¡®Brexit¡¯, lecciones desde Albania
El pa¨ªs balc¨¢nico, inesperado invitado al debate brit¨¢nico sobre Europa, lucha por entrar en el club del que huye Reino Unido
Vista desde Tirana, la Uni¨®n Europea es un gran sitio. En las terrazas llenas de j¨®venes con gafas de sol, que fuman y charlan junto a sus tel¨¦fonos m¨®viles, suena a trabajo y sueldos altos. Para un jubilado que toma caf¨¦ esta ma?ana de verano, tiene la forma esponjosa de pensi¨®n suficiente para no tener que seguir trabajando despu¨¦s de haberse retirado. En las salas de reuniones de los ministerios, cobra la esf¨¦rica apariencia de las pompas de jab¨®n: es democracia, es lucha contra la corrupci¨®n, reformas, progreso. La UE conserva todo su brillo para los albaneses, que aspiran ¡ªcon un 90% de apoyo¡ª a unirse alg¨²n d¨ªa al club que acaba de abandonar Reino Unido. Mantienen el entusiasmo aunque los partidarios del Brexit hayan presentado la futura entrada de Albania y de otros pa¨ªses balc¨¢nicos en la Uni¨®n como una s¨®lida raz¨®n para salir corriendo de ella.
Con los diputados albaneses enzarzados desde hace meses en si aprueban o no la reforma para depurar el corrupto sistema judicial tal y como exige Bruselas, en Tirana caus¨® estupefacci¨®n que Michael Gove, ferviente promotor del Brexit, pusiera a Albania como modelo de relaci¨®n comercial con la UE. En abril, cuando a¨²n era titular de Justicia en el Gobierno de David Cameron, propuso cambiar el pleno acceso brit¨¢nico al mercado de 500 millones de consumidores por un acuerdo comercial como el que Albania tiene con la UE y que Tirana querr¨ªa estrechar a toda costa. A ojos de Edi Rama, el primer ministro alban¨¦s, el Brexit es ¡°el mayor da?o que se ha autoinfligido un pa¨ªs despu¨¦s de la Segunda Guerra Mundial¡±.
Rama, de 52 a?os, mide dos metros, viste zapatillas de deporte y traje sin corbata. Es un tipo directo y cercano. Durante una d¨¦cada altern¨® su perfil art¨ªstico ¡ªes pintor¡ª con su cargo de alcalde de Tirana. ?l tuvo la idea de iluminar con colores los grises bloques de pisos de la capital. A la entrada de su despacho, tiene una canasta de baloncesto, un deporte que practic¨® un tiempo. Las paredes est¨¢n forradas con las decenas de dibujos que a¨²n hace con rotulador. Lleva tres a?os al frente del Gobierno y tiene claro que el destino de Albania est¨¢ en la UE. ¡°Para nosotros es el ¨²nico camino para modernizarnos¡±. Cree que ¡°el mayor enemigo de la Uni¨®n es la inercia¡± y que su pa¨ªs necesita por lo menos 10 a?os para aplicar todas las reformas que requiere. La UE les asesora para redise?ar las instituciones y la Constituci¨®n, de la que tendr¨ªan que cambiar un tercio. Rama, socialista, respondi¨® a Gove en una tribuna en The Times. Le explic¨® las trabas que padecen para exportar, las normas que deben aceptar por estar fuera. Le replica que este no es un modelo para Reino Unido: ¡°H¨¢ganos caso, vivimos aqu¨ª¡±.
Ridi, de 20 a?os, est¨¢ haciendo tiempo en su pa¨ªs hasta que pueda volver a Hamburgo, donde trabaja como ayudante de cocina. Quiere ser un ¡°gran chef¡± all¨ª, afirma, pero por ahora solo puede pasar 90 d¨ªas en un periodo de 180 en Alemania, el l¨ªmite que tienen los albaneses para viajar a la UE sin visado, como turistas. ¡°Mi t¨ªo me consigui¨® el puesto. Es muy dif¨ªcil lograr los papeles¡±, dice. ¡°Ojal¨¢ entremos pronto en la UE para ir a trabajar con libertad¡±, comenta, aunque asegura: ¡°Yo nunca me ir¨ªa si ganara aqu¨ª 1.500 euros al mes¡±. Esa cantidad es cuatro veces el sueldo medio, de unos 380 euros.
