadora a cualquier iniciativa que pueda cuestionar la Segunda Enmienda de la Constituci¨®n, que ampara el derecho a las armas, pese a la voluntad republicana de endurecer la lucha contra el terrorismo (el tirador de Orlando era un simpatizante yihadista).
El ala m¨¢s radical del partido, el llamado Freedom Caucus, dijo que no puede apoyarla porque cree que supone una intromisi¨®n del Gobierno en los derechos individuales. La propuesta de ley establece que el Gobierno tendr¨ªa tres d¨ªas para convencer a un juez de que debe prohibir la venta de armas a personas que han estado en la lista de sospechosos de terrorismo.
Desde este lunes, el objetivo de Ryan es acercar posiciones con ese grupo de republicanos, mientras trata de cortejar a los dem¨®cratas, que denuncian que la propuesta que respalda es demasiado tenue.
Hace dos semanas, los congresistas dem¨®cratas protagonizaron una sentada de 26 horas en la C¨¢mara para forzar una votaci¨®n sobre las armas. Por ahora, no la han logrado pero s¨ª han conseguido que los republicanos se vean forzados a debatir, algo que Dallas ha acentuado. Parece imposible que las propuestas dem¨®cratas para restringir las ventas de armas lleguen a aprobarse, pero el partido trata de beneficiarse de la divisi¨®n republicana. En paralelo, los republicanos amenazan con sancionar a los dem¨®cratas por la sentada y buscan evitar la percepci¨®n de que act¨²an a remolque de ellos.
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