Turqu¨ªa: ?No al golpe!
A estas alturas del siglo XXI, es inconcebible que se pretenda atribuir a las Fuerzas Armadas ?un supuesto papel de garante de las libertades democr¨¢ticas
Las crisis pol¨ªticas se resuelven con respeto a la Constituci¨®n y a las reglas democr¨¢ticas, no con intervenciones militares. A las crisis pol¨ªticas hay que dar respuestas de la misma naturaleza.
Los militares tienen el privilegio del uso exclusivo de las armas para defender la soberan¨ªa. Ese privilegio supone tambi¨¦n una renuncia: su neutralidad en el libre juego de la pol¨ªtica y la aceptaci¨®n de su papel como Instituci¨®n sometida al poder civil que emana de las urnas.
No se pueden tener al mismo tiempo las armas y la palabra. El que quiera intervenir en pol¨ªtica tiene derecho a hacerlo, pero tiene que dejar las armas.
Vivimos una crisis de gobernanza de la democracia representativa. Con frecuencia vemos claros excesos del poder ejecutivo, invadiendo otros poderes del Estado como el Parlamento, o sometiendo al Poder Judicial, o limitando la libertad de prensa o persiguiendo la opini¨®n de los adversarios pol¨ªticos.
El equilibrio de poderes y las libertades b¨¢sicas se ponen en riesgo por el abuso de poder?. El voto de los ciudadanos se manipula en estas circunstancias y la democracia se deteriora. La igualdad de oportunidades entre distintas opciones pol¨ªticas se deteriora en favor del poder establecido.
Pero la Instituci¨®n armada tiene que quedar al margen de estos desaf¨ªos. Su neutralidad ante las diferentes opciones es la mejor garant¨ªa de su papel.
Siempre es condenable la interrupci¨®n de los procesos pol¨ªticos por el uso de la fuerza.
A estas alturas del siglo XXI, es inconcebible que se pretenda atribuir a las Fuerzas Armadas ?un supuesto papel de garante de las libertades democr¨¢ticas.
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