La paz ha muerto, viva la paz (La Loma, Bojay¨¢)
He aqu¨ª otra sociedad partida en dos: la mitad, cr¨¦alo o no, quiere que su presidente sea el maldiciente Donald Trump
Son las 7:31 a.m. del domingo del plebiscito: ¡°s¨ª¡± o ¡°no¡± a los acuerdos de paz firmados el lunes pasado con las Farc. Desde las seis de la ma?ana no ha parado de diluviar, y est¨¢ encapotado y pesimista el cielo de Bogot¨¢, como si se tratara de preguntarnos qu¨¦ tanto nos preocupa el pa¨ªs en guerra, qu¨¦ tanto nos preocupa el viacrucis de aquel municipio ¨CBojay¨¢, Choc¨®, resucitado por la tregua de este a?o¨C que el jueves 2 de mayo de 2002 perdi¨® a 119 personas en la peor de las masacres de la guerrilla m¨¢s vieja del mundo. Salimos a las 9:45 a.m. a votar: en orden de aparici¨®n aqu¨ª en Colombia, que ha sido siempre un enredo, una abuela de 68 a?os, un padre de 41, una madre de 36, un hijo de seis y una hija de un a?o y cuatro meses convencidos del ¡°s¨ª¡±. Cruzamos la ciudad de puesto de votaci¨®n en puesto de votaci¨®n. Tenemos luego un d¨ªa de familia. S¨ª nos parece raro el clima ¨Cno que diluvie en Bogot¨¢, no, sino que nadie se atreva a hablar del plebiscito ni en el supermercado ni en el restaurante ni en la calle¨C, pero s¨®lo entendemos nuestra desaz¨®n cuando el noveno bolet¨ªn de la Registradur¨ªa Nacional da la noticia de que a las 4:52 p.m. el ¡°no¡± ha empezado a ganarle al ¡°s¨ª¡± por unos cuantos votos: 40.000, 46.500, 53.000. El Sal¨®n Rojo del Hotel Tequendama, el lugar en donde los pol¨ªticos de siempre han celebrado sus victorias electoreras, se va desocupando porque los promotores del ¡°s¨ª¡± se declaran incapaces de celebrar: celebrar qu¨¦. En cambio cierta casa del expresidente Uribe en Rionegro, Antioquia, va llen¨¢ndose de otros pol¨ªticos de siempre ¨Csiquiera hay felices en Colombia¨C porque ha llegado la hora de reclamar el triunfo del ¡°no¡±: la paz ha muerto, viva la paz.
5:00 p.m.: dice la periodista Camila Zuluaga que los resultados demuestran ¡°lo desconectados que estamos los medios de la gente¡±. 5:05 p.m.: al WhatsApp me llega la sentencia que el periodista deportivo C¨¦sar Augusto Londo?o pronunci¨® en un noticiero el d¨ªa en que mataron al humorista Jaime Garz¨®n: ¡°y hasta aqu¨ª los deportes, pa¨ªs de mierda¡±. 5:45 p.m.: un actor que defiende el ¡°no¡± grita desencajado en la radio que ahora s¨ª habr¨¢ una paz verdadera. 6:47 p.m.: los peri¨®dicos del mundo no pueden creer lo que est¨¢n viendo. 7:00 p.m.: las Farc ¡°reiteran su intenci¨®n de usar solamente la palabra como arma de construcci¨®n hacia el futuro¡±. 7:05 p.m.: el Presidente Santos, rodeado por sus negociadores, declara: ¡°ma?ana mismo convocar¨¦ a todas las fuerzas pol¨ªticas, y en especial a las que se manifestaron por el ¡®no¡¯, para escucharlas¡±.
Pero el expresidente Uribe, el victorioso l¨ªder del ¡°no¡±, s¨®lo aparece hasta las 9:00 p.m. acompa?ado por sus tres precandidatos a la presidencia a decirnos ¡°queremos aportar a un gran pacto nacional¡±, pero tambi¨¦n de paso ¨Cno como el perseguido pol¨ªtico que dec¨ªa ser, sino como un reelegido en campa?a¨C a reivindicar las defensas de la derecha: la austeridad econ¨®mica, la familia tradicional, la propiedad que nadie estaba amenazando. Como si fuera a haber paz el d¨ªa en que todos seamos uribistas. Como si el resultado en Bojay¨¢, que acababa de recibir, en La Loma, la promesa de reparaci¨®n de las Farc, no hubiera sido 96% por el ¡°s¨ª¡± versus 4% por el ¡°no¡±. Como si el resultado en el pa¨ªs no hubiera sido 50,21% contra 49,78%, 6.431.376 de votos contra 6.377.482 apenas, sino un aplastante regreso al poder.
He aqu¨ª otra sociedad partida en dos: en otras, la mitad, cr¨¦alo uno o no, quiere que su presidente sea el maldiciente Donald Trump. Pero aqu¨ª todos, en mora de lograr que estar en desacuerdo no sea estar en guerra, estamos esperando desde aquella noche ¨Cminuto a minuto¨C que los l¨ªderes del ¡°no¡± le respondan a Bojay¨¢ ahora a d¨®nde vamos.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.