El largo brazo de Erdogan en Alemania
Crece el temor a que la influencia del presidente turco en la di¨¢spora desestabilice el pa¨ªs germano
Alemania, el pa¨ªs que abri¨® las puertas a casi un mill¨®n de ciudadanos turcos que comenzaron a llegar al pa¨ªs, a partir de octubre de 1961, en calidad de gastarbeiter (trabajadores hu¨¦spedes) y que hoy alberga a la mayor di¨¢spora turca en el mundo, pas¨® a convertirse, seg¨²n la prensa oficialista turca, en uno de los peores enemigos de Ankara, a causa de una decisi¨®n adoptada por el Tribunal Constitucional alem¨¢n. La m¨¢s alta instancia jur¨ªdica del pa¨ªs prohibi¨® la difusi¨®n de un mensaje en directo del presidente Recep Tayyip Erdogan a sus compatriotas, que se reunieron el domingo pasado en Colonia para expresar su condena al intento de golpe de Estado y su solidaridad al mandatario turco.
La prohibici¨®n llev¨® al ministro de Asuntos Exteriores turco, Mevlut Cavusoglu, a llamar a consultas al encargado de negocios alem¨¢n para expresarle el disgusto y la protesta por la prohibici¨®n, que calific¨® como una ¡°verg¨¹enza para Alemania¡± La prensa turca aliada del r¨¦gimen, por su parte, recibi¨® ¨®rdenes de insultar a la canciller Angela Merkel a quien caricaturiz¨® como una copia femenina de Hitler y acus¨® a Alemania de ser el ¡°peor enemigo¡± de Turquia.
Ante los ataques, el Gobierno alem¨¢n opt¨® por la cautela, la canciller por el silencio y el ministerio de Asuntos exteriores alem¨¢n por la diplomacia. Pero nadie en el Ejecutivo alem¨¢n ha querido admitir p¨²blicamente una inquietud que comenz¨® a surgir a partir de la asonada militar fallida contra Erdogan, a causa del curso autoritario que ha tomado el gobierno turco y la poca disimulada influencia que est¨¢ ejerciendo entre la comunidad turca en Alemania, una di¨¢spora de tres millones de personas, la mitad de las cuales a¨²n conserva su pasaporte turco y puede participar en las elecciones de su pa¨ªs natal.
L¨ªderes de la comunidad turca, expertos alemanes y algunos pol¨ªticos de la oposici¨®n han expresado un temor que est¨¢ basado en una realidad que parec¨ªa no existir. ¡°No tenemos que permitir que el largo brazo de Erdogan influya en la pol¨ªtica interna de Alemania¡±, alert¨® el diputado de los Verdes, ?em Ozdemir, un pol¨ªtico que recibi¨® amenazas de muerte despu¨¦s de votar a favor de una resoluci¨®n aprobada en el Bundestag casi por unanimidad y que reconoci¨® como ¡°genocidio¡±, la masacre llevada a cabo por el ej¨¦rcito otomano contra la poblaci¨®n armenia a comienzos del siglo XX.
Las advertencias de Ozdemir, que tambi¨¦n detenta el cargo de copresidente del partido Los Verdes, no fueron gratuitas por una raz¨®n que parec¨ªa haber pasado inadvertida en el pa¨ªs, pero que cobr¨® una peligrosa vigencia despu¨¦s de la asonada golpista en Turqu¨ªa. A trav¨¦s de organizaciones pol¨ªticas y religiosas financiadas por el partido AKP y el Gobierno turco, el presidente Erdogan ha comenzado a envenenar la convivencia entre la comunidad turca y, al mismo tiempo, intenta ejercer una interesada influencia en la sociedad alemana.
Antes y despu¨¦s de la asonada golpista, algunas escuelas que patrocina en Alemania el movimiento Hizmet fundado por Fethullah G¨¹len, han sido atacadas y se han distribuido listas de restaurantes y locales de simpatizantes del cl¨¦rigo, a quien el r¨¦gimen turco ha denunciado como responsable intelectual del intento de golpe.
¡°Todas las personas que se expresan en forma cr¨ªtica de lo que est¨¢ pasando en Turqu¨ªa son acusados de traidores o enemigos del pa¨ªs¡±, dice Kazim Erdogan, un conocido l¨ªder de la comunidad turca de Berl¨ªn y que fue condecorado por el presidente de Alemania, Joachim Gauck, en premio a su trabajo de toda la vida en la capital alemana: favorecer la integraci¨®n de sus compatriotas. ¡°La gente, turcos y alemanes, tiene miedo y el presidente Erdogan tiene muchos medios y simpatizantes en Alemania y con ellos puede desestabilizar a Alemania¡±.
El temor de Kazim Erdogan tambi¨¦n es compartido por Susanne Schr?ter, directora del Centro de Investigaci¨®n de Islamismo Global de la Universidad de Fr¨¢ncfort. La investigadora dijo a El Pa¨ªs que el presidente turco est¨¢ intentando influir pol¨ªticamente en Alemania a trav¨¦s de dos organismos cercanos al r¨¦gimen, la organizaci¨®n Uni¨®n de Dem¨®cratas Turcos Europeos (UETB) y DETIB, la mayor organizaci¨®n de mezquitas en Alemania y cuyos imanes son financiados por el gobierno turco.
¡°Muchos ciudadanos turcos tienen miedo, porque el r¨¦gimen de Erdogan califica a toda la oposici¨®n a su gobierno como terroristas¡±, se?ala la investigadora. ¡°Hay muchas amenazas contra la oposici¨®n turca en Alemania y esto representa un gran problema para la seguridad interna de Alemania. El presidente Erdogan est¨¢ ejerciendo una importante influencia pol¨ªtica en Alemania y espero que nuestros organismos de seguridad est¨¦n alertas y protejan a la gente que se siente amenazada¡±.
El presidente de la Comunidad Turca de Alemania, G?kay Sofuoglu, a?ade otra idea sobre la influencia del presidente Erdogan en Alemania. El l¨ªder de la comunidad turca afirma que las relaciones germano-turcas atraviesan una din¨¢mica peligrosa y que el presidente Erdogan est¨¢ chantajeando a Berl¨ªn a causa del pacto de refugiados que negoci¨® la Uni¨®n Europea con Ankara. ¡°El ¨¦xito de ese pacto depende de la buena voluntad del Gobierno turco y Erdogan est¨¢ utilizando esa situaci¨®n a su favor y por eso tambi¨¦n su influencia es tan grande¡±, dice Sofuoglu.
Los intentos de chantaje del presidente turco han provocado un silencio de cementerio en la canciller¨ªa alemana. Merkel no ha querido responder a los ataques que ha recibido desde Turqu¨ªa y tampoco ha reaccionado a los intentos de Ankara de acabar con la convivencia pac¨ªfica que exist¨ªa en la comunidad turca.
¡°La canciller Merkel cometi¨® un error al negociar el pacto de refugiados con Turqu¨ªa. Es cierto que la llegada de refugiados disminuy¨® dr¨¢sticamente, pero Merkel evita criticar en voz alta lo que est¨¢ pasando en Turqu¨ªa, porque se siente dependiente de lo que pueda hacer el presidente Erdogan. Ella qued¨® atrapada con ese pacto¡±, dice Sussane Schr?ter.
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