La comida ambulante toma Quito
El Ayuntamiento de la capital de Ecuador se afana en regular esta modalidad con defensores y detractores
La tendencia de llevar a la calle la comida de autor, gourmet y del mundo est¨¢ tomando Quito. Es habitual ver los food trucks ¡ªnombre en ingl¨¦s de las furgonetas de venta de comida¡ª por toda la ciudad. Se mueven de un lado a otro porque su actividad a¨²n no est¨¢ reglada y no siempre son bien acogidos por los vecinos en las ¨¢reas residenciales, ni por los restaurantes, que ven mermar su clientela, en las zonas comerciales. Pero los comensales los buscan, los rastrean a trav¨¦s de las redes sociales y van all¨ª donde est¨¦n. ¡°?D¨®nde est¨¢n hoy?¡±, escriben los comensales en las p¨¢ginas de Facebook de los food trucksy la respuesta es inmediata.
Los recuentos informales dan cuenta de 80 camiones de comida que tienen una amplia oferta gastron¨®mica a precios que oscilan entre los dos y los cinco d¨®lares, a diferencia de una cena en un restaurante con una oferta similar donde los platos no bajan de los ocho o 10 d¨®lares. El food truck m¨¢s famoso es el Inka Burguer, que lleva nueve meses en el mercado e incluy¨® en sus hamburguesas ingredientes como el queso azul y la cerveza. La fama tambi¨¦n le vino porque fue el primer cami¨®n decomisado por las autoridades del Ayuntamiento de Quito. Esto demostr¨® la necesidad de una normativa, algo en lo que trabaja la alcald¨ªa de la capital y que ser¨¢ un documento en firme a finales de julio, que entre otras cosas fijar¨¢ su ubicaci¨®n.
David Maldonado y Mario Hidalgo, gastr¨®nomos y due?os del Inka Burguer, defienden su negocio. A ra¨ªz de la paralizaci¨®n de su veh¨ªculo empezaron una campa?a en redes sociales con el hash tag?#DejenEmprender y tuvieron m¨¢s de 450.000 retuits. De ah¨ª surgi¨® la Asociaci¨®n Ecuatoriana de Food Trucks, que agrupa 12 camiones y remolques, que de momento tienen permiso para estacionarse en una zona de oficinas, despu¨¦s de la jornada laboral y hasta las 10 de la noche.
Para llegar a esta zona de los food trucks(a¨²n sin bautizar), que a¨²n no tiene nombre, la referencia es el parqueadero del Ministerio de Agricultura, que antes era una zona oscura y desolada. Ahora, cada viernes, hay un festival cultural y decenas de personas lo visitan a diario. ¡°Lo que hacemos tambi¨¦n genera una rehabilitaci¨®n del espacio¡±, dice Alegr¨ªa V¨¢sconez, que transform¨® una combi en el Sandwich Monkey que vende bocadillos con todo tipo de carnes y con productos manabitas.?
Otro grupo de camiones de comida se acogieron a la propuesta de tres quite?os que estudiaron en Madrid y regresaron con la idea de montar un espacio gastron¨®mico y cultural. As¨ª que alquilaron un terreno y montaron La Platea, como el famoso centro de ocio gastron¨®mico de Madrid. Pablo Alom¨ªa, uno de los emprendedores, dice que m¨¢s que un patio de comidas quieren ser vistos como ¡°un sitio de dise?o, arte y cultura¡±.
Sobre este terreno de 700 metros cuadrados hay 14 food trucks, pero solo unos pocos empezaron su andadura en la calle, como N¨®mada Foods o Pizza Rodante. El resto son emprendimientos nuevos que ofrecen desde comida libanesa hasta gin tonicsde sabores, y est¨¢n regulados como cualquier otro restaurante, de hecho su permiso de atenci¨®n se extiende hasta la medianoche y los precios son m¨¢s altos que los negocios que est¨¢n a pie de calle. Los comensales aqu¨ª pueden tomar asiento y mirar las exposiciones itinerantes que ofrecen, adem¨¢s de escuchar la m¨²sica en vivo que tienen a diario.
La comida ambulante en la ciudad tambi¨¦n se ha convertido en una fuente de trabajo y un dinamizador de la econom¨ªa. Los negocios consolidados como el Inka Burguer, que ya tiene dos camiones de comida y emplea a 30 personas, planean ampliar su plantilla. La adecuaci¨®n de los veh¨ªculos tambi¨¦n es una inversi¨®n y sobrepasa los 10.000 d¨®lares.
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