La Paz con el ELN
Una guerrilla distinta a las FARC que requiere un proceso a su medida
El 27 de octubre iniciar¨¢ la fase p¨²blica de conversaciones entre el gobierno de Colombia y el Ej¨¦rcito de Liberaci¨®n Nacional (ELN), con varias interrogantes en un dif¨ªcil momento. La negociaci¨®n estar¨¢ condicionada por los resultados del plebiscito y la ventaja que tuvo el ¡°No¡± al rechazar los acuerdos con las FARC.
?sta no es la primera vez que se pretende abrir un proceso con esta guerrilla. En marzo de este a?o, se dio un intento fallido congelado por cuenta de los secuestros del ELN. Ahora, el Gobierno espera la liberaci¨®n de dos personas, dentro de las cuales se encuentra el pol¨ªtico del Choc¨®, Od¨ªn S¨¢nchez. Sin acciones humanitarias claras por parte de este grupo insurgente, dif¨ªcilmente podr¨¢ comenzar el di¨¢logo abierto.
El Gobierno entiende que la paz con el ELN ha sido complicada, gaseosa y esquiva, pero es necesaria para terminar el conflicto armado.
El c¨¢lculo inicial era que los di¨¢logos comenzar¨¢n al mismo tiempo que la implementaci¨®n de los acuerdos con las FARC. Sin embargo, con los resultados del plebiscito y la divisi¨®n del pa¨ªs alrededor de los pactado en La Habana, hay incertidumbre sobre lo que ocurrir¨¢. Si la negociaci¨®n con este grupo ya era dif¨ªcil, bajo el contexto actual los desaf¨ªos se amplifican y se agravan.
El ELN sigue siendo relevante militarmente, pero ha sido relegado pol¨ªticamente
?Por qu¨¦ esta tan dif¨ªcil negociar con el ELN? Hay al menos cuatro asuntos claves para entender este proceso. El primero de ellos es que la agenda del ELN plantea temas relevantes para el pa¨ªs, pero que son intocables para el Gobierno. Los cambios que demanda esta guerrilla al modelo minero-energ¨¦tico, as¨ª como las reformas al actual modelo econ¨®mico, implican cruzar l¨ªneas rojas que el Ejecutivo traz¨® claramente con las FARC. Bajo estas condiciones, la negociaci¨®n deber¨¢ girar m¨¢s en torno a ajustes y transformaciones graduales.
El segundo asunto es que el ELN sigue siendo relevante militarmente, pero ha sido relegado pol¨ªticamente. Justamente, su accionar b¨¦lico ha buscado posicionar a esta guerrilla en una agenda que ha sido ocupada primordialmente por las FARC.
Sus posiciones como organizaci¨®n, expresadas en el V Congreso -m¨¢xima instancia de esta guerrilla, que fue llevado a cabo a finales de 2014- no han ayudado y han generando m¨¢s confusiones que claridades. El ELN argumenta que Colombia es el mismo de hace 50 a?os, sugiere que un proceso de paz ser¨¢ la oportunidad para examinar si dejan las armas o no y asegura ser representante de los nuevos destinos que necesita Colombia.
El ELN cuenta con una base social fuerte en sus territorios, al compararla con las FARC que tiene menos ox¨ªgeno pol¨ªtico para dialogar
Que esta guerrilla pueda avanzar en su agenda pol¨ªtica depender¨¢ en buena medida de que logre sintonizarse con los mensajes que el electorado dio en el reciente plebiscito, es decir, que ceda en muchas de sus aspiraciones, si quiere llegar a una discusi¨®n pol¨ªtica realista y factible, sobre lo cual hay dudas fundadas.
El tercer desaf¨ªo es que si bien el ELN cuenta con una base social fuerte en sus territorios, al compararla con las FARC que tiene menos ox¨ªgeno pol¨ªtico para dialogar con el Gobierno nacional y m¨¢rgenes de negociaci¨®n m¨¢s restringidos.
Seg¨²n lo acordado, para avanzar en las conversaciones con esta guerrilla se requiere de un proceso de participaci¨®n amplia que involucre directamente a la sociedad civil. El ELN entiende el proceso como una mesa de tres patas en donde los sectores sociales deben alcanzar un acuerdo con el gobierno para poner fin a los problemas estructurales. Esta propuesta no solo plantea cuestionamientos de forma -metodol¨®gicas- sino de fondo, en un momento en que el uso de mecanismos de democracia directa ha tra¨ªdo consigo una fuerte agenda de contrarreformas.
En un escenario de ¡°Pacto Nacional¡± o ¡°Asamblea Constituyente¡± ¨C dos opciones que se pusieron sobre la mesa para salir del embrollo resultante del plebiscito ¨C habr¨ªa una oportunidad para integrar de manera efectiva al ELN. Sin embargo, los intentos actuales de ajustes y precisiones al acuerdo de La Habana por parte del Gobierno y las FARC, est¨¢n lejos de abrir este camino. Todo parece indicar que el presidente Santos se la jugar¨¢ por sacar el acuerdo con las FARC adelante y navegar en medio de las tensiones pol¨ªticas.
A diferencia del de las FARC, que tuvo un margen de maniobra bastante amplio, de casi dos per¨ªodos presidenciales, esta guerrilla (ELN) no tendr¨¢ m¨¢s de dos a?os del actual Gobierno
El cuarto desaf¨ªo es que el proceso con el ELN necesita tiempo, pero debe mostrar resultado inmediatos. A diferencia del de las FARC, que tuvo un margen de maniobra bastante amplio, de casi dos per¨ªodos presidenciales, esta guerrilla no tendr¨¢ m¨¢s de dos a?os del actual Gobierno.
Es relevante tener en cuenta que el ELN es una guerrilla distinta a las FARC y requiere un proceso a su medida. La cuesti¨®n es que mientras que este grupo insurgente quiere abrir la participaci¨®n pol¨ªtica, tocar temas estructurales y dejar para despu¨¦s la discusi¨®n sobre la entrega de las armas, las condiciones actuales plantean un espacio estrecho, restringido y sin mucho chance para las trasformaciones. El proceso depender¨¢ en buena medida de que el ELN sepa acomodarse a las nuevas circunstancias, es decir, avanzar en los di¨¢logos a pesar de s¨ª mismos.
Juan Carlos Garz¨®n (@JCGarzonVergara), investigador asociado de la Fundaci¨®n Ideas para la Paz y Global Fellow del Woodrow Wilson Center.?
Eduardo ?lvarez Vanegas (@ealvarez80), coordinador del ?rea Din¨¢micas del Conflicto y Negociaciones de Paz de la Fundaci¨®n Ideas para la Paz.
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