Boris Johnson: ¡°Ministro de c¨®cteles¡±
Su nombramiento para la cartera de Exteriores puede deberse a que May quiere tenerlo controlado
A primera vista es un disparatado episodio m¨¢s en la tragicomedia que hoy escenifica la una vez venerable democracia brit¨¢nica. Theresa May, la flamante primera ministra conservadora, anunci¨® nada m¨¢s asumir su cargo el mi¨¦rcoles que su ministro de relaciones exteriores ser¨ªa Boris Johnson, el erudito, populista y payasesco oportunista que lider¨® la campa?a por el Brexit y convirti¨® la columna semanal que escribe hace a?os para the Daily Telegraph en una tribuna para lanzar insultos a los l¨ªderes de pa¨ªses como Estados Unidos y Alemania con los que el deca¨ªdo Reino Unido debe forjar las mejores relaciones posibles.
May sabe perfectamente bien que la diplomacia no es exactamente lo que caracteriza a Johnson. Sabe que durante la campa?a por el Brexit compar¨® en su columna a la UE con la Alemania Nazi; sabe que Johnson dijo que Barack Obama se opon¨ªa al Brexit debido al rencor que supuestamente sent¨ªa hacia el imperio brit¨¢nico por ser de padre keniano; sabe que dijo que Hillary Clinton le recordaba a ¡°una enfermera s¨¢dica en un hospital psiqui¨¢trico¡±; sabe que describi¨® una reciente acci¨®n de Angela Merkel como ¡°vomitiva¡±.
Eso para los l¨ªderes de los pa¨ªses amigos. De los l¨ªderes de los pa¨ªses no tan amigos, con quienes Johnson ahora se ver¨¢ obligado a tratar, ha dicho que, por ejemplo, Vladimir Putin es ¡°un elfo¡± y ¡°un manipulador y despiadado tirano¡±. Recep Tayyit Erdogan, el presidente de Turqu¨ªa, fue descrito por Johnson en un poema que escribi¨® hace apenas dos meses como (no hay otra manera fiel de traducirlo) un pajero follacabras.
Con todo lo cual uno se pregunta, ?c¨®mo es posible que May, hija de un cura anglicano y con fama de ser una mujer sensata, se le ocurri¨® elegir al buf¨®n de la corte para un papel ministerial que por antigua tradici¨®n exige un m¨¢ximo de sutileza y sobriedad?
En parte la respuesta es que quiz¨¢ sea un equivocaci¨®n seguir pensando que el puesto de jefe de la Foreign Office es importante. La influencia global de Reino Unido ha disminuido en la ¨²ltima d¨¦cada tras los fiascos de Irak y Afganist¨¢n; ha disminuido a¨²n m¨¢s desde que los votantes brit¨¢nicos optaron por desanclar a su isla del gran buque europeo. Adem¨¢s, lo m¨¢s importante para Reino Unido en el terreno internacional hoy es negociar la salida de la UE, tarea que May ha encargado no a Johnson sino a dos otros ministros, hombres m¨¢s grises pero menos ofensivos.
?Ser¨¢ realmente que lo que May ha hecho es vengarse de Johnson, que dio su apoyo la semana pasada a la que parec¨ªa ser su principal rival al puesto de primera ministra, la manifiestamente odiosa Andrea Leadsom? Una raz¨®n para creerlo es que en la pr¨¢ctica Johnson ser¨¢ una especie de embajador itinerante que se ver¨¢ obligado a humillarse ante l¨ªderes extranjeros, pidi¨¦ndoles perd¨®n por sus ofensas; que tendr¨¢ que sentarse a o¨ªr interminables discursos en capitales extranjeras, sonre¨ªr y portarse bien en fiestas con gente que ¨¦l encontrar¨¢ tremendamente aburrida.
Pero quiz¨¢ haya otra raz¨®n de mayor calado por la que May nombr¨® Johnson a un puesto definido por una fuente gubernamental citada en el Times de Londres como ¡°ministro de c¨®cteles de diplom¨¢ticos¡±. Que lo quiere tener bajo control, domesticado y castrado. Que prefiere tenerlo ¡°dentro de la carpa meando hacia afuera que afuera meando hacia adentro¡±, como explic¨® el astuto presidente estadounidense Lyndon Johnson cuando nombr¨® a un enemigo como jefe del FBI.
La cuesti¨®n, en cualquier caso, ser¨¢ si dentro de no mucho tiempo Boris Johnson se arrepentir¨¢ de haber dicho que s¨ª a May. Entre otras cosas porque se puede suponer que en su nuevo cargo no podr¨¢ seguir escribiendo su columna semanal para el Telegraph. Entre los varios vicios conocidos de Johnson, uno es la taca?er¨ªa. El Telegraph le paga 300.000 euros al a?o por sus palabras. Como ministro de Relaciones Exteriores recibir¨¢ un sueldo de 172.000 euros. ?Cu¨¢nto tiempo soportar¨¢ ser m¨¢s serio y menos rico que nunca, o al menos desde que su colosal vanidad lo condujo a optar por la vida pol¨ªtica?
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