El nuncio llega a M¨¦xico para imponer los designios del Papa a una Iglesia en llamas
El italiano Franco Coppola tendr¨¢ que decidir la jubilaci¨®n del ultraconservador cardenal Norberto Rivera
El Vaticano mueve ficha en M¨¦xico. El nuncio papal, el arzobispo italiano Franco Coppola, ha llegado al pa¨ªs para imponer los designios de Roma ante un episcopado enzarzado en un virulento conflicto contra el presidente Enrique Pe?a Nieto por su propuesta de avalar constitucionalmente los matrimonios homosexuales. Coppola, de 59 a?os, tendr¨¢ que v¨¦rselas con el ultraconservador primado de M¨¦xico, el cardenal Norberto Rivera, el m¨¢s poderoso vestigio de la era de Juan Pablo II y bajo cuyo liderazgo la jerarqu¨ªa local ha mantenido su estrecha vinculaci¨®n con el poder. Precisamente aquello a lo que Francisco pide poner fin.
Coppola es un producto cl¨¢sico de la escuela diplom¨¢tica vaticana, donde ha prestado sus servicios desde 1993. Es considerado un enviado eficaz y no se le conocen afinidades ideol¨®gicas. Pero sus ¨²ltimos destinos dejan entrever el giro que el Papa quiere dar a la Iglesia mexicana. Como nuncio ha pasado por Burundi, Chad y la Rep¨²blica Centroafricana. Sedes pobres y azotadas por la violencia extrema de los islamistas. Lugares donde la religi¨®n cat¨®lica vive en resistencia y volcada a sus fieles, sin apenas verticalidad. Y desde luego, sin zonas de confort con el poder. ¡°El Papa conoci¨® a Coppola en una visita a ?frica y congeniaron, es un nombramiento directo del Pont¨ªfice¡±, se?ala el soci¨®logo Bernardo Barranco.
Con estas credenciales, el nuncio tendr¨¢ que imponer la agenda papal y hacer que la jerarqu¨ªa, como pidi¨® el propio Francisco en su visita de febrero a M¨¦xico, salga de sus palacios y se vuelque en los problemas sociales. Uno de los mayores obst¨¢culos para este objetivo radica en el cardenal Rivera. Influyente y carism¨¢tico, el primado de M¨¦xico ha encabezado una dura ofensiva contra el presidente, que se agudiz¨® con el vac¨ªo de poder dejado por la salida del anterior nuncio Christophe Pierre (enviado a Estados Unidos). Sus soflamas, difundidas por la revista de su arquidi¨®cesis Desde la fe, han ido mucha m¨¢s all¨¢ del matrimonio homosexual y se han extendido venenosamente al conjunto de la pol¨ªtica de Pe?a Nieto.
Para hacer frente a este escollo, Coppola tiene una carta de oro. El cardenal Rivera ha de presentar su jubilaci¨®n el a?o pr¨®ximo. Es un tr¨¢mite que en algunos casos puede tardar a?os en cumplirse y donde el nuncio juega un papel decisivo. La rapidez con que se le acept¨¦ y, ante todo, el talante de su sustituto marcar¨¢n la pauta de su mandato.
Su antecesor, enviado a Estados Unidos tras siete a?os de estancia en M¨¦xico, mantuvo un perfil diluido, que s¨®lo gan¨® fuerza en los ¨²ltimos a?os con la llegada al pontificado de Francisco. Aunque lleg¨® a reprender a los prelados por su escasa capacidad pastoral, no logr¨® marcar los l¨ªmites a Rivera. Una debilidad que, de alg¨²n modo, muestra el poder que a¨²n guardan los ac¨®litos del legendario y denostado Girolamo Prigione (1921-2016).
Este nuncio, que gui¨® con mano de hierro al episcopado mexicano desde 1978 a 1997, form¨® parte de la diplomacia m¨¢s conservadora de Juan Pablo II. Fiel escudero del tenebroso secretario de Estado, Angelo Sodano, alent¨® los nombramientos de Rivera y del antiguo arzobispo de Guadalajara, Juan Sandoval, los l¨ªderes del ala m¨¢s conservadora del episcopado. Aunque el d¨²o Prigione-Sodano logr¨® ¨¦xitos indudables, como el reconocimiento jur¨ªdico de la Iglesia mexicana en 1991 y la reanudaci¨®n de relaciones diplom¨¢ticas al a?o siguiente, su mandato es recordado por muchos como una pesadilla por el fervoroso apoyo que le brindaron al fundador de los Legionarios de Cristo, el pederasta Marcial Maciel. ¡°Prigione fue un nuncio que se sinti¨® due?o absoluto de la Iglesia mexicana y le impuso un sesgo muy conservador. Fue nefasto¡±, indica Barranco.
El nuevo nuncio dif¨ªcilmente podr¨¢ alcanzar un dominio similar. Pero con el apoyo del Vaticano puede lograr un cambio en una Iglesia a la que el propio Papa ha reprochado su proximidad a ¡°los faraones¡± y su pasi¨®n por las disputas palaciegas. ¡°?Si tienen que pelearse, pel¨¦ense como hombres, a la cara!¡±, les lleg¨® a decir en la catedral de la Ciudad de M¨¦xico, sede del primado Rivera. ¡°No se necesitan pr¨ªncipes¡±, zanj¨®. Ahora es el turno del nuncio Coppola de hacer realidad estas palabras.
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