El pueblo de Jack Daniel¡¯s en el que no se puede beber
Diecisiete Estados de EE UU tienen prohibiciones al consumo de alcohol, la mayor¨ªa en el sur
En el pueblo de Jack Daniel¡¯s no se puede tomar un whisky en un bar. Lynchburg (Tennessee) alberga la destiler¨ªa en que se elabora la bebida desde 1866. Todo en este pueblo en el sur de Estados Unidos gira alrededor del orgullo de ser la capital de Jack Daniel¡¯s, pero ir¨®nicamente est¨¢ ubicado en un condado parcialmente seco: ning¨²n establecimiento sirve alcohol, y en las tiendas solo se vende cerveza y vino. Hay una excepci¨®n: en la destiler¨ªa de Jack Daniel¡¯s se pueden comprar botellas especiales y probar peque?as dosis de whisky.
El bar m¨¢s cercano est¨¢ a 20 minutos en coche, en el pueblo de Fayetteville. En ese condado no hay prohibiciones. Shree Hill, la propietaria de Floyd¡¯s Place, dice entre risas que nunca ha pensado en que quiz¨¢ atrae clientes de Lynchburg. ¡°Creo que deber¨ªan poder beber, sobre todo porque producen su whisky¡±, dice en la barra de su bar, epicentro social del pueblo.
Los clientes explican que su rutina, al salir del trabajo, es ir a tomarse a una cerveza al bar a charlar con sus vecinos. No se imaginan qu¨¦ implicar¨ªa no poder hacerlo.
Lynchburg ¡ªrodeado de campos y situado en un condado con unos 6.000 habitantes¡ª no es una anomal¨ªa en un pa¨ªs obsesionado, parad¨®jicamente, en preservar las libertades individuales. Una veintena de los 95 condados de Tennessee son totalmente secos. Diecisiete de los cincuenta Estados de EE UU tienen alg¨²n tipo de prohibici¨®n al consumo de alcohol, sobre todo en el sur conservador. En algunos casos es completa y en otros solo afecta a los domingos.
Tennessee inici¨® su veto en 1910, diez a?os despu¨¦s de que lo hiciera el conjunto del pa¨ªs motivado sobre todo por el fundamentalismo religioso. Cuando se levant¨® la prohibici¨®n federal, en 1933, tras considerarse que hab¨ªa sido ineficaz, Tennessee opt¨® por que cada condado decidiera si permit¨ªa el consumo y la venta p¨²blica. Y as¨ª se mantiene.
Sloan Stewart, alcalde de Lynchburg y responsable del condado, defiende la prohibici¨®n. "Es bueno. Nos hace ¨²nicos. Tenemos la destiler¨ªa y somos un condado seco, es una situaci¨®n ¨²nica, tambi¨¦n como publicidad", dice en una entrevista.
Stewart , que lleva en el cargo desde 2009, declina valorar los motivos detr¨¢s de la prohibici¨®n ni las realidades de otros condados. "Es lo que dicen las leyes", se limita a se?alar. Explica que si hubiese una petici¨®n de cambio la someter¨ªa a un refer¨¦ndum, pero que no ha recibido ninguna y rechaza el argumento de que la prohibici¨®n limita a los ciudadanos. "Nunca he recibido una queja. Hay todo tipo de libertades aqu¨ª", alega.
Joshua, de 31 a?os, defiende en la puerta de la destiler¨ªa de Jack Daniel¡¯s que en Lynchburg no se pueda beber alcohol: ¡°Tiene todo el sentido al tener uno de los mayores distribuidores de whisky del mundo. La gente se aprovechar¨ªa¡±, esgrime. Asegura que no le molesta tener que conducir a otro condado para poder beber.
Lauren, de 42 a?os y que vive en un condado aleda?o, discrepa: ¡°Las ventas de alcohol son buenas para la econom¨ªa. Traen restaurantes y crecimiento a zonas en las que no ocurre mucho¡±, sostiene.?
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