El abogado espa?ol que encarril¨® a las FARC
Enrique Santiago pas¨® de ser un asesor de la guerrilla en aspectos t¨¦cnicos a uno de los pilares en el fin de las conversaciones
![Javier Lafuente](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/https%3A%2F%2Fs3.amazonaws.com%2Farc-authors%2Fprisa%2F3bfa7537-d1f9-43ba-99e1-efa988201450.jpg?auth=883db4b8c8dbd21f48252040f166b6e108952dc58fc925886792e90bc13b9721&width=100&height=100&smart=true)
![El asesor jur¨ªdico de las FARC en las negociaciones con el Gobierno colombiano, el espa?ol Enrique Santiago.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/TLZOBWH6Z5XMUQ4ORSTSXKTUW4.jpg?auth=18a131ff179abdb112fc25e7241ec4dc269f57ac2b6017ef5868929d9d86d8b3&width=414)
En un proceso de paz caracterizado por su opacidad, los silencios sobre lo pactado y la complejidad de lo suscrito, ha habido una voz que hablaba siempre a tumba abierta. El abogado espa?ol Enrique Santiago inici¨® las conversaciones como asesor jur¨ªdico de las FARC sin que su presencia tuviese mayor trascendencia, pero termin¨® por convertirse en una pilar fundamental en el ¨²ltimo a?o de negociaciones.
¡°La gallard¨ªa de Santiago y su apertura de miras han sido decisivas para que este acuerdo se haya podido lograr¡±, asegura Juan Carlos Henao, expresidente de la Corte Constitucional y uno de los elegidos por el presidente, Juan Manuel Santos, para asesorar al Gobierno durante la negociaci¨®n del acuerdo de justicia, la m¨¢s decisiva del proceso, en tanto las FARC lograron evitar pagar c¨¢rcel. Fue en el domicilio de Henao, en el norte de Bogot¨¢, entre hamacas, sof¨¢s desvencijados y papeles por cada uno de los rincones de la casa, donde se negoci¨® el 90% del punto de v¨ªctimas y de justicia; donde erigi¨® la figura de Santiago. La consecuci¨®n de ese acuerdo, con el primer apret¨®n de manos entre el presidente, Juan Manuel Santos y alias Timochenko, hizo que ya muchos pensaran que no hab¨ªa marcha atr¨¢s en las negociaciones. Despu¨¦s llegar¨ªan otros momentos especialmente delicados. La negociaci¨®n de la amnisit¨ªa ha sido una de las razones por las que el proceso se ha retrasado m¨¢s de la fecha inicial prevista del 23 de marzo. A los delitos de rebeli¨®n y sus conexos hab¨ªa que unir otros con los que el propio abogado no estaba de acuerdo.
Quienes desde el lado negociador se han medido con ¨¦l en estos cuatro a?os destacan del espa?ol su car¨¢cter dialogante y su capacidad de negociaciones, aunque tambi¨¦n hay quien critica, con cierta sorna, su ¡°tozudez espa?ola¡± a la hora de ceder en algunos aspectos. En los momentos m¨¢s cr¨ªticos de la negociaci¨®n, es cabezoner¨ªa y su intervenciones p¨²blicas provocaron duras cr¨ªticas por parte del equipo del Gobierno. Alguno de sus miembros lleg¨® a decir: "La historia lo juzgar¨¢". A¨²n as¨ª, una?persona de la m¨¢s absoluta confianza del presidente Juan Manuel Santos asegura que ¡°este proceso le debe mucho a Santiago¡±.
La relaci¨®n de Santiago con Colombia se remonta a principios de los a?os noventa, cuando viaj¨® al pa¨ªs, siendo militante de las juventudes comunistas, en apoyo al exterminio de la Uni¨®n Patri¨®tica. Desde Espa?a, a trav¨¦s de la Comisi¨®n Espa?ola de Ayuda al Refugiado (CEAR), de la que fue secretario general, colabor¨® en las peticiones de asilo de centenares de colombianos, entre ellos muchos familiares de miembros de las FARC. Su relaci¨®n y amistad con la exsenadora Piedad C¨®rdoba fue decisiva para su incorporaci¨®n al proceso de paz. Cuando la guerrilla inici¨® la frase exploratoria de las negociaciones, pidi¨® recomendaciones de posibles asesores. C¨®rdoba no dud¨® ni un momento. Aunque al principio la implicaci¨®n de Santiago no ten¨ªa mucha trascendencia, el ¨²ltimo a?o ha sido un miembro m¨¢s de la delegaci¨®n, con una casi total presencia en La Habana y un coste personal y familiar muy alto, seg¨²n los que le conocen
Santiago, militante comunista casi desde la cuna, como se vanagloria a celebrar siempre con voz carrasposa, entre cigarro y cigarro, es tambi¨¦n miembro de Izquierda Unida. De hecho, estuvo a punto de resultar elegido diputado por Madrid en las elecciones del pasado diciembre, en las que iba como n¨²mero tres de la formaci¨®n en la capital espa?ola. Aquella posibilidad no era vista con muy buenos ojos por sus asesorados: ¡°En el fondo, la ley electoral que tanto se critica en Espa?a quiz¨¢s no sea tan mala¡±, bromeaba un miembro del Secretariado de las FARC el pasado noviembre en La Habana: ¡°Necesitamos a Enrique con nosotros¡±.
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