Hungr¨ªa busca trabajadores extranjeros, pero blancos y cristianos

Es un esfuerzo m¨¢s para mantener la homogeneidad de la sociedad h¨²ngara. Un esp¨ªritu que Dorottya F., capataz en una empresa de limpieza de oficinas, comparte por completo. ¡°Para qu¨¦ vamos a contratar personas que sean diferentes a nosotros, que no sepamos de d¨®nde vienen y con los que no tenemos nada en com¨²n ni podemos entendernos¡±, dice resuelta la mujer, de 51 a?os. Tambi¨¦n en su empresa hac¨ªa falta personal, pero lo han cubierto con media docena de trabajadoras de la minor¨ªa magiar de Rumania y tres procedentes de Ucrania.

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La emigraci¨®n que sucedi¨® a la entrada de Hungr¨ªa en la UE, en 2004, cre¨® un gran agujero. Y se ha agrandado en los ¨²ltimos a?os: desde 2010, entre 350.000 y 500.000 personas ¡ªla mayor¨ªa j¨®venes¡ª han salido del pa¨ªs en busca de oportunidades laborales con un mejor salario que los 580 euros netos que se ganan, de media, en su pa¨ªs. Las regiones m¨¢s afectadas, explica el presidente de la Confederaci¨®n Empresarial h¨²ngara, son la central y Transdanubia, al oeste del Danubio. Pero en todo el pa¨ªs, que tiene menos de un 6% de desempleo (bajo, pero logrado mediante contrataciones obligatorias de personal en puestos con sueldo por debajo del m¨ªnimo, por ejemplo), hay en marcha programas de reclutamiento.

Hace un par de semanas, el ministro de Econom¨ªa h¨²ngaro, Mihaly Varga, reconoci¨® el problema laboral, pero reclam¨® que solo deber¨ªa permitirse que los extranjeros con similitudes ¡°culturales e hist¨®ricas¡± a los h¨²ngaros ocupasen esos puestos. Es el mensaje constante del Gobierno, que recalca que debe preservarse la ¡°identidad¡± y los ¡°valores cristianos¡± de Hungr¨ªa,?un pa¨ªs que objet¨® el sistema de acogida de refugiados acordado en la UE, y que no ha recibido a ninguno de los 1.200 asilados que le corresponden seg¨²n ese modelo (menos del 0,02% de su poblaci¨®n).

Varga no aclar¨® que similitudes. Puede que la veintena de trabajadores mexicanos que desembarc¨® hace unos meses en Sz¨¹gy para trabajar como t¨¦cnicos en una f¨¢brica de piezas para autom¨®viles las tuvieran. Pero en el pueblo de 1.300 habitantes cerca de Eslovaquia, se les acogi¨® con reticencias. Los vecinos pensaron que eran un grupo de refugiados y les evitaban. Desconfiaban de ellos porque no frecuentaban el bar. Y fueron sospechosos hasta que una joven del pueblo, que hablaba un poco de espa?ol, descubri¨® que eran mexicanos. La cosa cambi¨®, y la taberna local termin¨® incluso organizando varias veladas para ver la Copa de Am¨¦rica. Ahora a los mexicanos les ha sustituido un grupo de rusos de Tatarstan.

El ejemplo de los t¨¦cnicos latinoamericanos ilustra la percepci¨®n de los extranjeros en Hungr¨ªa, un pa¨ªs poco acostumbrada a la inmigraci¨®n: solo el 1,2% de su poblaci¨®n ha nacido fuera, y solo el 0,6% lo ha hecho fuera de la UE; uno de los porcentajes m¨¢s bajos del club comunitario. El pa¨ªs, adem¨¢s, no es atractivo para muchos extranjeros debido a sus bajos sueldos: el m¨ªnimo de una persona con secundaria, por ejemplo, no supera los 520 euros netos al mes. En parte debido a ello, programas como el emprendido el Gobierno h¨²ngaro para rescatar a j¨®venes que hab¨ªan migrado result¨® tal fracaso que tuvo que suspenderse. Tras gastar m¨¢s de 400.000 euros de dinero p¨²blico en la campa?a, las autoridades solo lograron emplear a 105 j¨®venes en un a?o. Ellos s¨ª cumpl¨ªan el requisito de la similitud hist¨®rica y cultural.