La revoluci¨®n geopol¨ªtica de Trump

Donald Trump revienta l¨ªmites. All¨ª donde nadie se aventura ¡ªequiparar a los inmigrantes mexicanos con violadores, insultar a las mujeres, burlarse de un discapacitado f¨ªsico, menospreciar a un h¨¦roe de guerra¡­¡ª ¨¦l se lanza sin escudo ni red. Otro habr¨ªa arruinado varias veces su carrera. Trump le da la vuelta al argumento: su debilidad es su fuerza. ?l es el candidato que se atreve a decir lo que nadie m¨¢s dice y muchos piensan. Y as¨ª, paso a paso, avanza en su carrera a la Casa Blanca.

La ¨²ltima de Trump ¡ªlas declaraciones animando a Rusia a piratear los correos electr¨®nicos de su rival dem¨®crata, Hillary Clinton¡ª pone de nuevo a prueba los l¨ªmites de la nueva pol¨ªtica, American style. Pero ante todo pone a prueba los l¨ªmites del Partido Republicano, el partido de Richard Nixon y Ronald Reagan, que hicieron de la oposici¨®n a la Rusia sovi¨¦tica el pilar de su visi¨®n del mundo. El de los halcones y la ret¨®rica de la claridad moral.

Trump lo ha transformado. Ataca al ¨²ltimo presidente republicano, George W. Bush, por invadir Irak en 2003 que dej¨® desprotegido al pa¨ªs ante los atentados, una teor¨ªa cercana a las conspiraciones propagadas por uno de sus seguidores, el locutor Alex Jones, presente en la convenci¨®n republicana de Cleveland. Da a entender que con ¨¦l en la Casa Blanca, se retirar¨¢ de sus alianzas con los pa¨ªses asi¨¢ticos y europeos. El veto a la entrada de musulmanes ¡ªy ahora el veto a cualquier persona procedente de un pa¨ªs ¡°comprometido¡± con el terrorismo¡ª y la promesa de construir un muro en la frontera con M¨¦xico ponen en riesgo alianzas claves para EE UU.

La posible implicaci¨®n de Rusia en el robo y filtraci¨®n de miles de emails del Partido Dem¨®crata, supuestamente para favorecer la victoria de Trump ante Clinton, ensombreci¨® esta semana el inicio de la convenci¨®n dem¨®crata de Filadelfia. En una ir¨®nica inversi¨®n de los papeles, el republicano, jefe de un partido que en la Guerra Fr¨ªa usaba el peligro rojo contra los dem¨®cratas, se ve bajo sospecha por sus afinidades con la Rusia de Vlad¨ªmir Putin.

Un candidato tradicional se habr¨ªa distanciado de las filtraciones y las habr¨ªa criticado. Trump, no. Su respuesta ha sido la contraria: echar m¨¢s le?a e instar a una potencia rival a cometer un delito de pirateo inform¨¢tico para da?ar a una posible presidenta de EE UU. Trump sabe que para muchos republicanos el odio a Hillary Clinton es superior a lo que parecen viejas querellas de la Guerra Fr¨ªa.

Si Trump derrota a Clinton en noviembre, la pol¨ªtica exterior de la primera potencia mundial dar¨¢ un giro radical. Esto, en el caso de que haya que tomar sus palabras en serio. Porque circula la teor¨ªa de que en la Casa Blanca no podr¨¢ hacer lo que dice que va a hacer, y que de todas maneras no hay que confundir comentarios ligeros, propios de una conversaci¨®n de bar, con un programa pol¨ªtico. Si es as¨ª y no hay que tomarlas en serio, si el pr¨®ximo comandante en jefe gobierna mediante la improvisaci¨®n y la astracanada, las implicaciones de la revoluci¨®n Trump no ser¨¢n menores.