Entre manuales y recetas
Las redes ampl¨ªan las opciones del periodista, pero la informaci¨®n final siempre ser¨¢ presencial y nos aguarda en la calle
En estos tiempos de zozobra digital los j¨®venes periodistas del mundo de habla espa?ola parecen sentir una gran necesidad de encontrar respuestas, llave en mano, a sus problemas profesionales. Todo lo cual estar¨ªa muy bien si no resultara con alguna frecuencia un esfuerzo puramente nominativo, como si hubiera por ah¨ª un or¨¢culo de Delfos que pudiera resolver cuestiones que solo tiene sentido plantear en la pr¨¢ctica. Ortega llamaba terrorismo de los laboratorios a la fe con que en el siglo XIX se crey¨® en la Ciencia como soluci¨®n a todas las cuitas del ser humano, y con esas tribulaciones actuales pasa algo parecido.
La Red de ?tica de la FNPI de Cartagena, dirigida por el gran maestro Javier Dar¨ªo Restrepo, realiza una gran labor de desescombro de las dudas de sus corresponsales, y, al mismo tiempo, el tenor de preguntas y dificultades que formulan es todo un muestrario de lo que antecede.
El mundo period¨ªstico-digital es un laberinto en el que hay que saber entrar, plantear y resolver los interrogantes que sea menester, y a continuaci¨®n, saber salir
Son legi¨®n los que piden una f¨®rmula para resolver una ecuaci¨®n, despejar la inc¨®gnita narrativa del texto, sea cr¨®nica, reportaje o entrevista. Estamos ante un presunto racionalismo basado en la creencia de que a cada pregunta le corresponde una respuesta. Y las tentativas de respuesta afloran con la mejor buena voluntad en forma de c¨®digos, manuales, recetas. Los interrogantes son de lo m¨¢s variado: ?c¨®mo cubrir un desastre?; ?qu¨¦ ocurre si es una mujer la que cubra determinado acontecimiento?; ?es leg¨ªtimo publicar fotos de cad¨¢veres?; ?c¨®mo informar de un secuestro de manera que no perjudique al secuestrado o a sus familiares?; ?qu¨¦ hay que hacer si la fuente o el interesado quieren invitar a algo? Cuestiones que la Fundaci¨®n hace muy bien en airear porque revelan la naturaleza de las preocupaciones de la clase period¨ªstica, para suscitar, as¨ª, el debate entre los comunicantes y hallar la mejor respuesta. Y no es que yo est¨¦ en contra de la teorizaci¨®n ni de inevitables generalizaciones, sino que las respuestas solo pueden ser gen¨¦ricas a la manera de lo que dec¨ªa un gran periodista a cuyas ¨®rdenes trabaj¨¦: ¡°En caso de duda, haz periodismo¡±, o son tan numerosas y distintas como lo es cada caso. En periodismo, y yo me congratulo de que as¨ª sea, saber que tres por tres es igual a nueve es solo relativamente ¨²til porque puede que acaben siendo 10. Hay respuestas espec¨ªficas y respuestas gen¨¦ricas, pero nunca respuestas espec¨ªficas a preguntas gen¨¦ricas. No busquemos manuales de auto-ayuda porque no los hay.
Y en todo este embrollo juega un papel, ¡ªque no rol¡ª, la nov¨ªsima tecnolog¨ªa de lo digital. El conocimiento enciclop¨¦dico de cualquier cuesti¨®n que nos prestan las redes, la evidencia de que con su auxilio el texto m¨¢s sencillo y escueto puede convertirse en una vastedad comparable a la biblioteca de Alejandr¨ªa, es a la vez una fortuna y una asechanza. Un amigo dec¨ªa que el periodismo de investigaci¨®n consiste en un abanico lo mejor y m¨¢s amplio posible de contactos unido a un adecuado manejo del periodismo de datos. Las redes han venido a ensanchar las posibilidades narrativas de nuestra profesi¨®n, como en un citius, altius, fortius de ambiciones ol¨ªmpicas, y se adaptan especialmente bien a esa necesidad de encontrar c¨®digos y respuestas a nuestras dudas, al tiempo de que son por s¨ª mismas un semillero inacabable de temas y de sugerencias de temas. Esa es la gran fortuna. Pero existe igualmente un gran peligro. El mundo period¨ªstico-digital es un laberinto en el que hay que saber entrar, plantear y resolver los interrogantes que sea menester, y a continuaci¨®n, saber salir, porque la informaci¨®n final, la que dar¨¢ sentido y colof¨®n a nuestro trabajo, siempre ser¨¢ presencial y nos aguarda en la calle; por ello es importante que el profesional del periodismo no deje nunca de saber d¨®nde est¨¢ la puerta de salida; porque ese es un camino de ida y vuelta.
@MABastenier
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