Una genuina ¡®primavera musulmana¡¯
El avance hacia la modernizaci¨®n del principal partido islamista de T¨²nez es un hito que puede influir en los pa¨ªses del entorno
En plena crisis del pensamiento isl¨¢mico, la reciente transformaci¨®n de Ennahda, el mayor partido del Parlamento de T¨²nez, que pasa de ser una formaci¨®n islamista a una meramente pol¨ªtica, pretende enterrar un islam pol¨ªtico que ha encorsetado a las sociedades musulmanas durante el siglo XX, con versiones bastardas que a¨²n colean, como la que interpreta el Estado Isl¨¢mico, y resurrecciones inquietantes, como la que alienta Erdogan en Turqu¨ªa. La duda ahora es el grado de sinceridad que conlleva este hist¨®rico giro y si tendr¨¢ efecto en el resto de las sociedades musulmanas.
Separar la actividad pol¨ªtica de la predicaci¨®n religiosa supone un hito, una aut¨¦ntica revoluci¨®n, un gesto de modernidad y es tambi¨¦n una arriesgada apuesta. ¡°Es una evoluci¨®n, no una ruptura¡±, explica Rachid Ghannuchi, el carism¨¢tico l¨ªder de Ennahda. ¡°Lo que hacemos es transformarnos en un partido pol¨ªtico puro. Distinguiremos entre pol¨ªtica y religi¨®n; diferenciar entre lo sagrado y lo que se puede interpretar de forma independiente. Creemos que m¨¢s del 90% de los textos isl¨¢micos se puede interpretar¡±, aclara. Ennahda integra en la actualidad un Gobierno de coalici¨®n que lidera su principal adversario en las ¨²ltimas elecciones, el partido conservador y anti-islamista Nid¨¢ Tunis.
Influido por el pensamiento de los padres del islam pol¨ªtico ?¡ªel egipcio Hasan al Banna (fundador de los Hermanos Musulmanes) y el pakistan¨ª Abu Al¨¢ al Maududi¡ª Ghannuchi fund¨® en 1972 en T¨²nez un movimiento religioso y social de raigambre islamista. Tras licenciarse con brillantez en filosof¨ªa, viaj¨® a Damasco ¡ªdonde se empap¨® de las teor¨ªas de Sayed al Qutb, uno de los principales inspiradores del yihadismo actual¡ª y a Par¨ªs, donde entr¨® en contacto con la escuela ultraconservadora de origen indio Jamaa Tabligh wa Daawa, una de las organizaciones tradicionalistas panmusulmanas m¨¢s influyentes del siglo XX. Ambas experiencias, unidas al peculiar nacionalismo de su compa?ero de aventura, Abdel Fatah Mouro, dieron lugar a la Yamaa Islamiya tunecina ¡ªembri¨®n de Ennahda¡ª clave en el devenir del islamismo en el norte de ?frica.
Tanto Ghannuchi ?(ejecutor pol¨ªtico) como Mouro (autor intelectual) subrayan que la metamorfosis que acomete ahora Ennahda es fruto de la compleja evoluci¨®n de la sociedad tunecina desde que hace m¨¢s de un lustro eclosionaran las primaveras ¨¢rabes. Una transmutaci¨®n ¡°sopesada e irreversible¡± con la que pretenden responder a los desaf¨ªos econ¨®micos, sociales y de seguridad que a¨²n amenazan a la ¨²nica transici¨®n democr¨¢tica que sigue en marcha. Cinco a?os despu¨¦s de la ca¨ªda de la dictadura de Zine el Abidin Ben Al¨ª, la corrupci¨®n es todav¨ªa un mal sist¨¦mico. El desempleo ha crecido y las promesas de crecimiento y de modernizaci¨®n de las infraestructuras no se han cumplido, pese a que el Estado ha recibido m¨¢s de 7.000 millones de euros en ayudas y cr¨¦ditos internacionales desde 2011. La llamada econom¨ªa informal se ha disparado alcanzando un 53% del PIB y se ha multiplicado el n¨²mero de tunecinos deseosos de emigrar, ya sea de forma regular o irregular.
