?Qui¨¦n se arrodill¨® en Colombia?
El domingo se celebra un plebiscito en el que los colombianos tendr¨¢n que votar a favor o en contra de un acuerdo de paz negociado a lo largo de cuatro a?os
?Qui¨¦n gan¨® las negociaciones de paz de Colombia, el Gobierno o las FARC, el sistema pol¨ªtico establecido o la guerrilla revolucionaria?
Es importante tener claridad en la respuesta, ya que el domingo se celebra un plebiscito en el que los colombianos tendr¨¢n que votar a favor o en contra de un acuerdo de paz negociado a lo largo de cuatro a?os, y firmado en una solemne ceremonia el lunes en Cartagena de Indias.
El presidente, Juan Manuel Santos, no se ha pronunciado, m¨¢s all¨¢ de declarar que toda Colombia ha salido ganando. ?lvaro Uribe, el l¨ªder de la campa?a por el no ¡ªes decir, para el s¨ª a la continuaci¨®n de una guerra que ha durado 52 a?os¡ª no tiene ninguna duda: el Gobierno de Santos se ha ¡°arrodillado¡± ante las FARC.
Cuesta mucho creer que los l¨ªderes de las FARC compartan esta opini¨®n, por m¨¢s que les gustara hacerlo. El aire pol¨ªtico que se respira en Colombia contiene una mezcla t¨®xica de exageraciones y mentiras, lo cual ha generado una tremenda confusi¨®n entre gran parte de la poblaci¨®n. Pero, tomando un poco de distancia, se pueden extraer cuatro verdades irrefutables del acuerdo que han suscrito el Gobierno colombiano y las FARC.
Una, que las FARC han acordado abandonar las armas, su principal instrumento de persuasi¨®n.
Dos, que el enemigo m¨¢s directo y letal de las FARC, el Ej¨¦rcito colombiano, se quedar¨¢ con todo su arsenal.
Tres, que las FARC renuncian a una guerra que ellos iniciaron sin conquistar su objetivo hist¨®rico de imponer el comunismo en Colombia.
Cuatro, que el sistema capitalista colombiano queda intacto.
Todo lo cual nos conduce a la gran verdad contenida en el coraz¨®n del acuerdo de paz: las FARC se han rendido.
No incondicionalmente, eso s¨ª. Si algo han logrado en las negociaciones llevadas a cabo en La Habana desde 2012 es evitar la total humillaci¨®n. Tendr¨¢n que confesar sus cr¨ªmenes ante sus v¨ªctimas, quiz¨¢ en algunos casos se someter¨¢n a una especie de exilio interno bajo la custodia del Ej¨¦rcito, pero no ir¨¢n a la c¨¢rcel. Por otro lado, podr¨¢n participar en elecciones al Congreso nacional.
Los uribistas piden que se vote no al acuerdo porque consideran que estas dos concesiones significan pagar un precio demasiado alto por la rendici¨®n de las FARC y el fin de la guerra. Dado que los guerrilleros jam¨¢s firmar¨ªan un acuerdo que no incluyera estas concesiones, est¨¢ claro que los l¨ªderes de la campa?a por el no est¨¢n en contra de cualquier tipo de negociaci¨®n con las FARC, lo que revela a su vez el miedo que les tienen. Como advierten una y otra vez Uribe y su gente, un s¨ª en el plebiscito significar¨ªa ¡°entregar el pa¨ªs a las FARC¡± y convertir Colombia al modelo ¡°castrochavista¡± de Venezuela.
Lo cual es manifiestamente irracional, ya que la enorme mayor¨ªa de los colombianos detestan a las FARC y nunca les dar¨ªan su voto. La verdad es que si gana el s¨ª en el plebiscito los futuros guerrilleros desmovilizados de las FARC tendr¨¢n mucha m¨¢s raz¨®n para sentir miedo que cualquier otro sector de la poblaci¨®n. No solo tendr¨¢n que convivir con la dolorosa realidad de que su antigua raz¨®n de ser ha quedado obsoleta, sino que sabr¨¢n que en adelante deber¨¢n encomendar su seguridad personal a la buena fe del mismo Ej¨¦rcito contra el que combatieron durante a?os.
Si gana el s¨ª y las FARC se incorporan a la vida civil, la mejor esperanza que tendr¨¢n de protecci¨®n residir¨¢, precisamente, en el compromiso un¨¢nime de sus viejos enemigos de la c¨²pula militar colombiana con el acuerdo de paz. Los generales saben mejor que nadie cu¨¢l es la respuesta correcta a la pregunta de qui¨¦n gan¨® las negociaciones, qui¨¦n gan¨® la guerra. Saben con certeza cient¨ªfica, basada en los hechos y no en el ruido y la furia de la confrontaci¨®n pol¨ªtica, que no fueron las FARC.
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