50 muertos y miles de heridos en Cachemira en protestas contra el Gobierno indio
La relativa calma de los ¨²ltimos a?os se ha disipado en la regi¨®n fronteriza entre India y Pakist¨¢n
La relativa calma que se hab¨ªa vivido en los ¨²ltimos a?os en Cachemira lleg¨® a su fin: en enfrentamientos en las ultimas semanas entre manifestantes y fuerzas de seguridad de India han muerto 50 personas y casi 6.000 han resultado heridas. La violencia se ha instalado, con mayor o menor intensidad, por m¨¢s de dos d¨¦cadas en la parte de Cachemira gobernada por India. La actual escalada de violencia estall¨® el pasado 8 de julio cuando las fuerzas de seguridad de ese pa¨ªs mataron a un popular militante de 21 a?os, Burhan Wani. El joven musulm¨¢n, de clase media y familia educada, pertenec¨ªa al grupo separatista Hizbul Mujahideen, clasificado como terrorista por Nueva Delhi. Aunque no se le atribuye ning¨²n atentado, era muy activo en las redes sociales y un s¨ªmbolo para los cachemires que buscan la independencia de India. Le llamaban el ¡°chico de p¨®ster¡±: no ten¨ªa miedo de mostrar su cara al posar con un AK47 en los id¨ªlicos paisajes de Cachemira, entre huertos de manzanas, r¨ªos y monta?as.
Burhan Wani se hab¨ªa unido a los militantes en 2010, a los 15 a?os. Seg¨²n reportan los medios locales se radicaliz¨® a ra¨ªz de un encuentro que le hizo sentir humillado: un grupo de polic¨ªas les mand¨® a comprar cigarros a ¨¦l y a su hermano, Khalid, y despu¨¦s los golpearon. A Khalid lo mataron las fuerzas de seguridad el a?o pasado.
La noticia de la muerte de Burhan Wani desat¨® una ola de ira descomunal. Miles y miles asistieron a su funeral (algunos medios hablan de hasta 200.000 personas). Los manifestantes lanzaron piedras a los puestos de control y las fuerzas de seguridad respondieron con gas lacrim¨®geno y balas. La mayor¨ªa de los muertos fueron en los d¨ªas siguientes, pero siguieron enfrentamientos intermitentes en los que han muerto 48 civiles, principalmente hombres j¨®venes musulmanes que no tienen miedo a enfrentarse a los militares.
Tambi¨¦n han muerto dos polic¨ªas: uno de ellos cuando una turba lo encerr¨® en un coche y lo avent¨® al r¨ªo, el otro, en el hospital a causa de las heridas. En esta ola de violencia se da un fen¨®meno nuevo: el uso de las pellet bullets (balas de salva a presi¨®n que revientan en pedacitos), que fueron implementadas en 2010 por las fuerzas de seguridad como armas no letales. Estas armas podr¨ªan haber cegado, al menos parcialmente, a 53 personas seg¨²n las cifras oficiales, y hasta el doble seg¨²n las no oficiales. Las redes sociales se vieron inundadas de im¨¢genes de j¨®venes y ni?os cuyos ojos fueron reventados y sus caras tapizadas por peque?os trozos de metralla. La reacci¨®n fue tal que el ministerio de Interior ha constituido un grupo de expertos para analizar medios alternativos al uso de esas armas.
