El 23-F de Erdogan
Desde el pronunciamiento de 1980, los generales se hab¨ªan limitado a marcar el paso a los pol¨ªticos civiles
Cuando los turcos parec¨ªan haber enterrado la amenaza de los golpes de Estado con carros de combate en la calle, e incluso haber devuelto a los militares a los cuarteles para siempre, las im¨¢genes de los tanques en el aeropuerto Atat¨¹rk de Estambul y en los puentes sobre el B¨®sforo golpean como una maldici¨®n b¨ªblica a un pa¨ªs miembro de la OTAN y aspirante a integrarse en la Uni¨®n Europea.
Desde el pronunciamiento de 1980, el m¨¢s sangriento de las tres asonadas que vivi¨® Turqu¨ªa en menos de dos d¨¦cadas, los generales se hab¨ªan limitado a marcar el paso a los pol¨ªticos con simples ¨®rdenes, dando un pu?etazo encima de la mesa, como ocurri¨® para forzar la destituci¨®n en 1997 de Necmettin Erbakan, el primer jefe de Gobierno islamista en la historia de la Turqu¨ªa moderna, o con un simple edicto en la p¨¢gina web en la p¨¢gina web del Estado Mayor de la Fuerzas Armadas, diez a?os despu¨¦s.
Pero el llamado pronunciamiento electr¨®nico o e-golpe?de 2007 se estrell¨® entonces con la firmeza del Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP en sus siglas en turco), la formaci¨®n pol¨ªtica neoislamista fundada por Recep Tayyip Erdogan para acaparar cuatro mandatos con mayor¨ªa absoluta en las urnas a partir de 2002. El contundente peso de lo votos y la formidable fortaleza pol¨ªtica del AKP rechaz¨® la intentona antes y devolvi¨® a los gobernantes civiles la autonom¨ªa con la que no hab¨ªan contado m¨¢s que en apariencia desde la fundaci¨®n de la Rep¨²blica, en 1923, tras el hundimiento del Imperio Otomano en la I Guerra Mundial.
El Gobierno del AKP, apoyado por sectores islamistas infiltrados en la polic¨ªa y la Administraci¨®n de Justicia, acab¨® llevando a los tribunales a decenas de generales y almirantes y centenares de oficiales en varios macroprocesos contra las tramas golpistas e involucionistas en el seno del Ejercito. Precisamente cuando Erdogan se libr¨® de la tutela de la bota castrense y acuartel¨® a los mandes militares proclives a intervenir en la pol¨ªtica, el l¨ªder turco desvel¨® su aut¨¦ntica agenda oculta, que no era la imposici¨®n de la shar¨ªa, como se tem¨ªan los sectores laicos de la sociedad ¡ªha sido m¨¢s bien un conservadurismo religioso el modelo que ha finalmente emergido¡ª, sino un r¨¦gimen autoritario que desprecia a las minor¨ªas, a los disidentes o a los descontentos para aplastarlos con la hegemon¨ªa en las urnas.
Cuando se escriben estas l¨ªneas caben a¨²n dudas sobre si los tanques que han salido a las calles acabar¨¢n regresando a sus bases, como tuvo que ordenar finalmente el general Jaime Milans del Bosch en Valencia tras el golpe del 23-F o seguir¨¢n manteniendo sus ca?ones apuntados permanentemente y con consecuencias impredecibles hacia un gran pa¨ªs en crecimiento, que tanto ha evolucionado y progresado en las ¨²ltimas d¨¦cadas en busca de la modernidad y de completar su camino hacia su meta como puente entre Oriente y Occidente.
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