El ¡®s¨ª¡¯ de los independientes
La senadora Claudia L¨®pez representa a quienes han hecho campa?a lejos de la maquinaria del Gobierno
Claudia L¨®pez (Bogot¨¢, 1970) no sabe qu¨¦ es pasar un fin de semana en su casa desde hace cuatro meses. El 16 de mayo, Alianza Verde, el partido pol¨ªtico por el que es congresista, decidi¨® empezar a hacer campa?a a favor de los acuerdos con las FARC que no se hab¨ªan concluido en La Habana y de los que entonces todav¨ªa no hab¨ªa certidumbre de que se fueran a cerrar. Emprendieron un camino para acompa?ar lo que se estaba acordando con la guerrilla y al final, result¨® ser uno de los movimientos en la campa?a por el s¨ª que m¨¢s trabaj¨®.
L¨®pez, despu¨¦s de tantos d¨ªas sin parar de hablar del acuerdo, de hacer pedagog¨ªa, de debatir contra defensores del no al proceso de paz, tiene la garganta afectada, ya perdi¨® la cuenta de cu¨¢ntos vuelos tom¨® durante este tiempo y llora con facilidad cuando habla del pa¨ªs que descubri¨® en esta campa?a, la m¨¢s dif¨ªcil que le ha tocado desde que ten¨ªa 18 a?os y decidi¨® empezar a hacer pol¨ªtica. ¡°He llorado muchas veces durante estos meses. Lo he hecho conmovida al ver el dolor de gente afectada por esta guerra que no puede dar el paso hacia la reconciliaci¨®n, pero tambi¨¦n por las v¨ªctimas que habiendo vivido cosas terribles son capaces de dar ese paso y de invitar a que otras lo hagan¡±, dice.
A la senadora que no le dio miedo denunciar la llamada parapol¨ªtica, que abri¨® el doloroso cap¨ªtulo de v¨ªnculos de pol¨ªticos con fuerzas paramilitares, tampoco le ha temblado la voz para decir por qu¨¦ vale la pena votar s¨ª a los acuerdos con las FARC, pero siempre aclarando que su respaldo no significa que apoye la gesti¨®n como presidente de Juan Manuel Santos. ¡°El gobierno ha sido un lastre para la campa?a por el s¨ª, por eso hemos tenido que dejar claro que trabajamos por la paz, pero no coincidimos con este gobierno. Ha sido un esfuerzo muy grande convencer a la ciudadan¨ªa de que esta decisi¨®n no es sobre Santos, es sobre nosotros, es sobre nuestras vidas, tampoco es para que las FARC gobiernen, es para desarmarlas¡±, asegura.
No ha pasado un d¨ªa en que no hable de paz y cada vez se convence m¨¢s de que las secuelas de m¨¢s de 50 a?os de guerra son el dolor y el resentimiento, que han parecido estallar durante esta campa?a. ¡°Noto una incapacidad de salir del c¨ªrculo vicioso de las heridas que deja una guerra. Hay gente que no puede dar el paso, que prefiere decir que es mejor matar a las FARC a que hagan pol¨ªtica sin armas. Y cuanto m¨¢s veo eso, m¨¢s insisto en decir que es mejor parar la guerra ya porque entre m¨¢s dure, m¨¢s dolor va a quedar¡±.
L¨®pez confiesa que de no ser por las v¨ªctimas y los j¨®venes, que han liderado la campa?a por el s¨ª, no se hubiera logrado tanto. Lamenta que las fuerzas pol¨ªticas parecieron no estar preparadas para esta campa?a, en donde no hay candidatos ni d¨¢divas, ni promesas de cargos, ni clientelismo. A manera de an¨¦cdota cuenta que Iv¨¢n Duque, uno de los directores de la campa?a por el ¡®no¡¯, le dijo despu¨¦s de un debate que no volver¨ªa a participar en otra discusi¨®n si era con ella. La raz¨®n que le dio Duque era que ten¨ªan m¨¢s cosas en com¨²n que lo que parec¨ªa a simple vista. ¡°Y es verdad, podemos ver que si apartamos a las FARC del centro de la discusi¨®n, todos deseamos un pol¨ªtica m¨¢s transparente, acabar con la corrupci¨®n, tener un mejor pa¨ªs¡±, dice ella. Confiesa? que el reto despu¨¦s de que gane el plebiscito (est¨¢ segura de que el s¨ª va a imponerse) es consolidar y encontrar lo que une todas las voces para construir una Colombia con una democracia m¨¢s madura, como esa con la que lleva so?ando desde hace m¨¢s de 20 a?os, cuando particip¨® en el movimiento estudiantil de la S¨¦ptima papeleta, que desemboc¨® en la Asamblea Nacional Constituyente de 1991.
¡°Esta campa?a ha durado cuatro meses, pero en los ¨²ltimos 28 a?os he estado tratando de aportar para que acabe esta guerra. Era un momento en que este pa¨ªs ten¨ªa m¨¢s de 60.000 combatientes ilegales, 13 grupos armados entre guerrillas, milicias, carteles, paras. Yo era muy joven y no solt¨¦ la ¡®toalla¡¯, mucho menos lo voy a hacer ahora que tenemos un quinto de la tasa de homicidios que ten¨ªamos en ese entonces y que estamos tan cerca de que las FARC se desarmen. Nos cost¨® m¨¢s de lo que hubiera pensado, pero vivimos para contarlo¡±, dice ahora cuando tambi¨¦n asegura que lo m¨¢s dif¨ªcil de luchar por el s¨ª fue estar en una campa?a que se dividi¨® ¡°entre el miedo y la esperanza, entre el pasado y el futuro¡±.
El reto, a parir del pr¨®ximo 3 de octubre, dice L¨®pez es ¡°mantener la voluntad de construir ciudadan¨ªa y de reincorporar a 15 millones de colombianos que viven en la nada. Finalmente, por ellos es que votamos s¨ª. Tenemos que meterlos en nuestra alma, construir carreteras, darles educaci¨®n y opciones distintas de vida. No se trata de ganar el plebiscito, se trata de no olvidar el compromiso que tenemos con la Colombia que estuvo olvidada por tanto tiempo¡±.
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