Voluntarios contra el rastro de basura del Halloween ¡®low cost¡¯ de Tokio
La celebraci¨®n, ajena a la cultura japonesa, es una ocasi¨®n para disfrazarse y beber en la calle que autoridades y ciudadanos tratan de encauzar
El Halloween de Tokio es una fiesta adulta que se celebra durante el fin de semana previo a la fecha oficial y la principal preocupaci¨®n de las autoridades es la basura que dejan atr¨¢s los centenares de superh¨¦roes, zombis, personajes de videojuegos, de anime, y, este a?o, el inevitable Donald Trump.
El barrio de Shibuya suele ser tomado por escuadrones de polic¨ªas para regular el tr¨¢fico peatonal por el c¨¦lebre cruce de las pel¨ªculas Lost in Translation y Babel y evitar los selfies en zonas de paso del centro. Durante la Noche de Brujas, el lapso de los sem¨¢foros se recorta a la mitad para que quien se detenga un momento no tenga tiempo de llegar al otro lado. Pese a la vigilancia, un equipo de cinco disfrazados de sushi logr¨® burlar las normas y se tir¨® repetidas veces al suelo para quedar inmortalizados en fotos y v¨ªdeos.
La festividad es importada, no est¨¢ incorporada en el calendario oficial y estuvo considerada durante mucho tiempo un ¡°peligro p¨²blico¡± por las autoridades por incentivar el consumo del alcohol fuera de locales registrados. En algunos barrios de Tokio, los ni?os recorren calles previamente designadas donde familias voluntarias marcan sus casas con la t¨ªpica decoraci¨®n de las calabazas y aceptan regalar caramelos.
En los c¨¦ntricos barrios de Shibuya y Roppongi, los adultos visitan eventos y fiestas y brindan en la calle con aquellos que llevan los disfraces m¨¢s raros o con los que visten atuendos afines. Se ignoran las connotaciones religiosas y oscuras de la fiesta, pues los muertos japoneses se recuerdan en agosto con una celebraci¨®n alegre alejada de cualquier connotaci¨®n terror¨ªfica. Por otra parte, como pasa a la inversa, las im¨¢genes de horror importadas de occidente no dan miedo en Jap¨®n.
Siendo Tokio territorio cosplay, aquellos que se visten de personajes de anime nip¨®n caminan al lado de Dr¨¢cula, Superm¨¢n y Ultraman. La alcaldesa de Tokio, Yuriko Koike, apareci¨® en un evento disfrazada y advirti¨® ser muy consciente de la brecha generacional por ir ataviada de Zafiro, la protagonista del anime La Princesa Caballero, uno de los primeros dibujos animados nipones que utiliz¨® el color para su emisi¨®n en televisi¨®n a mediados del siglo pasado.
A diferencia de la Navidad y el d¨ªa de San Valent¨ªn, otras dos tradiciones extranjeras adoptadas en Jap¨®n para incentivar el consumo, Halloween es una fiesta que genera un comercio puntual y se asocia a disfraces baratos (muchas veces una m¨¢scara de pl¨¢stico combinada con un traje hecho en casa) y el consumo de bebidas.
El ambiente en general es seguro, salvo alguna ri?a de borrachos, pero las calles m¨¢s transitadas por los disfrazados quedan llenas de envoltorios, latas y botellas que preocupan a las autoridades de una ciudad que suele sorprender a los visitantes por sus calles impolutas y la puntual recogida de basuras. Pero siendo la higiene una parte intr¨ªnseca de la cultura nipona, decenas de voluntarios se ofrecen para limpiar armados de pinzas y bolsas de pl¨¢stico con imagen de calabaza provistas por los ayuntamientos.
El ritual de la limpieza empieza a las siete de la ma?ana y dura una hora incluyendo un cursillo en el que se ense?a a recolectar un solo tipo de basura (latas, botellas, colillas o papeles) y caminar en grupo para cubrir ¨¢reas con m¨¢s eficacia.
Justo cuando el metro matinal empieza a traer los primeros empleados de los comercios, las calles del barrio quedan como espejos y la Noche de Brujas queda como otra festividad extranjera m¨¢s que ha sido adoptada, transformada y domesticada por los japoneses.
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