Cachemira, con una geograf¨ªa de extremada belleza y recursos abundantes, al pie de los Himalaya, qued¨® marcada desde la independencia de Gran Breta?a y la partici¨®n de India y Pakist¨¢n. Est¨¢ en el medio de estos dos pa¨ªses, hermanos y rivales y potencias nucleares que se han disputado esta zona, con guerras de por medio. Los dos pa¨ªses reclaman la regi¨®n entera para s¨ª y la ONU estableci¨® una frontera temporal (donde ces¨® el fuego), que no ha sido respetada. En el valle, gobernado por India, de mayor¨ªa musulmana, hay algunos que quieren o se han resignado a quedarse con Nueva Delhi. Pero hay una parte que desea la independencia y otros que preferir¨ªan irse con Islamabad¡ª la capital de Pakist¨¢n¡ª. A principios de los 90 emergi¨® una insurgencia armada apoyada por el pa¨ªs isl¨¢mico y que ha sido reprimida por India. Las tensiones entre religiones han agravado m¨¢s el conflicto. La ¨²ltima gran ola de violencia sucedi¨® hace seis a?os, en 2010, cuando murieron m¨¢s de 110 personas en el lapso de dos meses.
Nueva Delhi mantiene una fuerte militarizaci¨®n, unos 400.000 efectivos seg¨²n cifras conservadoras, que est¨¢n protegidas por la inmunidad que les da una ley que se aplica en Cachemira y otras zonas de conflicto. Muchos casos de abusos, tortura, violaciones y muertes han sido documentados contra las fuerzas de seguridad, pero s¨®lo unos cuantos han sido procesados. Un informe de Amnist¨ªa Internacional de 2015 dice que ha registrado m¨¢s de 800 casos de tortura y muertes en la custodia del ej¨¦rcito y otras fuerzas de seguridad en los noventa, y cientos de otros casos de ejecuciones extrajudiciales y desapariciones forzadas entre 1989 y 2013. ¡°La investigaci¨®n de Amnist¨ªa Internacional a lo largo de los a?os ha descubierto repetidamente patrones de impunidad, incluyendo ¨®rdenes ilegales del Gobierno a la polic¨ªa para no registrar quejas de violaciones a los derechos humanos por parte de las fuerzas de seguridad¡±. Para los cachemires, esta ser¨ªa una parte de la raz¨®n de la masiva respuesta a la muerte de Burhan Wani. ¡°Lo ve¨ªan como un joven que hab¨ªa sido forzado a levantar las armas despu¨¦s de ser golpeado y humillado por las fuerzas de seguridad indias. Ve¨ªan en su rebeli¨®n un eco de sus propias frustraciones por la falla de la pol¨ªtica democr¨¢tica de resolver la disputa de Cachemira, porque est¨¢n cansados de la ocupaci¨®n [india]¡±, explica Basharat Peer, escritor y analista pol¨ªtico que est¨¢ a favor de la independencia.
Para los expertos en India no hay posibilidad de que ese pa¨ªs se plantee dejar ese territorio, que se considera parte integral del pa¨ªs. ¡°Cachemira es solo el frente de batalla, Pakist¨¢n no va a parar ah¨ª. Adem¨¢s, otros territorios pedir¨ªan dejar India y al final se acabar¨ªa el pa¨ªs. Para India esa no es una opci¨®n¡±, asegura Ajai Sahni, el director del Instituto para el Manejo de Conflictos. En su opini¨®n, los diferentes gobiernos locales y nacionales han fallado: no han sido capaces de establecer una correcta administraci¨®n que provea los servicios necesarios para que la gente viva con dignidad.
La reciente escalada de violencia ha perturbado la vida en el valle de Cachemira. En los ¨²ltimos 22 d¨ªas las calles han estado casi desiertas por el toque de queda y porque los independentistas han convocado huelgas. Por 3 d¨ªas se prohibi¨® la publicaci¨®n de diarios. Los servicios telef¨®nicos comienzan a reinstaurarse despu¨¦s de estar inactivos. El transporte p¨²blico no funciona por completo y los mercados grandes no est¨¢n abiertos. Las autoridades pidieron a los padres que empiecen a llevar a sus ni?os a la escuela, pero muy pocos se atreven. En los ¨²ltimos d¨ªas no ha habido muertes y el toque de queda se ha levantado en algunos lugares. La violencia comienza a ceder para una nueva etapa de relativa calma, que sin embargo, nadie cree que ser¨¢ definitiva.
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