Separar la actividad pol¨ªtica de la predicaci¨®n religiosa supone una revoluci¨®n, pero es una apuesta arriesgada
A la situaci¨®n econ¨®mica se suma la desilusi¨®n frente a un proceso pol¨ªtico muy trabado. En 2014 se aprob¨® una de las Constituciones laicas m¨¢s avanzadas del mundo musulm¨¢n, pero la lucha por las libertades individuales y colectivas ha padecido un fuerte frenazo y, en algunos casos, un peligroso retroceso. Vuelven a aflorar casos de torturas en las c¨¢rceles, represi¨®n por motivos de opini¨®n y arrestos indiscriminados. En ocasiones, se debe a una err¨®nea ¡ªe interesada¡ª interpretaci¨®n de la lucha contra el yihadismo, otra de las lacras incubadas durante la tiran¨ªa que han resurgido. T¨²nez sufri¨® en 2015 tres graves atentados que hundieron una de sus principales industrias: el turismo. Adem¨¢s, seg¨²n datos de organismos independientes, cerca de 9.000 tunecinos se han incorporado en los ¨²ltimos a?os a grupos extremistas armados en Siria, Irak, Libia y el sur del pa¨ªs.
Anegado cualquier tipo de oposici¨®n, solo movimientos como Ennahda o los Hermanos Musulmanes lograron durante la pasada centuria capitalizar la frustraci¨®n que generaban las tiran¨ªas. Lo hicieron gracias a su interpretaci¨®n retrograda de la religi¨®n y a un poderoso eslogan: ¡°el islam es la soluci¨®n¡±. Al Banna argumentaba que el verdadero credo hab¨ªa sido pervertido por los dirigentes y pensadores posteriores y que la misi¨®n de todo creyente era recuperar su esp¨ªritu primigenio. Al igual que Al Maududi, predicaba que ejercer de musulm¨¢n consecuente significaba esforzarse para islamizar la vida, las instituciones y las estructuras pol¨ªticas en su conjunto. La shar¨ªa deb¨ªa ser la ¨²nica fuente de ley y el Cor¨¢n la ¨²nica Constituci¨®n. En respuesta a la represi¨®n de esta forma de islam pol¨ªtico, Sayed Al Qutb radicaliz¨® a¨²n m¨¢s el discurso en la d¨¦cada de los sesenta. El erudito egipcio concluy¨® que el esfuerzo islamizador ¡ªyihad¡ª no era una obligaci¨®n, sino un deber impuesto por los Gobiernos musulmanes, que hab¨ªan devenido en herejes y corruptos al importar de Occidente ¡°conceptos perversos como la separaci¨®n de la iglesia y el Estado¡±. Solo el Islam pr¨ªstino, reflexionaba Al Qutb, es capaz de enfrentarse a estos reg¨ªmenes blasfemos y al materialismo occidental.
Quienes defienden el tr¨¢nsito de Enhada de partido islamista a partido estrictamente pol¨ªtico recuerdan que la formaci¨®n acept¨® la nueva Constituci¨®n tunecina de 2014, que declaraba el Estado laico y no mencionaba la sharya como fuente de ley, algo excepcional en los pa¨ªses isl¨¢micos. Los que recelan subrayan que el movimiento islamista moderado lider¨® los tres a?os de Gobierno tripartito, en los que creci¨® el yihadismo, se agudiz¨® la crisis econ¨®mica y el proceso pol¨ªtico casi descarrila. Avanzado 2016, el nuevo partido es ya la principal fuerza en el Parlamento tunecino. No ha renunciado al islam ¡ªque queda en manos de fundaciones afines, pero sin v¨ªnculo estructural¡ª y ha barnizado su discurso con un esmalte nacionalista para atraer a los que no comulgan ni con la religi¨®n ni con la senda de una transici¨®n lenta y frustrante. Con vistas a las elecciones presidenciales de 2019, Ennhada se perfila como el partido hegem¨®nico en T¨²nez durante los pr¨®ximos diez a?os. Y Ghannuchi como la ¨²nica voz moderna y alternativa frente a la deriva islamista.
Javier Mart¨ªn es arabista, delegado de Efe en el norte de ?frica, autor de ensayos como Estado Isl¨¢mico. Geopol¨ªtica del caos y La casa de Saud.
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