Albania es uno de los pa¨ªses m¨¢s pobres de Europa. Un mill¨®n de personas ha tenido que emigrar desde la ca¨ªda del comunismo, en 1991. La vida nunca ha sido f¨¢cil para la mayor¨ªa de sus 2,8 millones de habitantes. Ajet, de 65 a?os, reparaba tanques hasta que en 2001 lo prejubilaron y tuvo que ponerse a trabajar de fontanero para sobrevivir. ¡°En el comunismo so?aba con salir al extranjero. Este era el pa¨ªs m¨¢s aislado del mundo. Mi familia viv¨ªa al otro lado de la frontera con Macedonia y no pod¨ªa ir a visitarlos. Ahora, con solo ense?ar el carnet, cruzo¡±, cuenta cerca de una de las terrazas que se amontonan en el barrio de El Bloque, lleno de m¨²sica, j¨®venes y energ¨ªa. Esta zona de mansiones coloridas y machacadas fue, durante d¨¦cadas, una zona prohibida para los albaneses: solo ten¨ªan acceso la c¨²pula comunista y sus familias, que ejerc¨ªan un poder despiadado y sofocante sobre la poblaci¨®n.
¡°Para nosotros, la UE es el ¨²nico camino para modernizarnos¡±, se?ala el primer ministro alban¨¦s
Hoy se celebra el final del Ramad¨¢n en un pa¨ªs donde cerca del 60% de la poblaci¨®n es musulmana. ¡°En mi pueblo, yo iba a la mezquita. Hasta que [el dictador Enver] Hoxha lo prohibi¨®. Est¨¢bamos obligados a acatar esas normas, no hab¨ªa otra soluci¨®n¡±, dice Ajet. Aunque ya no lo practica, est¨¢ orgulloso de la tolerancia religiosa del pa¨ªs, ¡°es un modelo en Europa¡±. Le gustar¨ªa cobrar una pensi¨®n como la de un italiano o un espa?ol: ¡°He o¨ªdo que llegan hasta los 1.000 euros¡±.
En Albania, se calcula que la econom¨ªa sumergida representa alrededor del 30% del PIB. Apenas existen infraestructuras. La corrupci¨®n ha colonizando los servicios p¨²blicos. En los negocios, lo habitual es ¡°dar sobornos a funcionarios a cambio de que no pongan multas¡±, dice un jefe de ventas de una empresa. En los hospitales y en la universidad tambi¨¦n es com¨²n pagar para ser atendido o para no suspender una asignatura. El propio ministro de Justicia reconoce, en una reuni¨®n con periodistas europeos en Tirana, que muchos jueces reciben mordidas, que casi nadie conf¨ªa en la Justicia y que la corrupci¨®n es un ¡°fen¨®meno end¨¦mico¡± en el pa¨ªs.
Lo m¨¢s b¨¢sico est¨¢ por construirse a¨²n: desde que las instituciones funcionen con cierta independencia, hasta algo tan familiar como llamar al 112 por una emergencia y que conteste alguien. En Tirana acaban de estrenar este servicio, un proyecto financiado por la UE que permite centralizar todas las llamadas. Antes perd¨ªan el 30% de los avisos. Ahora, todas las tardes los agentes recorren los barrios, casa por casa, para darlo a conocer. Al abrir la puerta, la gente se queda petrificada al ver a los polic¨ªas, que no tienen la mejor fama ¡ªpor la corrupci¨®n¡ª en el pa¨ªs. Est¨¢n mejorando su imagen.
Tirana est¨¢, d¨ªas antes de la final, plagada de pantallas gigantes de televisi¨®n para ver la Eurocopa. Por primera vez, el pa¨ªs ha visto jugar a su selecci¨®n y los aficionados no han ido con un equipo extranjero, sino con el suyo. El orgullo por ese logro y el optimismo de los albaneses hacia Europa ha coincido con el baj¨®n del Brexit. Varios altos cargos admiten en privado que han notado en Bruselas c¨®mo se enfr¨ªa el af¨¢n por ampliar la Uni¨®n. La sensaci¨®n que ten¨ªan los albaneses de ser los ¨²ltimos ¡ªen acabar con el comunismo, en ser pa¨ªs candidato¡ª, se resum¨ªa en una frase que se usaba hace tiempo: ¡°Albania entrar¨¢ en la UE cuando hayan salido todos¡±. Ahora apenas se dice, pero el pron¨®stico, aunque remoto, ha empezado a ser una posibilidad real.
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