100 d¨ªas para parar a Trump
No ser¨¢ f¨¢cil, pero Clinton puede triunfar en la batalla entre la demagogia y la raz¨®n
La opci¨®n ya es binaria en la elecci¨®n presidencial contempor¨¢nea m¨¢s trascendental de la historia de Estados Unidos. La apuesta es endemoniada y de consecuencias imprevisibles para el orden internacional occidental. La indeseable victoria de Trump, vista hasta hace no mucho como un mal sue?o, ya es percibida como da?ina para la democracia y el mayor peligro que enfrenta la joven naci¨®n americana desde la guerra civil de 1861. No es una serpiente de verano.
Quedan 100 d¨ªas para que los estadounidenses detengan, o no, a Trump en las elecciones del 8 de noviembre. El magnate y Clinton librar¨¢n la batalla del miedo y la demagogia frente a la cordura y la raz¨®n pragm¨¢tica. Sabremos entonces si hay todav¨ªa m¨¢s raz¨®n que rabia en la sociedad norteamericana o si, por el contrario, la voz de los blancos furiosos a los que alimenta el populismo nacionalista de Trump suman m¨¢s que la Am¨¦rica diversa, centrada, representada por Clinton.
Hay que desempatar. Entre la visi¨®n catastrofista de EE UU que dibuja Trump, con la llegada de inmigrantes ¡°criminales y violadores¡± a trav¨¦s de la frontera sur, la p¨¦rdida de la identidad de la Am¨¦rica todav¨ªa mayoritariamente blanca, y el azote del terrorismo global ante un pa¨ªs inseguro, en declive, que no se hace respetar. Y la visi¨®n optimista de un pa¨ªs al que no hay que hacer grande porque ya lo es, imperfecto, con graves desigualdades, polarizado pol¨ªticamente, pero que cree en el nosotros, en su conformaci¨®n como mestizaje de minor¨ªas que comparten esperanzas. Este es el pa¨ªs que preconiza Hillary Clinton y que ha defendido Obama durante ocho a?os desde la Casa Blanca.
Trump es su caricatura, de la que no quiere ni puede desprenderse. Se ve como sheriff de Am¨¦rica, a la que impondr¨¢ la ley y el orden. ¡°Yo solo puedo arreglarlo¡±. No conoce la Constituci¨®n, que se construy¨® contra los salva patrias. Basa su discurso en falsedades: el pa¨ªs no es fr¨¢gil, no est¨¢ asustado, es m¨¢s seguro y est¨¢ mejor que hace ocho a?os.
Es un soci¨®pata, afirma su mejor bi¨®grafo. Admira a Putin, al que considera mejor l¨ªder que Obama, y desvergonzadamente le pide intervenir en la campa?a electoral. Trump sugiere que no defender¨ªa a los aliados de la OTAN si alguno es atacado por Rusia. Es partidario de un Estados Unidos aislacionista. Vende la caricatura de un mundo sin reglas, que ¨¦l, en cualquier caso, ser¨ªa capaz de saltarse. Est¨¢ haciendo a EE UU odiar de nuevo. No est¨¢ preparado, ni por su trayectoria anterior, ni temperamentalmente, para ser presidente.
Clinton pide que los votantes conf¨ªen en su profesionalidad, si no pueden hacerlo en su honestidad
Clinton no entusiasma, agota su presencia constante desde hace 25 a?os en la vida pol¨ªtica. Es dif¨ªcil apasionarse con su pragmatismo. Pero es la ¨²nica compuerta disponible para contener el peligro para la democracia que supondr¨ªa la llegada del multimillonario a la Casa Blanca. Es competente y mantendr¨¢ una visi¨®n multilateral en pol¨ªtica exterior. No enamora y no conseguir¨¢ el v¨ªnculo emocional que logr¨® Obama con la ciudadan¨ªa. Clinton pide que los votantes conf¨ªen en su profesionalidad, si no pueden hacerlo en su honestidad.
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