El sult¨¢n, la historia y los generales
La intentona militar pretend¨ªa defenestrar al dirigente que m¨¢s ha marcado con su impronta a la Turqu¨ªa moderna despu¨¦s de Atat¨¹rk
Su sue?o declarado siempre ha sido convertirse en el gobernante turco que durante m¨¢s tiempo ha estado al frente del poder. Aspira a superar incluso al padre de la Turqu¨ªa moderna, Mustaf¨¢ Kemal Atat¨¹rk, que presidi¨® el pa¨ªs durante 15 a?os a partir de su fundaci¨®n en 1923. Como primer ministro en 2003 y 2014, primero, y como presidente de la Rep¨²blica con plena autoridad de facto, Recep Tayyip Erdogan pretende seguir siendo el m¨¢ximo l¨ªder pol¨ªtico de los turcos al menos hasta 2023, cuando se conmemorar¨¢ el centenario de la Turqu¨ªa moderna. En la noche del viernes al s¨¢bado, rodeado de sus m¨¢s estrechos colaboradores en im¨¢genes en claroscuro, el jefe del Estado llamaba a resistir a los tanques y los helic¨®pteros de los sublevados, mientras sus destino en los libros de historia se sum¨ªa en la incertidumbre.
Nadie parec¨ªa esperar en Turqu¨ªa un golpe militar, sin caceroladas previas, ni marchas de la oposici¨®n, ni siquiera ruido de sable audible en los cuarteles. Tal vez tampoco Erdogan, un l¨ªder m¨¢s pragm¨¢tico que ideol¨®gico, que siempre ha pretendido anticiparse a los movimientos de sus rivales. "Tayyip solo cree en Al¨¢... pero no se f¨ªa ni de Dios", le confesaba hace a?os al embajador de Estados Unidos en Ankara un estrecho colaborador del primer ministro de Turqu¨ªa en un cable diplom¨¢tico desvelado por Wikileaks. Erdogan, se cri¨® en Estambul, en el barrio de Kashim Pahsa, donde hab¨ªa que pelear para sobrevivir en la calle. Hoy el estadio de f¨²tbol del distrito lleva su nombre. Quien sabe ahora si el nuevo gran aeropuerto internacional que se construye en la actualidad al nororeste de Estambul ser¨¢ bautizado en homenaje a su memoria.
Nacido en 1954 en Rice, a orillas del mar Negro, su familia pronto se traslad¨® a Estambul, donde el joven Tayyip fue jugador de f¨²tbol aficionado. La leyenda urbana que se forj¨® en torno a su ascenso al poder asegura de vend¨ªa "simit" (rosquillas con s¨¦samo por las callejuelas de su barrio), en la mejor tradici¨®n del hombre hecho a s¨ª mismo. Hijo de una familia de emigrantes sin demasiados recursos, estudi¨® en un imam hatip, o liceo cor¨¢nico, antes de graduarse en Econom¨ªa en la Universidad del M¨¢rmara. Sus detractores cuestionaban hace poco que pudiera pasar del ¡°seminario¡± a la facultad, lo que la leyes educativas de su ¨¦poca no autorizaban.
Militante del Partido del Bienestar de Necmettin Erbakan, el padre del islamismo pol¨ªtico en Turqu¨ªa, fue elegido alcalde de Estambul en 1994, donde aplic¨® un programa de reformas y modernizaci¨®n urbana y de lucha contra la corrupci¨®n. Pero su militancia islamista acab¨® entonces con su carrera pol¨ªtica. Erdogan fue encarcelado y condenado a inhabilitaci¨®n para ocupar cargos p¨²blicos por haber le¨ªdo un poema islamista que rezaba: "Nuestras bayonetas son los minaretes". El partido de Erbakan fue ilegalizado despu¨¦s del llamado golpe de Estado militar posmoderno (en el que los tanques no salieron a las calles) de 1997.
Pero el curtido pol¨ªtico de Kashim Pasha sobrevivi¨® tambi¨¦n al ostracismo, y tras moderar su mensaje, fund¨® el Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP), con el que ha gobernado hasta ahora como primer ministro y como presidente cuasi ejecutivo. Tras haber iniciado el proceso para la adhesi¨®n de su pa¨ªs a la Uni¨®n Europea, se empe?¨® en apartar a los militares, que protagonizaron cuatro golpes de Estado a partir de 1960, del poder civil.
Los mandatos de Erdogan se han caracterizado por la polarizaci¨®n de la sociedad turca, dividida entre sectores religiosos y laicos, que tuvo su m¨¢xima expresi¨®n en los disturbios protagonizados por miles de j¨®venes en el verano de 2013 que estallaron en el parque de Gezi de Estambul. Grupos como el que dirige el influyente im¨¢n Fetul¨¢ G¨¹len ¡ªexiliado en Estados Unidos al frente del equivalente a un Opus Dei Isl¨¢mico, le apoyaron en su ascensi¨®n al poder, antes de darle la espalda por su deriva autoritaria. Al enfrentrarse al mayor reto la pasada madrugada al mayor reto como l¨ªder pol¨ªtico, Erdogan no vacilaba en acusar al "Estado paralelo", como suelo calificar a los g¨¹lenistas, de estar detr¨¢s del pronunciamiento militar m¨¢s importante en Turqu¨ªa desde 1980.
Medio siglo se?alando el paso al poder civil
La Turqu¨ªa moderna nace de una insurrecci¨®n contra las potencias ocupantes que intentaban repartirse en 1918 las costas de Anatolia y los estrat¨¦gicos estrechos turcos. El general victorioso, Mustaf¨¢ Kemal, Atat¨¹rk, se hizo con el poder, y a su muerte lo leg¨® a su lugarteniente, Ismet Inonu. Los mandos militares se retiraron tras el tel¨®n, pero han seguido manejando los hilos del poder durante d¨¦cadas. En 1960 derribaron y enviaron a la horca al primer ministro Adnan Menderes; en 1970, bast¨® un simple manifiesto para que dimitiera el Gobierno, y en 1980 cientos de miles de pol¨ªticos, sindicalistas e intelectuales acabaron en la c¨¢rcel.
En 1997, el p¨ªo Necmettin Erbakan puso fin a toque de corneta a la primera experiencia de poder islamista. Y en mayo de 2007 el Estado Mayor intent¨® vetar la designaci¨®n de Abdul¨¢ G¨¹l como presidente. El entonces primer ministro, Recep Tayyip Erdogan, plant¨® cara a la bota castrense y convoc¨® elecciones anticipadas. El AKP barri¨® en las urnas y G¨¹l fue nombrado jefe de Estado. Los generales no han dejado de ceder privilegios desde entonces. La pasada madrugada tal vez hayan comprendido que su lugar est¨¢ en los cuarteles.
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